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Salas de estar
¿Que hace a las salas de estar de hoy tan diferentes, tan atractivas?
Múltiples modelos de salas de estar conviven en nuestro presente globalizado. Miremos donde miremos, sea cual sea el contexto geográfico, raramente encontramos salas de estar que representen una visión innovadora, pesa siempre más la herencia del pasado, como si el hogar no fuera un territorio propicio para la cultura emergente. En este recorrido por la historia y el presente, entendemos la sala de estar como ese espacio significativo que responde a un conjunto de visiones, conmutaciones y tensiones, a una ideología y a un posicionamiento ético y estético más o menos premeditado.
Las salas de estar en la Historia
Si nos vamos a los orígenes de la sala de estar encontraremos algunas claves de los aspectos característicos que conforman el imaginario colectivo de esta estancia vital. La sala de estar nace en el siglo XVIII con el ascenso de la burguesía que persigue imitar la forma de vida de la nobleza y de las clases privilegiadas. La incipiente “democratización” política y social de la naciente sociedad contemporánea también introducirá el “derecho a disfrutar de la Belleza”, la noción de “buen gusto” y el “derecho al ocio y al descanso”. La sala de estar triunfa en el siglo XIX como habitación imprescindible en la mayoría de las casas e, incluso, en los pequeños apartamentos, convirtiéndose en espacio preeminente de representación y de celebración social: visitas, celebraciones, velatorios, etc. La falta de esta habitación, que hasta entonces había sido habitual para la mayoría de la población europea, se convierte en señal de precariedad y de pobreza.
En las imágenes que acompañan esta revisión se reflejan los diferentes usos que podía tener la sala de estar en su vertiente más humanizada: un espacio de convivencia familiar para charlar, leer, comer, jugar, tocar y escuchar música, descansar. Un espacio que aglutina funciones que en las grandes mansiones tenían sus propias habitaciones diferenciadas (comedor, biblioteca, despacho, boudoir, sala de fumar, etc.). Un espacio de intersección en el que se aúnan los ámbitos anteriormente separados de lo masculino y lo femenino. Y también un espacio museo donde hay lugar para el homenaje a los familiares fallecidos, como se puede apreciar en The Langford Family in their Drawing Room, de James Holland (1841), a la izquierda, o, abajo, en la Sala de estar del pintor Dante Gabriel Rossetti, de Henry Treffry Dunn (1882).
Las salas de estar serán un espacio de tensión entre la estética y la funcionalidad; de tal forma que muchas llegarán a convertirse en auténticos museos del kitsch, como la sala de estar de la princesa Margarita en Kensington:
Pero la idea moderna de sala de estar tiene su consolidación teórica en el concepto que introdujo el arquitecto austriaco Adolf Loos mediante el término “Raumplan” que podemos traducir como “Plan espacial”. Loos adjudicaría una importancia distinta a cada una de las habitaciones de la casa, concibiendo la sala de estar como espacio principal al que le correspondería mayor amplitud que a las demás habitaciones. La sala de estar, entendida como lugar para las actividades sociales, se convertiría así en un espacio pensado para su exhibición (véase la imagen inferior de la Villa Muller). Las casas que diseñó en la década de 1920 para la próspera burguesía checoslovaca estarían destinadas a ser ocupadas con muebles de diseño, pianos y obras de arte que servirían como reflejo del estatus social de sus ocupantes. La contienda de Adolf Loos contra el ornamento no impediría que sus mansiones tuvieran un marcado carácter de mostración.
El “Raumplan” de Loos mantiene su reflejo en la composición geométrica de la sala de estar (véase la imagen de portada) que Richard Hamilton creara para el catálogo de la exposición This is tomorrow, llevada a cabo en el año 1956 en la Whitchapel Art Gallery de Londres, y que hasta hoy ha podido contemplarse en la exposición temporal que el Reina Sofía ha dedicado al artista británico. Just what it make today´s home so different, so appelling?, la que se considera como la primera imagen del Arte Pop, refleja tanto el uso exhibicionista de la sala de estar como su directa vinculación con la cultura popular y consumista en el contexto de la postguerra. La sala se convierte aquí en escenario donde los ocupantes del hogar juegan un rol protagonista como parte de una puesta en escena de carácter publicitario.
