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Diccionario escéptico

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A

ARDILLA: Roedor esciuromorfo de la familia Sciuridae. “En los tiempos antiguos, una ardilla podía cruzar la Península Ibérica saltando de árbol en árbol.” ¿Quién no conoce la frase? Es un clásico de los prólogos de guías de la naturaleza española, de los discursos de los políticos, de los ecologistas, de la conversación de café. A veces, la ardilla es un mono, lo que debería despertar ya suspicacias ¿De dónde sale la historia? Se suele decir que de Estrabón. Pero no está en Estrabón. No la menciona en el famoso —pero poco leído— libro III de su Geografía. No se sabe con certeza quién inventó esta leyenda urbana de una fuerza visual tan irresistible, pero su expansión puede quizás atribuirse al inolvidable Doctor Félix Rodríguez de la Fuente, que empezaba con ella el primer capítulo de su serie El Hombre y la Tierra —aunque de una manera diferente, imaginando un águila, no una ardilla ni un mono—. La frase es inventada y el hecho en sí dudoso. No hay razones para pensar que la superficie forestal de la Península Ibérica fuese en otras épocas mucho mayor, en conjunto, de lo que es ahora —lo que, por supuesto, no es una razón para destruir la que queda—. [Ref: Estrabón Geografía, Libros III-IV, 1998 Rodríguez de la Fuente, Felix “Prisioneros del Bosque”, El Hombre y la Tierra TVE, 1974]

C

CASTIDAD, CINTURÓN DE: “El de metal o cuero con cerradura que se usaba en la Edad Media cuando se quería impedir que una mujer tuviera relaciones sexuales”. O eso dice el diccionario. ¿Existió realmente? En la década de los 90 las pruebas científicas revelaron que todos los ejemplos de cinturón de castidad que se conservan en los museos, y que se creían medievales, fueron confeccionados en el siglo XIX. El aparente fraude afectaba a numerosas instituciones, incluidas algunas tan prestigiosas como el Nordiske Museet de Estocolmo, el Germanisches National Museum de Nuremberg, el Science Museum de Londres —donde hay tres— y, quizás, el más famoso de todos: el Musée National du Moyen Âge de París, donde se exhibían dos ejemplos de cinturón de castidad, uno de ellos considerado propiedad de Catalina de Medici —un clásico ejemplo de atribución de un objeto especial a una persona famosa sin base alguna—. Aunque no ha sido estudiado, también se sospecha que sería una falsificación el ejemplar que se exhibe en el Palacio Ducal de Venecia, y que se atribuye a Francesco di Carrara II (s. XIV). Surgió así la sospecha de que el cinturón de castidad podría ser una leyenda urbana, una fantasía erótica de la Era Victoriana de la que se aprovecharon los falsificadores. El asunto es un poco más complejo pero se puede decir con cierto grado de certidumbre que la creencia de que el cinturón de castidad se inventó en la Edad Media para proteger la virtud de las esposas e hijas de los caballeros que marchaban a las Cruzadas es falsa. No hay prueba alguna de que estos objetos existiesen en tiempos medievales. El término aparece en latín desde la Antigüedad —cingulum castitatis—, pero como concepto teológico, no como objeto real. De ahí pasó a la poesía de los siglos XV-XVI como un símbolo abstracto de fidelidad. Significativamente, no se da en la poesía erótica de esos siglos sino sobre todo en la religiosa y, a veces, en la amorosa. Las pocas ocasiones en que se menciona el objeto en sí es en tono de broma (Konrad Kyeser, 1405) o considerándolo un disparate (Brantôme, Voltaire). Lo mismo se puede decir de los dibujos y pinturas que lo representan. Al no haber sobrevivido ningún artefacto en concreto ni ningún testimonio directo de alguien que lo haya usado o siquiera visto, los historiadores tienden ahora a creer que también en estos siglos el cinturón de castidad era una fantasía literaria —aunque no se puede descartar completamente que existiese alguno, siempre de manera muy excepcional—. En todo caso, parece claro que nuestra imagen del cinturón de castidad es una invención de los escritores libertinos de finales del siglo XVIII y los únicos cinturones que existieron fueron los que —en número muy pequeño— se fabricaron en el siglo XIX para un propósito diferente: combatir la masturbación en los hombres. [Ref: Classen, Albrecht The Medieval Chastity Belt. A Myth-Making Process, 2007; Varga, Benedek [Ed.] The Secret Histories of Chastity Belts. Myth and Reality (catálogo), 2010]

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