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Bienvenidos a la vida en la reserva

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“[…] Yo no tengo nada, ni buenas noticias tengo
En los bolsillos llevo los blues de la reserva
Aquellos viejos, viejos blues de la reserva
Cuando no hay alternativa
¿Dirías que me queda alguna opción?

Cuando no hay alternativa
Ya no tienes nada que perder […]”.

SHERMAN ALEXIE, Reservation Blues (1995)

Vas por la autopista 70, camino de la reserva apache de San Carlos (Arizona), lo que en su día alguien bautizó, quedándose corto, como “Los 40 Acres del Infierno”, y antes de llegar a Peridot, a mano derecha, tomas el desvío de la carretera Moonbase que en cierto momento pasa, irónica e injuriosamente, a llamarse Hollywood Drive. Un inmenso basural en medio del desierto en el que no tardas en toparte con su particular Paseo de la Fama: apenas cinco caminos que no conducen a ninguna parte bautizados en memoria de los últimos guerreros chiricahua a los que de niño quisiste unirte en su guarida de Sierra Madre: Gerónimo, Cochise, Apache Kid… Es como si a alguna infame Cámara de Comercio se le hubiese ocurrido la ominosa idea de honrar a los apaches por su contribución a la industria del entretenimiento y ya de paso dar fe de que el cine, en efecto, consiguió ingerir y defecar la historia y el orgullo de la antigua Nación Ndhe (“El Pueblo”).

Una vez allí te asalta el “blues de la reserva”. Tú también procedes de un lugar desolado y has venido hasta aquí esperando hallar una respuesta (un arco y unas flechas). Tu país te ha desahuciado y no puedes evitar odiar a los malnacidos que han convertido el mundo en un estercolero: escasez de recursos, migraciones forzosas, pobreza masiva, envejecimiento, paro, desaparición progresiva de derechos y privilegios. Ya ni educación gratuita, ni asistencia sanitaria, ni pensiones dignas, los viejos tótems que erigieron en su lucha los antepasados. Y te imaginas a Gerónimo sonriendo desde su tumba, diciéndote: “Bienvenidos a la vida de la reserva”.

Pero ya de regreso en casa (esa casa que no sabes cuánto tiempo vas a poder seguir pagando...) lees ese artículo sobre Douglas Miles, el artista de la tribu Pima fundador del Apache Skate Team y quieres conservar la imagen de esos bellos rostros. Un nuevo orgullo está naciendo en la reserva. Los jóvenes han encontrado un nexo entre el skateboarding y la tradición del guerrero apache: concentración, resistencia, habilidad para soportar el dolor... También lees en el Indian Country Today que en la reserva de Fort Belknap (Montana), el pasado 22 de agosto, soltaron 34 ejemplares de bisonte americano...

Entonces te viene a la cabeza la frase del viejo Nana, jefe de los apaches mimbreños: "Mientras haya un apache con vida habrá esperanza".

Y vuelves a identificar siluetas de apaches recortándose en el horizonte.