Frente a esta noción consumista y exhibicionista del hogar, al año siguiente (1957), Jacques Tati dirige su galardonada película Mi tío, que es una perspicaz contrarréplica en tono sarcástico, en la que los electrodomésticos, que se supone que están para facilitar la vida en el hogar, acaban por complicarla al máximo. Ya conocen la historia, el Sr. Hurlot, que vive en una casa modesta en un barrio humilde, va a visitar a unos ridículos y superficiales parientes que viven en la ultramoderna Villa Arpel. El Sr. Hurlot se siente incómodo y descubre que su sobrino es infeliz en este hogar, porque no puede llevar a sus amigos por si rompen algo. El Sr. Hurlot intentará que mejore esta situación provocando el caos. En esta película, Tati nos muestra la transición entre una forma de vida tradicional, sencilla y apacible y otra moderna, automatizada y pretenciosa, reivindicando el contacto humano frente a la frialdad y los excesos del progreso. En sus palabras: «Ciertamente, tenemos ascensores, agua caliente, confort, pero el precio ha sido altísimo: se ha acabado la fantasía. Sólo los niños conservan la imaginación».
Lo cierto es que muchos de los usos tradicionales de las antiguas salas de estar se han trasladado hoy a otros espacios fuera del hogar, espacios de consumo, “no lugares” en los que las antiguas celebraciones pierden su valor de intimidad familiar para garantizar su eficacia social: del velatorio al tanatorio, de la fiesta de cumpleaños en casa al McDonald, de la comida en familia a la “conciliación familiar en el restaurante”.
Sin embargo, valoramos de forma positiva, como modelo tradicional de intersección entre espacios públicos y privados, las tradicionales salas de estar que se instalan en las casetas de feria, resultando especialmente llamativas por su cuidada ornamentación las de la feria de abril de Sevilla. Se trata de instalaciones efímeras, que se montan y desmontan cada año como escenarios para la interacción y la diversión. Son espacios que mantienen una estética y una funcionalidad similar a la de hace más de cien años pero que, en cierto modo, podemos considerarlos como lugares de resistencia frente a la televisión, al aislamiento y a la incomunicación de los hogares de nuestro tiempo.
La sala de estar como espacio para la exploración artística
En el arte contemporáneo las salas de estar tienen una presencia significativa, lo que no podría ser de otra manera teniendo en cuenta que en ellas se tejen sistemas de relaciones que reflejan y condicionan el desarrollo de las sociedades tecnológicas.
Una reflexión pionera acerca de este asunto y en relación a la problemática del capitalismo, fue planteada en 1963, en la intervención artística que el polifacético Gerhard Richter realizó junto a Konrad Lueg en unos grandes almacenes de muebles de Düsseldorf, la cual titularon Life with Pop: A Demonstration for Capitalist Realism. Los artistas intervinieron en los diferentes espacios-escaparate de esos almacenes mediante la inclusión de objetos diversos, todos ellos de alto contenido simbólico para el público del momento. Añadieron, entre otras cosas, obras artísticas propias (dibujos y pinturas) y de otros creadores contemporáneos (entre ellas una instalación de Joseph Beuys) con influencia del fluxus, colocaron objetos decorativos y enseres cotidianos que aludían a los planteamientos del Pop-art. El objetivo final de Richter y Lueg era que el espectador se viese obligado a meditar sobre las conexiones entre el arte, la política, el consumo y la muerte.
Entre los espacios más destacables, como “antesala” de la muestra, el visitante se encontraba un salón cuyo significado socio-político era abiertamente explícito. En él se distribuían circularmente 39 sillas, sobre cada una de las cuales habían colocado un ejemplar del Frankfurter Allgemeine Zeitung (un diario de negocios conservador), al tiempo que de las paredes colgaban catorce pares de cuernos de venado procedentes de cacerías realizadas en la década de los 30 y dos figuras de papel maché de tamaño natural (una del Presidente John F. Kennedy –por entonces aún vivo– y la otra del galerista Alfred Schmela); todo ello en clara alusión a la historia bélica de Alemania y a su relación con los poderes contemporáneos.
