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Resaca en el Pilar
Copiloto y 'Los Puentes Hundidos'
Un consejo te daré: jamás prepares una entrevista. Mi prioridad número uno para el sábado era almorzar de forma tranquila con Copiloto, y aprovechando esa calma, acribillarle a preguntas sobre el panorama musical.
Hemos entrado en una era en la que es muy difícil diferenciar un disco de 2005 de uno de 2015, en cambio no tenemos tantos problemas de datación con discos de otras décadas, 1965 y 1975, 1985 y 1995, etc. Todo va tremendamente rápido, no hay pausa. Además, el final de la industria tal y como era conocida está dejando un panorama en el que ser músico pasa cada vez más por ser un hobby que una profesión, lo que deriva en que la gente se conforme con tener un grupo que suene a la manera de otros más conocidos, dejando a un lado ambiciones más creativas.
Estos datos, unidos con el punto del almuerzo, me habían llevado a redactar como titular previo “Los almuerzos son importantes”. Pero conforme iba llegando a Zaragoza fui recibiendo wasaps en los que el artista me informaba que había salido el día anterior, “un par de botellas de vino y algún cubata”, y que igual llegaba un poco más tarde a la cita.
Al encontrarme con él le pregunté si había desayunado y me contestó que no tenía mucho cuerpo para almorzar, así que en un alarde de creatividad, decidí, que como dos turistas, íbamos a dar vueltas durante un par de horas por la Plaza del Pilar mientras lo entrevistaba.
Un detalle que me ha hecho gracia: sacas tu cuarto disco a la venta el 14 de abril. Actualmente, tal y como está todo, da un poco igual cuando se haga un lanzamiento, pero, ¿hay alguna conexión entre el título del disco, Los puentes hundidos, y que se lance el día de la proclamación de la Segunda República? ¿Intentas hacer política de alguna forma?
Es una casualidad. De hecho, tenía que poner una fecha y normalmente los lanzamientos son los martes, dentro de poco serán los viernes, ya lo hacen así en Estados Unidos, no sé porqué se lleva ese sistema, pero es así, debe tener alguna vinculación comercial, de industria: hasta ahora siempre se lanzaban los martes y ahora están empezando los viernes. Y lo de la República, pues es casual, de hecho me enteré después de poner la fecha, me lo dijo Pablo Malatesta [bajista de su banda], no me había dado ni cuenta; también es el Real Madrid-Atlético, que para mucha gente también será una fecha importante.
Tus opiniones políticas están un tanto veladas, salvo en “Jornada de reflexión” que refleja un descontento político pero fuera de ideología, ¿qué opinas de la corriente actual tipo Fundación Robo que proclaman abiertamente una posición política en las canciones?
Me parece que cada uno puede hacer las cosas como quiera, se pueden manifestar políticamente. Creo que es un momento en el que políticamente se es más activo o tenemos más consciencia política. Tengo un amigo que es profesor de filosofía y me contaba que en la facultad de filosofía, en el departamento de política nunca había nadie y ahora está petao, por ejemplo. Es un momento convulso, en el que todo el mundo tiene más inquietud política , además todos estamos muy hartos y es una cosa que está muy a flor de piel. Yo respeto totalmente a los artistas que se significan políticamente pero no es mi rollo.
¿Tú no seguirías la corriente tan solo porque lo hacen todos? Si ahora tu círculo de amigos músicos empieza a tocar en mítines o apoyar a x candidatos, ¿tú no acabarías cayendo por la inercia de la mayoría?
De ninguna manera. Quiero pensar que no. Nunca me significaría con ningún partido político. Nunca saldría a tocar en un mitin político porque tengo la sensación de que tarde o temprano sería un chasco. No conozco ningún político que no me haya defraudado. Podría apoyar a uno u otro que me cayeran más o menos mejor pero estoy seguro que me iba a defraudar en un par de años y pensaría: qué coño hago tocando aquí y apoyando a este gacho. Y por eso no lo hago.
Llegados a este punto mi estómago se expande igual que un globo y entro en un ataque de hambre descomunal. Paro la grabación y recomiendo ir a alguno de los bares de la zona, es casi la hora de comer y llevamos cerca de una hora haciendo eses por El Pilar. Copiloto, que parece ligeramente recuperado, acepta, huimos del bullicio de la plaza y pasamos a la zona del tubo, con un par de tapas y una cerveza podemos continuar la entrevista.
