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Algunos piadosos políticos siguen a rajatabla los dictados del diablo

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Uno vive con cierta sensación de fragilidad cuando tantos hombres poderosos de la nación parecen comportarse como poseídos por el diablo. Como si una mampara frágil separase a la población, buena y boba por más que la pinchen, de las esferas donde el robo no es pecado y tampoco está mal vista la maniobra y la manipulación. Laicos como somos en nuestra mayor parte, y por lo tanto ignorantes de la sabiduría cristiana sobre el pecado, vivimos con esa sensación y tenemos vedado, por prejuicios, el acceso a las fuentes que lo explican todo.

Lo que uno descubre si va a las fuentes de la Iglesia es que Dios condenará a muchos de nuestros políticos, incluso a muchos de los que van a misa todas las semanas. Y los condenará porque siguen, muy claramente, los dictados del diablo.

No soy creyente pero me interesan Cristo y el demonio, que según Orígenes podrían ser dos caras de una moneda. Empecé a leer sobre el demonio por casualidad: robé un libro de Papini en un bar. Seguramente el diablo guiaba mi mano. Robar es un pecado capital, aunque visto lo que se roba en España ya se habrá disuelto hasta convertirse en un pecado capital de provincia.

El libro de Giovanni Papini sobre el diablo es una maravilla. Al ángel caído, se quejaba el autor italiano, lo desatendieron los teólogos hasta relegarlo a una posición más que secundaria. Aparece casi como un extra, plano en sus intenciones y con un origen simplificado. Pero hay suficientes textos entre los de los padres de la Iglesia como para reconstruir al personaje, y a esa tarea se dedicó Papini. ¿Por qué el diablo actúa así? ¿Por qué no podemos pararlo? ¿Debemos preocuparnos por quienes lo idolatran? ¿Cuál es realmente su poder? ¿Habrá perdón para él?

Para responder a esas preguntas, Papini parte de las genealogías teológicas y llega hasta los escritores románticos. Gracias al carácter minucioso y al rigor de Papini aparecen en el libro multitud de textos, citas y apreciaciones que comprenden todos los siglos de la religión católica, de manera que la lectura es mucho más que una introducción a la figura de Satanás. Más bien parece el informe de su psiquiatra.

Pero somos hombres de nuestro tiempo. El momento más asombroso de mi lectura llegó cuando Papini recogía las palabras de J. B. Ehrard (1766-1827). Este médico y filósofo seguidor de la corriente kantiana usó los pilares morales de Kant para determinar cómo sería la moral nacida del Mal Puro. Lo hizo con la teología en una mano y la filosofía en la otra, así que no se puede dudar de su rigor. Y obtuvo siete reglas de vida que derivarían de una moral negativa, auspiciada por los tratos diabólicos. Nos dijo, exactamente, cómo actuaría alguien dominado por Satanás. Y qué quieren que les diga... cuando lean ustedes las reglas, quizás le recuerden a alguien.

  1. No digas la verdad, pero que parezca que la dices. Porque si eres verdadero, los otros podrán confiar en ti; tú servirás a los demás y ellos no te servirán a ti.

  2. No reconozcas ninguna propiedad, pero afirma que la propiedad es sagrada e inviolable y aprópiate de todo. Si puedes poseer todo como tuyo sin que te lo disputen, todo dependerá de ti.

  3. Sírvete de la moralidad de los otros como de debilidad para conseguir tus fines.

  4. Instiga a todos al pecado mientras tú aparentas reconocer la moralidad como necesaria.

  5. No ames a nadie.

  6. Haz desgraciado a todo el que no quiera depender de ti.

  7. Sé plenamente coherente y no te arrepientas de nada. Lo que has resuelto una vez, hazlo sin vacilación, cualesquiera que sean las consecuencias. Así demuestras tu entera independencia y por la igualdad de tu proceder tomas la apariencia de hombre justo, lo que te proporcionará un buen medio para hacer a los otros hombres esclavos tuyos, antes de que se den cuenta. 

 

 Imágenes: viñeta del cómic Urani de David B. y Joann Sfar y portada de El Diablo de Giovanni Papini