Un segundo espacio igualmente destacable era un escaparate-sala de estar en el que los artistas realizaron una intervención performativa. Vestidos con traje y corbata, Richter y Lueg se mantuvieron estáticamente sentados en la moderna sala durante una hora y media. En la esquina había un televisor al que ambos dirigían su mirada sin entablar relación ni entre ellos ni con los espectadores: ambos, como la televisión, se convirtieron en receptáculos pasivos de la mirada del observador. Esta pieza resultaría premonitoria en relación a la preponderancia que la televisión adquiriría como aparato imprescindible a partir de los 60’s, invadiendo además el espacio acústico de los hogares.
Cristina Lucas en su obra titulada La Anarquista (2004) –perteneciente a la serie El viejo orden– nos sugiere, desde una óptica feminista, una actitud combativa frente a lo que representa una sala de estar convencional como espacio represivo para la mujer ama de casa. La acción de rebeldía que paradójicamente se representa en una pulcra y ordenada sala de estar, nos invita a pensar sobre la carga coercitiva que puede contener la estética de ese espacio, sobre su repercusión en el modus vivendi de quien lo habita.
Para la realización de la obra Thanksgiving Turkey (2007), de la exposición Paisajes uniformados, Mateo Maté recurrió a la imagen convencional de una sala de estar, si bien tapizando con tela de camuflaje militar el sofá y los sillones estilo Luis XVI. De este modo el artista nos alerta respecto a lo que hay de engañoso en este modelo idealizado, que queda representado mediante la uniformidad que proporciona la tela de camuflaje, como metáfora de la estandarización del paisaje doméstico y cultural en el que se desarrollan nuestras actividades sociales. Este mensaje se ve reforzado por el video que se reproduce en la televisión que preside la sala; en él un general del ejército norteamericano da a sus tropas instrucciones detalladas sobre cómo seguir una deliciosa receta para cocinar “el pavo del Día de Acción de Gracias” al objeto de conquistar el estómago de cualquier comensal. Se trata de una video-instalación en la que se pone de manifiesto, una vez más, el valor que posee la sala de estar como espacio social y culturalmente significativo.
Tatzu Nishi cuestiona los límites entre lo público y lo privado mediante instalaciones en las que construye salas de estar, en el espacio que circunda a distintos monumentos públicos, integrándolos de forma que el espectador puede contemplarlos como parte del particular espacio simulado. Por ejemplo, en 2012 instaló una habitación, amueblada como sala de estar, en la que quedaría integrada la estatua de Cristóbal Colón que se encuentra colocada sobre una columna de más de 150 metros de altura en la plaza de Columbus Circle de Nueva York. Nishi construyó este habitáculo sobre andamios que permitían la subida del público, en las paredes colocó papel pintado con imágenes representativas de Norteamérica: el Empire State, Marilyn Monroe, Micky Mouse, Elvis o el McDonald's. También colgó fotos antiguas y del momento de la plaza en la que se encuentra el monumento, una fotografía de la estatua de la Libertad y otra de la nueva torre del World Trade Center. En la estantería, colocó libros de Walt Whitman, Mark Twain, David Remnick. De este modo logró crear un espacio de descontextualización de lo público y de lo privado y lo hizo de forma analógica, al margen de la imagen tecnológica –que es la vía por la que habitualmente se inmiscuye lo público en el espacio privado–.