He escuchado el disco y te tengo que decir que me gusta, pero considero que no entra a la primera escucha, otro handicap, aquí entraríamos en la falta de atención actual. Tú cuando escuchas una canción, en Youtube, en la radio, donde sea, ¿la llegas a escuchar entera? A mí a veces me supone un esfuerzo; Internet, entre otras miles de cosas, ha reventado nuestra capacidad de concentración.
A mí me gustan los discos de larga duración, con los que he crecido, en los que no era como decía Phil Spector: “Un single y nueve pedazos de mierda”, sino que todas las canciones tenían más o menos la misma importancia. Hubo una época en la cual te comprabas un disco y tenías ese disco durante un mes hasta que te podías comprar otro. Eso te obligaba a entrar en cada canción. Y el artista o el grupo se habían esforzado en que más o menos todas las canciones tuvieran la misma importancia, el mismo peso. Este disco es un homenaje a eso. Nadie aguanta un vídeo de tres minutos en Youtube, la gente necesita clicar y pasar, pero como a mí me apetecía, me da bastante igual lo que opine la gente, o lo que haga la gente. El disco está ahí. Al que le interese lo escuchará, y el que no pues lo pasará. Lo he hecho por mí, porque me apetecía.
¿Consideras que Copiloto eres tú o es un traje que te pones y te quitas cuando quieres? Me imagino que algo de Javier Almazán quedará atrás cuando haces un concierto. Quiero decir, ¿eso es sano? Igual es hasta liberador, ahora soy Javier, ahora soy Copiloto, pero me da la sensación de jaleo.
Es un rollo un poco esquizofrénico porque yo tengo una vida normal en la que soy Javier Almazán.
¿Pero tú ahora eres Copiloto o eres Javier Almazán?
Ahora soy Heisenberg (Risas). Me gusta diferenciarlo porque es como un escudo pero Copiloto soy yo por completo, lo que pasa que luego tienes una vida, que es con la que te ganas el pan y con la que representas una vida normal, en la que no puedes llamarte Copiloto.
Es un poco loco, ¿no?
Es totalmente esquizo, pero cuando empecé no me apetecía llamarme Javier Almazán, me sonaba muy cantautoril, aunque ahora parece que se lleva más ese rollo, pero tampoco me parecía un nombre que vendiera mucho, demasiadas silabas.
A Amaral les recuerdan mucho su gira con Bob Dylan, ¿te imaginas que a ti te recordaran por ser el tío que hizo una gira con Amaral? Y ya que los menciono, ¿no crees que, al menos en España, hay dos tipos de músicos? Los que pueden vivir de la música y los que no. ¿Por qué hay tanta diferencia entre esos dos grupos? ¿Por qué unos tienen un caché desorbitado y otros casi no se pueden pagar los cables de conexión?
Como los ricos y los pobres. Yo creo que lo mismo que ha pasado con la construcción, la burbuja, pues está pasando con el mundo de la música. Y sobre todo es una consecuencia de la crisis. No hay dinero. El dinero sale de la gente. El rollo de Spotify está muy bien pero hay que reformularlo y mientras, si la gente no va a los conciertos, la gente no compra discos, la gente no gasta su dinero en música, pues la industria deja de existir, salvo los grupos mainstream que facturan de otra manera y por otros medios, por ejemplo esponsorizando marcas de ropa o haciendo bandas sonoras o series de TV, porque ahora los músicos ya no solo son músicos, los grandes músicos también anuncian colonia y tienen una línea de ropa interior.
¿Y por qué a un grupo le cuesta tanto saber el caché de otro?
(Risas)
Vas a editar un producto casi anacrónico y sin embargo, imagino que lo vas a defender en las redes sociales. ¿Cómo vas a sobrellevar esa dualidad? En Twitter parece que si no haces gracia no eres nadie y sobre todo has de ser políticamente correcto, sino eres carne de cañón. Parece como que las reglas están muy marcadas en las redes sociales.
Mis contradicciones y yo. Las uso mucho porque me entretienen y porque en la parte de mi vida en la que soy Copiloto son necesarias. Como tú dices estoy vendiendo algo, estoy presentando algo que es Copiloto, que es un tío que hace canciones. Pero las redes sociales, aunque las uso mucho, he de reconocer que me cansan un poco, hay veces que me dan pereza porque yo soy más analógico que otra cosa. Estoy encantado de que mi adolescencia haya sido en la época en la que fue y no tenga fotos por ahí colgadas en Internet.
