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Veo todo en rojo y gualda

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Llevo varias semanas pensando en matar al presidente. 
Es una idea obsesiva, lo sé. 
Comenzó a engullir mi cabeza una noche, justo antes de dormir, no paraba de dar vueltas en la cama. 
Fuera de toda lógica, pensar eso me tranquilizó y dormí de un tirón hasta el día siguiente.

Empecé a usarlo como sistema somnífero.
Unos cuentan ovejas, yo planeo asesinatos. 

Casi siempre visualizo un mitin, me visto como uno más de sus votantes, me pongo guapo, pero claro, hay demasiada seguridad.
He de ganarme su confianza, así que acudo a la sede de su partido para afiliarme. 
Esto es un gran riesgo, porque vivo en una ciudad de provincias y no quiero quedar marcado para siempre como conservador por una simple maniobra para dormir. 
Ingreso en las juventudes del partido y poco a poco voy subiendo puestos de responsabilidad hasta situarme, casi sin darme cuenta, en la capital del reino. 
Cuando llego a estas alturas de la perversión suelen ser las once y cuarenta minutos
de la noche aproximadamente, es la hora cenit. 

Entonces me entran los nervios, en cualquier momento veré al presidente,
entreno mi estrechamiento de manos.

“Sí, señor presidente, encantado, gracias”.

Aparece otro problema, yo mido un metro setenta y el presidente metro noventa, además, mi musculatura deja bastante que desear. Hay días en los que este detalle me obliga a replantear todo el plan. 
Visualizo que al estrecharle la mano aparece un sistema gadget de mi manga con un puñal incorporado, el cual le atraviesa el estómago. 
Eso sucede en algunas ocasiones, en otras no me atrevo y simplemente le doy la mano. 
Él sonríe en todo momento, incluso cuando la herida es algo imparable. 

A partir de aquí la historia entra en demasiados recovecos, algunas veces me cazan, otras triunfo y salgo aclamado, en otras hay mezcla de géneros y colaboran fuerzas alienígenas...
Lo que está claro es que en todas las versiones acabo durmiendo profundamente.

Antonio Romeo

Antonio Romeo (Burgos 1984) realiza crónicas musicales para el Diario del Altoaragón y Rockdelux. Ha publicado varios libros de poesía y forma parte de la asociación cultural En Vez de Nada. Publicó dos discos con la banda musical Domador y mantiene un proyecto de arte sonoro junto a Justo Bagüeste, Astillero Monegros. Vive y trabaja en Huesca.