Salas de estar como espacio expositivo
Sala de eStar fue el nombre de un espacio independiente creado en el año 2001 en Sevilla por un colectivo de jóvenes artistas que supieron mantener una programación expositiva interrumpida durante seis años en un piso del centro de la ciudad. Las habitaciones, que habrían podido estar destinadas a convertirse en Salas de Estar, se convirtieron así en un lugar de encuentro, en un lugar para estar, contemplar, intercambiar y dialogar. Además, aquel piso sirvió al mismo tiempo como estudio temporal de algunos de los integrantes del colectivo. Esta iniciativa expositiva enlaza con otro modelo en el que la propia vivienda se convierte en espacio alternativo para la organización de exposiciones, lo que resulta especialmente acorde con la actual situación de crisis económica. Recientemente, dos jóvenes artistas residentes en Sevilla, organizaron en su propia vivienda sendas exposiciones colectivas tituladas Un asunto triste. Capítulo I y Un asunto triste. Capítulo 2.
Estas propuestas alternativas de autogestión para la promoción y exhibición del arte, tienen su referente oficial en la muestra comisariada por Jan Hoet, Chambres d’amis, celebrada en Gante en junio de 1986, en la que 50 artistas mostraron sus obras en viviendas de amigos.
En Madrid, uno de los clásicos de la escena independiente fue Doméstico (1999), una propuesta que daría lugar a las primeras convocatorias que se suceden en distintos pisos de la ciudad. En la misma línea, en Octubre de 2013, la artista Ángela Cuadra inauguró la iniciativa Salón convirtiendo su propia vivienda-estudio en espacio para presentar una exposición del artista Pep Vidal (1980) de la mano del comisario Bernardo Sopelana. El proyecto ha continuado vigente con una programación de periodicidad variable, editando un fanzine en el que invita a otros creadores a reflexionar sobre las posibilidades del espacio privado como lugar de acción y resistencia.
Despedida con preguntas
Concluimos que la construcción diferencial de las salas de estar, al margen de las estéticas impuestas por las modas y por los intereses del capital, requiere que sus potenciales habitantes las conciban y visualicen a su medida, que las ideen en base a una configuración estética coincidente con su forma de ser y de estar en el mundo. Una configuración que, si bien estará influenciada por el contexto sociocultural y condicionada por las circunstancias económicas, en todo caso podrá ser original y reflejar, de algún modo, la ideología y la personalidad de quienes la habitan. Para ello, para repensar nuestras salas de estar en términos críticos, nos despedimos del lector con una batería de preguntas:
- ¿Somos realmente diferentes?
.... o lo que podría ser lo mismo: ¿Son realmente diferentes nuestras salas de estar?
- Nuestras salas de estar, ¿son una proyección de lo que somos o más bien de lo que quisiéramos ser?
.... o lo que podría ser lo mismo: ¿Tu sala de estar es una de tus máscaras?
- ¿Te parece atractiva tu sala de estar?
.... o lo que podría ser lo mismo: ¿Qué importancia concedes a la estética en tu vida?
- Si pudieras, ¿qué colocarías en tu sala de estar?
.... o lo que podría ser lo mismo: ¿Qué es lo que de verdad te importa?
- ¿Tu sala de estar es solo de estar o es sala de estar y de ser?
.... o lo que podría ser lo mismo: ¿Qué haces en tu sala de estar? ¿Comer, descansar, hablar, reír, llorar, amar, pensar, discutir, dormir, soñar, beber, olvidar, ignorar, despreciar...?
- ¿Cómo negociamos con nuestros familiares, parejas o compañeros de piso la configuración de la sala de estar que compartimos?
.... o lo que podría ser lo mismo: dicen que dos que se acuestan en el mismo colchón acaban siendo de la misma opinión, pero… ¿y qué pasa con dos o tres que se sientan en el mismo sofá y ven la misma televisión?
- ¿Cómo definirías tu sala de estar?
.... o lo que podría ser lo mismo: ¿Cómo te definirías o como definirías a la gente con la que vives?
- ¿ Has pensado que la sala de estar puede ser el lugar más importante de tu vida?
.... o lo que podría ser lo mismo: ¿Hasta qué punto crees que puede influir en la educación de un niño la sala de estar o las diferentes salas de estar en las que haya crecido?
- ¿Te parece que el espacio de la sala de estar se podría definir en términos de género ?, ¿por qué sí o por qué no?
.... o lo que podría ser lo mismo: ¿Te imaginas una sala de estar masculina?