¿No crees que nos han vendido la idea de que las redes sociales son maravillosas y en realidad son un horror? Me dices que te resultan útiles para dar a conocer el producto, a mí me parece que nos han inoculado ese tipo de sensaciones. Antes un músico se dedicaba a componer y a tocar, ahora tiene también que ser el community manager, el road manager, técnico de sonido y no sé cuantas cosas más, y encima a eso le llaman emprendedor.
No soy muy hábil con estas herramientas y me dan pereza. Preferiría dedicarme a lo que considero que hago mejor, que es hacer canciones. Y luego tener un tío que me hiciese la promoción, otro que llevara mis cuentas millonarias (risas), y otro que tal, pero el signo de los tiempos es este.
El triunfo del capitalismo. El emprendedor absoluto.
Pues posiblemente. O el hombre del renacimiento. Tienes que aprender a hacerte tu vídeo, a hacerte tus fotos, a colgarlas, a modificar el perfil, a negociar los contratos... El trabajo que antes hacían diez ahora lo tienes que hacer tú.
Imagínate que esta semana o la que viene, por una jugada viral que tú no has preparado, te vuelves popular, ¿cómo reaccionarías a esa fama inesperada? Porque en cierta manera tus creaciones buscan el camino de la máxima gente posible…
¿Cuántos segundos duraría esa fama?, porque ahora va todo muy rápido. Uno ahora se vuelve popular durante una mañana y ya. No es lo que busco. Me gustaría que las canciones permaneciesen, nada más.
Para terminar y ya que estamos hablando de aspectos anacrónicos, el tema de los ídolos, sabes que ya nadie quiere ser músico, como mucho futbolista o youtuber, ¿tiene futuro la música?
Yo no soy el futuro de la música porque ya tengo una edad. Sinceramente no sé cuál es el futuro. Si se consigue que sea algo que genere unos ingresos económicos para poder dedicarte a ello... pues no lo sé, porque si no, tienes tu trabajo, que te lleva evidentemente tus horas, que es lo que te da de comer y luego tienes lo de la música. Y por supuesto, siempre llega un momento en el que si no hay ingresos económicos la gente se cansa, porque cumples años, aparecen otras prioridades en tu vida y es muy duro. El futuro no sé si va a ser este rollo, aceptar que no es una forma de ganarse la vida, sino que es para el que le guste hacer todo este trabajo aún sabiendo que no compensa.
Resaca en el Pilar
Un consejo te daré: jamás prepares una entrevista. Mi prioridad número uno para el sábado era almorzar de forma tranquila con Copiloto, y aprovechando esa calma, acribillarle a preguntas sobre el panorama musical.
Hemos entrado en una era en la que es muy difícil diferenciar un disco de 2005 de uno de 2015, en cambio no tenemos tantos problemas de datación con discos de otras décadas, 1965 y 1975, 1985 y 1995, etc. Todo va tremendamente rápido, no hay pausa. Además, el final de la industria tal y como era conocida está dejando un panorama en el que ser músico pasa cada vez más por ser un hobby que una profesión, lo que deriva en que la gente se conforme con tener un grupo que suene a la manera de otros más conocidos, dejando a un lado ambiciones más creativas.
Estos datos, unidos con el punto del almuerzo, me habían llevado a redactar como titular previo “Los almuerzos son importantes”. Pero conforme iba llegando a Zaragoza fui recibiendo wasaps en los que el artista me informaba que había salido el día anterior, “un par de botellas de vino y algún cubata”, y que igual llegaba un poco más tarde a la cita.
Al encontrarme con él le pregunté si había desayunado y me contestó que no tenía mucho cuerpo para almorzar, así que en un alarde de creatividad, decidí, que como dos turistas, íbamos a dar vueltas durante un par de horas por la Plaza del Pilar mientras lo entrevistaba.
Un detalle que me ha hecho gracia: sacas tu cuarto disco a la venta el 14 de abril. Actualmente, tal y como está todo, da un poco igual cuando se haga un lanzamiento, pero, ¿hay alguna conexión entre el título del disco, Los puentes hundidos, y que se lance el día de la proclamación de la Segunda República? ¿Intentas hacer política de alguna forma?
Es una casualidad. De hecho, tenía que poner una fecha y normalmente los lanzamientos son los martes, dentro de poco serán los viernes, ya lo hacen así en Estados Unidos, no sé porqué se lleva ese sistema, pero es así, debe tener alguna vinculación comercial, de industria: hasta ahora siempre se lanzaban los martes y ahora están empezando los viernes. Y lo de la República, pues es casual, de hecho me enteré después de poner la fecha, me lo dijo Pablo Malatesta [bajista de su banda], no me había dado ni cuenta; también es el Real Madrid-Atlético, que para mucha gente también será una fecha importante.
