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ABOGADO: John Gray llama la atención sobre el hecho de que en Estados Unidos se encuentran un tercio de todos los abogados que existen en el mundo [False Dawn. The Delusions of Global Capitalism. Granta, 1998]. Efectivamente, esto podría explicar la obsesión por la querella que caracteriza a ese país. Por otra parte, Estados Unidos puede considerarse una creación de los abogados. Mientras que, por ejemplo, en Francia sólo unos ocho de sus veinticuatro presidentes han sido abogados, en Estados Unidos eran abogados treinta y cinco de los cincuenta y cinco “padres fundadores” que proclamaron la independencia, y veinticinco de sus cuarenta y cuatro presidentes. Habría que indagar esta idea de que la mentalidad del abogado puede haber condicionado la manera en la que Estados Unidos se relaciona con el mundo, una mezcla de retórica y táctica.

ABSURDO: El surrealismo y el racionalismo han conspirado para darle un sentido equivocado al absurdo. A lo mejor Thomas Hobbes tenía razón cuando decía que el absurdo es en realidad un privilegio del ser humano, una de las pocas cosas que le diferencian de los animales.

ARDILLA: Roedor esciuromorfo de la familia Sciuridae. “En los tiempos antiguos, una ardilla podía cruzar la Península Ibérica saltando de árbol en árbol.” ¿Quién no conoce la frase? Es un clásico de los prólogos de guías de la naturaleza española, de los discursos de los políticos, de los ecologistas, de la conversación de café. A veces, la ardilla es un mono, lo que debería despertar ya suspicacias ¿De dónde sale la historia? Se suele decir que de Estrabón. Pero no está en Estrabón. No la menciona en el famoso —pero poco leído— libro III de su Geografía. No se sabe con certeza quién inventó esta leyenda urbana de una fuerza visual tan irresistible, pero su expansión puede quizás atribuirse al inolvidable Doctor Félix Rodríguez de la Fuente, que empezaba con ella el primer capítulo de su serie El Hombre y la Tierra —aunque de una manera diferente, imaginando un águila, no una ardilla ni un mono—. La frase es inventada y el hecho en sí dudoso. No hay razones para pensar que la superficie forestal de la Península Ibérica fuese en otras épocas mucho mayor, en conjunto, de lo que es ahora —lo que, por supuesto, no es una razón para destruir la que queda—. [Ref: Estrabón Geografía, Libros III-IV, 1998 Rodríguez de la Fuente, Felix “Prisioneros del Bosque”, El Hombre y la Tierra TVE, 1974]

ARQUEOLOGÍA: Se puede elegir este momento como el del nacimiento de la arqueología: en 1874 la cancillería alemana envía a los historiadores Johannes Sepp y Hans Prutz a Oriente. Su misión es traer de vuelta los restos del emperador Federico I Barbarroja, ahogado en el río Saleph durante las Cruzadas y supuestamente enterrado en la catedral de Tiro después de un intento fallido de repatriar su cuerpo macerado en vinagre. Sepp y Prutz, sin embargo, no encontraron nada. Esto no es lo sorprendente. Lo sorprendente es que reconocen que no han encontrado nada. Como dice Olaf B. Rader [Tumba y poder. Siruela, 2006] poco antes hubiese sido imposible no tener éxito. Cualquier conjunto de huesos hubiese servido.