Salas de estar
Múltiples modelos de salas de estar conviven en nuestro presente globalizado. Miremos donde miremos, sea cual sea el contexto geográfico, raramente encontramos salas de estar que representen una visión innovadora, pesa siempre más la herencia del pasado, como si el hogar no fuera un territorio propicio para la cultura emergente. En este recorrido por la historia y el presente, entendemos la sala de estar como ese espacio significativo que responde a un conjunto de visiones, conmutaciones y tensiones, a una ideología y a un posicionamiento ético y estético más o menos premeditado.
Las salas de estar en la Historia
Si nos vamos a los orígenes de la sala de estar encontraremos algunas claves de los aspectos característicos que conforman el imaginario colectivo de esta estancia vital. La sala de estar nace en el siglo XVIII con el ascenso de la burguesía que persigue imitar la forma de vida de la nobleza y de las clases privilegiadas. La incipiente “democratización” política y social de la naciente sociedad contemporánea también introducirá el “derecho a disfrutar de la Belleza”, la noción de “buen gusto” y el “derecho al ocio y al descanso”. La sala de estar triunfa en el siglo XIX como habitación imprescindible en la mayoría de las casas e, incluso, en los pequeños apartamentos, convirtiéndose en espacio preeminente de representación y de celebración social: visitas, celebraciones, velatorios, etc. La falta de esta habitación, que hasta entonces había sido habitual para la mayoría de la población europea, se convierte en señal de precariedad y de pobreza.
En las imágenes que acompañan esta revisión se reflejan los diferentes usos que podía tener la sala de estar en su vertiente más humanizada: un espacio de convivencia familiar para charlar, leer, comer, jugar, tocar y escuchar música, descansar. Un espacio que aglutina funciones que en las grandes mansiones tenían sus propias habitaciones diferenciadas (comedor, biblioteca, despacho, boudoir, sala de fumar, etc.). Un espacio de intersección en el que se aúnan los ámbitos anteriormente separados de lo masculino y lo femenino. Y también un espacio museo donde hay lugar para el homenaje a los familiares fallecidos, como se puede apreciar en The Langford Family in their Drawing Room, de James Holland (1841), a la izquierda, o, abajo, en la Sala de estar del pintor Dante Gabriel Rossetti, de Henry Treffry Dunn (1882).
Las salas de estar serán un espacio de tensión entre la estética y la funcionalidad; de tal forma que muchas llegarán a convertirse en auténticos museos del kitsch, como la sala de estar de la princesa Margarita en Kensington:
Pero la idea moderna de sala de estar tiene su consolidación teórica en el concepto que introdujo el arquitecto austriaco Adolf Loos mediante el término “Raumplan” que podemos traducir como “Plan espacial”. Loos adjudicaría una importancia distinta a cada una de las habitaciones de la casa, concibiendo la sala de estar como espacio principal al que le correspondería mayor amplitud que a las demás habitaciones. La sala de estar, entendida como lugar para las actividades sociales, se convertiría así en un espacio pensado para su exhibición (véase la imagen inferior de la Villa Muller). Las casas que diseñó en la década de 1920 para la próspera burguesía checoslovaca estarían destinadas a ser ocupadas con muebles de diseño, pianos y obras de arte que servirían como reflejo del estatus social de sus ocupantes. La contienda de Adolf Loos contra el ornamento no impediría que sus mansiones tuvieran un marcado carácter de mostración.
El “Raumplan” de Loos mantiene su reflejo en la composición geométrica de la sala de estar (véase la imagen de portada) que Richard Hamilton creara para el catálogo de la exposición This is tomorrow, llevada a cabo en el año 1956 en la Whitchapel Art Gallery de Londres, y que hasta hoy ha podido contemplarse en la exposición temporal que el Reina Sofía ha dedicado al artista británico. Just what it make today´s home so different, so appelling?, la que se considera como la primera imagen del Arte Pop, refleja tanto el uso exhibicionista de la sala de estar como su directa vinculación con la cultura popular y consumista en el contexto de la postguerra. La sala se convierte aquí en escenario donde los ocupantes del hogar juegan un rol protagonista como parte de una puesta en escena de carácter publicitario.