Tus opiniones políticas están un tanto veladas, salvo en “Jornada de reflexión” que refleja un descontento político pero fuera de ideología, ¿qué opinas de la corriente actual tipo Fundación Robo que proclaman abiertamente una posición política en las canciones?
Me parece que cada uno puede hacer las cosas como quiera, se pueden manifestar políticamente. Creo que es un momento en el que políticamente se es más activo o tenemos más consciencia política. Tengo un amigo que es profesor de filosofía y me contaba que en la facultad de filosofía, en el departamento de política nunca había nadie y ahora está petao, por ejemplo. Es un momento convulso, en el que todo el mundo tiene más inquietud política , además todos estamos muy hartos y es una cosa que está muy a flor de piel. Yo respeto totalmente a los artistas que se significan políticamente pero no es mi rollo.
¿Tú no seguirías la corriente tan solo porque lo hacen todos? Si ahora tu círculo de amigos músicos empieza a tocar en mítines o apoyar a x candidatos, ¿tú no acabarías cayendo por la inercia de la mayoría?
De ninguna manera. Quiero pensar que no. Nunca me significaría con ningún partido político. Nunca saldría a tocar en un mitin político porque tengo la sensación de que tarde o temprano sería un chasco. No conozco ningún político que no me haya defraudado. Podría apoyar a uno u otro que me cayeran más o menos mejor pero estoy seguro que me iba a defraudar en un par de años y pensaría: qué coño hago tocando aquí y apoyando a este gacho. Y por eso no lo hago.
Llegados a este punto mi estómago se expande igual que un globo y entro en un ataque de hambre descomunal. Paro la grabación y recomiendo ir a alguno de los bares de la zona, es casi la hora de comer y llevamos cerca de una hora haciendo eses por El Pilar. Copiloto, que parece ligeramente recuperado, acepta, huimos del bullicio de la plaza y pasamos a la zona del tubo, con un par de tapas y una cerveza podemos continuar la entrevista.
He escuchado el disco y te tengo que decir que me gusta, pero considero que no entra a la primera escucha, otro handicap, aquí entraríamos en la falta de atención actual. Tú cuando escuchas una canción, en Youtube, en la radio, donde sea, ¿la llegas a escuchar entera? A mí a veces me supone un esfuerzo; Internet, entre otras miles de cosas, ha reventado nuestra capacidad de concentración.
A mí me gustan los discos de larga duración, con los que he crecido, en los que no era como decía Phil Spector: “Un single y nueve pedazos de mierda”, sino que todas las canciones tenían más o menos la misma importancia. Hubo una época en la cual te comprabas un disco y tenías ese disco durante un mes hasta que te podías comprar otro. Eso te obligaba a entrar en cada canción. Y el artista o el grupo se habían esforzado en que más o menos todas las canciones tuvieran la misma importancia, el mismo peso. Este disco es un homenaje a eso. Nadie aguanta un vídeo de tres minutos en Youtube, la gente necesita clicar y pasar, pero como a mí me apetecía, me da bastante igual lo que opine la gente, o lo que haga la gente. El disco está ahí. Al que le interese lo escuchará, y el que no pues lo pasará. Lo he hecho por mí, porque me apetecía.
¿Consideras que Copiloto eres tú o es un traje que te pones y te quitas cuando quieres? Me imagino que algo de Javier Almazán quedará atrás cuando haces un concierto. Quiero decir, ¿eso es sano? Igual es hasta liberador, ahora soy Javier, ahora soy Copiloto, pero me da la sensación de jaleo.
Es un rollo un poco esquizofrénico porque yo tengo una vida normal en la que soy Javier Almazán.
¿Pero tú ahora eres Copiloto o eres Javier Almazán?
Ahora soy Heisenberg (Risas). Me gusta diferenciarlo porque es como un escudo pero Copiloto soy yo por completo, lo que pasa que luego tienes una vida, que es con la que te ganas el pan y con la que representas una vida normal, en la que no puedes llamarte Copiloto.
Es un poco loco, ¿no?
Es totalmente esquizo, pero cuando empecé no me apetecía llamarme Javier Almazán, me sonaba muy cantautoril, aunque ahora parece que se lleva más ese rollo, pero tampoco me parecía un nombre que vendiera mucho, demasiadas silabas.