Frente a esta noción consumista y exhibicionista del hogar, al año siguiente (1957), Jacques Tati dirige su galardonada película Mi tío, que es una perspicaz contrarréplica en tono sarcástico, en la que los electrodomésticos, que se supone que están para facilitar la vida en el hogar, acaban por complicarla al máximo. Ya conocen la historia, el Sr. Hurlot, que vive en una casa modesta en un barrio humilde, va a visitar a unos ridículos y superficiales parientes que viven en la ultramoderna Villa Arpel. El Sr. Hurlot se siente incómodo y descubre que su sobrino es infeliz en este hogar, porque no puede llevar a sus amigos por si rompen algo. El Sr. Hurlot intentará que mejore esta situación provocando el caos. En esta película, Tati nos muestra la transición entre una forma de vida tradicional, sencilla y apacible y otra moderna, automatizada y pretenciosa, reivindicando el contacto humano frente a la frialdad y los excesos del progreso. En sus palabras: «Ciertamente, tenemos ascensores, agua caliente, confort, pero el precio ha sido altísimo: se ha acabado la fantasía. Sólo los niños conservan la imaginación».
Lo cierto es que muchos de los usos tradicionales de las antiguas salas de estar se han trasladado hoy a otros espacios fuera del hogar, espacios de consumo, “no lugares” en los que las antiguas celebraciones pierden su valor de intimidad familiar para garantizar su eficacia social: del velatorio al tanatorio, de la fiesta de cumpleaños en casa al McDonald, de la comida en familia a la “conciliación familiar en el restaurante”.
Sin embargo, valoramos de forma positiva, como modelo tradicional de intersección entre espacios públicos y privados, las tradicionales salas de estar que se instalan en las casetas de feria, resultando especialmente llamativas por su cuidada ornamentación las de la feria de abril de Sevilla. Se trata de instalaciones efímeras, que se montan y desmontan cada año como escenarios para la interacción y la diversión. Son espacios que mantienen una estética y una funcionalidad similar a la de hace más de cien años pero que, en cierto modo, podemos considerarlos como lugares de resistencia frente a la televisión, al aislamiento y a la incomunicación de los hogares de nuestro tiempo.
La sala de estar como espacio para la exploración artística
En el arte contemporáneo las salas de estar tienen una presencia significativa, lo que no podría ser de otra manera teniendo en cuenta que en ellas se tejen sistemas de relaciones que reflejan y condicionan el desarrollo de las sociedades tecnológicas.
Una reflexión pionera acerca de este asunto y en relación a la problemática del capitalismo, fue planteada en 1963, en la intervención artística que el polifacético Gerhard Richter realizó junto a Konrad Lueg en unos grandes almacenes de muebles de Düsseldorf, la cual titularon Life with Pop: A Demonstration for Capitalist Realism. Los artistas intervinieron en los diferentes espacios-escaparate de esos almacenes mediante la inclusión de objetos diversos, todos ellos de alto contenido simbólico para el público del momento. Añadieron, entre otras cosas, obras artísticas propias (dibujos y pinturas) y de otros creadores contemporáneos (entre ellas una instalación de Joseph Beuys) con influencia del fluxus, colocaron objetos decorativos y enseres cotidianos que aludían a los planteamientos del Pop-art. El objetivo final de Richter y Lueg era que el espectador se viese obligado a meditar sobre las conexiones entre el arte, la política, el consumo y la muerte.
Entre los espacios más destacables, como “antesala” de la muestra, el visitante se encontraba un salón cuyo significado socio-político era abiertamente explícito. En él se distribuían circularmente 39 sillas, sobre cada una de las cuales habían colocado un ejemplar del Frankfurter Allgemeine Zeitung (un diario de negocios conservador), al tiempo que de las paredes colgaban catorce pares de cuernos de venado procedentes de cacerías realizadas en la década de los 30 y dos figuras de papel maché de tamaño natural (una del Presidente John F. Kennedy –por entonces aún vivo– y la otra del galerista Alfred Schmela); todo ello en clara alusión a la historia bélica de Alemania y a su relación con los poderes contemporáneos.
Un segundo espacio igualmente destacable era un escaparate-sala de estar en el que los artistas realizaron una intervención performativa. Vestidos con traje y corbata, Richter y Lueg se mantuvieron estáticamente sentados en la moderna sala durante una hora y media. En la esquina había un televisor al que ambos dirigían su mirada sin entablar relación ni entre ellos ni con los espectadores: ambos, como la televisión, se convirtieron en receptáculos pasivos de la mirada del observador. Esta pieza resultaría premonitoria en relación a la preponderancia que la televisión adquiriría como aparato imprescindible a partir de los 60’s, invadiendo además el espacio acústico de los hogares.
Cristina Lucas en su obra titulada La Anarquista (2004) –perteneciente a la serie El viejo orden– nos sugiere, desde una óptica feminista, una actitud combativa frente a lo que representa una sala de estar convencional como espacio represivo para la mujer ama de casa. La acción de rebeldía que paradójicamente se representa en una pulcra y ordenada sala de estar, nos invita a pensar sobre la carga coercitiva que puede contener la estética de ese espacio, sobre su repercusión en el modus vivendi de quien lo habita.
Para la realización de la obra Thanksgiving Turkey (2007), de la exposición Paisajes uniformados, Mateo Maté recurrió a la imagen convencional de una sala de estar, si bien tapizando con tela de camuflaje militar el sofá y los sillones estilo Luis XVI. De este modo el artista nos alerta respecto a lo que hay de engañoso en este modelo idealizado, que queda representado mediante la uniformidad que proporciona la tela de camuflaje, como metáfora de la estandarización del paisaje doméstico y cultural en el que se desarrollan nuestras actividades sociales. Este mensaje se ve reforzado por el video que se reproduce en la televisión que preside la sala; en él un general del ejército norteamericano da a sus tropas instrucciones detalladas sobre cómo seguir una deliciosa receta para cocinar “el pavo del Día de Acción de Gracias” al objeto de conquistar el estómago de cualquier comensal. Se trata de una video-instalación en la que se pone de manifiesto, una vez más, el valor que posee la sala de estar como espacio social y culturalmente significativo.
Tatzu Nishi cuestiona los límites entre lo público y lo privado mediante instalaciones en las que construye salas de estar, en el espacio que circunda a distintos monumentos públicos, integrándolos de forma que el espectador puede contemplarlos como parte del particular espacio simulado. Por ejemplo, en 2012 instaló una habitación, amueblada como sala de estar, en la que quedaría integrada la estatua de Cristóbal Colón que se encuentra colocada sobre una columna de más de 150 metros de altura en la plaza de Columbus Circle de Nueva York. Nishi construyó este habitáculo sobre andamios que permitían la subida del público, en las paredes colocó papel pintado con imágenes representativas de Norteamérica: el Empire State, Marilyn Monroe, Micky Mouse, Elvis o el McDonald's. También colgó fotos antiguas y del momento de la plaza en la que se encuentra el monumento, una fotografía de la estatua de la Libertad y otra de la nueva torre del World Trade Center. En la estantería, colocó libros de Walt Whitman, Mark Twain, David Remnick. De este modo logró crear un espacio de descontextualización de lo público y de lo privado y lo hizo de forma analógica, al margen de la imagen tecnológica –que es la vía por la que habitualmente se inmiscuye lo público en el espacio privado–.