A Amaral les recuerdan mucho su gira con Bob Dylan, ¿te imaginas que a ti te recordaran por ser el tío que hizo una gira con Amaral? Y ya que los menciono, ¿no crees que, al menos en España, hay dos tipos de músicos? Los que pueden vivir de la música y los que no. ¿Por qué hay tanta diferencia entre esos dos grupos? ¿Por qué unos tienen un caché desorbitado y otros casi no se pueden pagar los cables de conexión?
Como los ricos y los pobres. Yo creo que lo mismo que ha pasado con la construcción, la burbuja, pues está pasando con el mundo de la música. Y sobre todo es una consecuencia de la crisis. No hay dinero. El dinero sale de la gente. El rollo de Spotify está muy bien pero hay que reformularlo y mientras, si la gente no va a los conciertos, la gente no compra discos, la gente no gasta su dinero en música, pues la industria deja de existir, salvo los grupos mainstream que facturan de otra manera y por otros medios, por ejemplo esponsorizando marcas de ropa o haciendo bandas sonoras o series de TV, porque ahora los músicos ya no solo son músicos, los grandes músicos también anuncian colonia y tienen una línea de ropa interior.
¿Y por qué a un grupo le cuesta tanto saber el caché de otro?
(Risas)
Vas a editar un producto casi anacrónico y sin embargo, imagino que lo vas a defender en las redes sociales. ¿Cómo vas a sobrellevar esa dualidad? En Twitter parece que si no haces gracia no eres nadie y sobre todo has de ser políticamente correcto, sino eres carne de cañón. Parece como que las reglas están muy marcadas en las redes sociales.
Mis contradicciones y yo. Las uso mucho porque me entretienen y porque en la parte de mi vida en la que soy Copiloto son necesarias. Como tú dices estoy vendiendo algo, estoy presentando algo que es Copiloto, que es un tío que hace canciones. Pero las redes sociales, aunque las uso mucho, he de reconocer que me cansan un poco, hay veces que me dan pereza porque yo soy más analógico que otra cosa. Estoy encantado de que mi adolescencia haya sido en la época en la que fue y no tenga fotos por ahí colgadas en Internet.
¿No crees que nos han vendido la idea de que las redes sociales son maravillosas y en realidad son un horror? Me dices que te resultan útiles para dar a conocer el producto, a mí me parece que nos han inoculado ese tipo de sensaciones. Antes un músico se dedicaba a componer y a tocar, ahora tiene también que ser el community manager, el road manager, técnico de sonido y no sé cuantas cosas más, y encima a eso le llaman emprendedor.
No soy muy hábil con estas herramientas y me dan pereza. Preferiría dedicarme a lo que considero que hago mejor, que es hacer canciones. Y luego tener un tío que me hiciese la promoción, otro que llevara mis cuentas millonarias (risas), y otro que tal, pero el signo de los tiempos es este.
El triunfo del capitalismo. El emprendedor absoluto.
Pues posiblemente. O el hombre del renacimiento. Tienes que aprender a hacerte tu vídeo, a hacerte tus fotos, a colgarlas, a modificar el perfil, a negociar los contratos... El trabajo que antes hacían diez ahora lo tienes que hacer tú.
Imagínate que esta semana o la que viene, por una jugada viral que tú no has preparado, te vuelves popular, ¿cómo reaccionarías a esa fama inesperada? Porque en cierta manera tus creaciones buscan el camino de la máxima gente posible…
¿Cuántos segundos duraría esa fama?, porque ahora va todo muy rápido. Uno ahora se vuelve popular durante una mañana y ya. No es lo que busco. Me gustaría que las canciones permaneciesen, nada más.
Para terminar y ya que estamos hablando de aspectos anacrónicos, el tema de los ídolos, sabes que ya nadie quiere ser músico, como mucho futbolista o youtuber, ¿tiene futuro la música?
Yo no soy el futuro de la música porque ya tengo una edad. Sinceramente no sé cuál es el futuro. Si se consigue que sea algo que genere unos ingresos económicos para poder dedicarte a ello... pues no lo sé, porque si no, tienes tu trabajo, que te lleva evidentemente tus horas, que es lo que te da de comer y luego tienes lo de la música. Y por supuesto, siempre llega un momento en el que si no hay ingresos económicos la gente se cansa, porque cumples años, aparecen otras prioridades en tu vida y es muy duro. El futuro no sé si va a ser este rollo, aceptar que no es una forma de ganarse la vida, sino que es para el que le guste hacer todo este trabajo aún sabiendo que no compensa.