Salas de estar como espacio expositivo
Sala de eStar fue el nombre de un espacio independiente creado en el año 2001 en Sevilla por un colectivo de jóvenes artistas que supieron mantener una programación expositiva interrumpida durante seis años en un piso del centro de la ciudad. Las habitaciones, que habrían podido estar destinadas a convertirse en Salas de Estar, se convirtieron así en un lugar de encuentro, en un lugar para estar, contemplar, intercambiar y dialogar. Además, aquel piso sirvió al mismo tiempo como estudio temporal de algunos de los integrantes del colectivo. Esta iniciativa expositiva enlaza con otro modelo en el que la propia vivienda se convierte en espacio alternativo para la organización de exposiciones, lo que resulta especialmente acorde con la actual situación de crisis económica. Recientemente, dos jóvenes artistas residentes en Sevilla, organizaron en su propia vivienda sendas exposiciones colectivas tituladas Un asunto triste. Capítulo I y Un asunto triste. Capítulo 2.
Estas propuestas alternativas de autogestión para la promoción y exhibición del arte, tienen su referente oficial en la muestra comisariada por Jan Hoet, Chambres d’amis, celebrada en Gante en junio de 1986, en la que 50 artistas mostraron sus obras en viviendas de amigos.
En Madrid, uno de los clásicos de la escena independiente fue Doméstico (1999), una propuesta que daría lugar a las primeras convocatorias que se suceden en distintos pisos de la ciudad. En la misma línea, en Octubre de 2013, la artista Ángela Cuadra inauguró la iniciativa Salón convirtiendo su propia vivienda-estudio en espacio para presentar una exposición del artista Pep Vidal (1980) de la mano del comisario Bernardo Sopelana. El proyecto ha continuado vigente con una programación de periodicidad variable, editando un fanzine en el que invita a otros creadores a reflexionar sobre las posibilidades del espacio privado como lugar de acción y resistencia.
Despedida con preguntas
Concluimos que la construcción diferencial de las salas de estar, al margen de las estéticas impuestas por las modas y por los intereses del capital, requiere que sus potenciales habitantes las conciban y visualicen a su medida, que las ideen en base a una configuración estética coincidente con su forma de ser y de estar en el mundo. Una configuración que, si bien estará influenciada por el contexto sociocultural y condicionada por las circunstancias económicas, en todo caso podrá ser original y reflejar, de algún modo, la ideología y la personalidad de quienes la habitan. Para ello, para repensar nuestras salas de estar en términos críticos, nos despedimos del lector con una batería de preguntas:
- ¿Somos realmente diferentes?
.... o lo que podría ser lo mismo: ¿Son realmente diferentes nuestras salas de estar?
- Nuestras salas de estar, ¿son una proyección de lo que somos o más bien de lo que quisiéramos ser?
.... o lo que podría ser lo mismo: ¿Tu sala de estar es una de tus máscaras?
- ¿Te parece atractiva tu sala de estar?
.... o lo que podría ser lo mismo: ¿Qué importancia concedes a la estética en tu vida?
- Si pudieras, ¿qué colocarías en tu sala de estar?
.... o lo que podría ser lo mismo: ¿Qué es lo que de verdad te importa?
- ¿Tu sala de estar es solo de estar o es sala de estar y de ser?
.... o lo que podría ser lo mismo: ¿Qué haces en tu sala de estar? ¿Comer, descansar, hablar, reír, llorar, amar, pensar, discutir, dormir, soñar, beber, olvidar, ignorar, despreciar...?
- ¿Cómo negociamos con nuestros familiares, parejas o compañeros de piso la configuración de la sala de estar que compartimos?
.... o lo que podría ser lo mismo: dicen que dos que se acuestan en el mismo colchón acaban siendo de la misma opinión, pero… ¿y qué pasa con dos o tres que se sientan en el mismo sofá y ven la misma televisión?
- ¿Cómo definirías tu sala de estar?
.... o lo que podría ser lo mismo: ¿Cómo te definirías o como definirías a la gente con la que vives?
- ¿ Has pensado que la sala de estar puede ser el lugar más importante de tu vida?
.... o lo que podría ser lo mismo: ¿Hasta qué punto crees que puede influir en la educación de un niño la sala de estar o las diferentes salas de estar en las que haya crecido?
- ¿Te parece que el espacio de la sala de estar se podría definir en términos de género ?, ¿por qué sí o por qué no?
.... o lo que podría ser lo mismo: ¿Te imaginas una sala de estar masculina?