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Los 31 de Brasil

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Madrid, 31 de agosto

Nina está tan embarazada como encolerizada. Está de 34 semanas.

Gabriel hace mucho que no enciende una televisión. Desde que él y Raissa recorren Brasil en una furgoneta llena de semillas y de arte.

Rodrigo no quiere creérselo, escribe grandes párrafos en Facebook rememorando su infancia en la que encuentra otro golpe de Estado como el que hoy ha tenido Brasil.

El penúltimo, militar, tuvo lugar el 31 de marzo de 1964 y depuso al presidente electo João Goulart tras algo menos de tres años en el poder. A la toma del poder del ejército en un para nada inaudito movimiento en la historia del país le siguieron 21 años de dictadura militar que, entre otras cosas, encarceló a la que hasta hoy era la presidenta del país sudamericano.

Dilma Rousseff gastó tres de sus 68 años entre el gris de una cárcel-comisaría de São Paulo. Además de las torturas, algunas de ellas severas, otras simplemente inhumanas y asquerosas, Rousseff recibió aún más energía para combatir por el país por el que dicen que empuñaba un arma.

La foto de perfil de WhatsApp de Nina es una alegoría del Ceci n’est pas une pipe de Magritte en la que de la famosa pipa se escapa la cara del ya actual presidente de Brasil, Michel Temer, y la consiguiente cita de: “Ceci n’est pas un président”.

—Ay amiga, si Naia no nace hoy, ya se queda aquí dentro para siempre —predice Nina horas antes de la votación de impeachment contra Dilma Rousseff, mientras los nervios del inminente parto, pero sobre todo del inminente golpe, le comen de arriba a abajo.

Gabriel no da señales de vida desde hace un par de semanas. La última vez que mantuvimos un diálogo fluido fue hace meses, la última vez que supe de él compartimos escuetos mensajes informativos sobre el estado de nuestras vidas.

Rodrigo permanece en un halo de negación y rabia, sigue vomitando en Facebook lo que ahora parece que no podrá decir en tantos otros lugares y foros brasileños.

Madrid, 12 de octubre

Llueve por fin en Madrid, un café colombiano que huele a chocolate pelea por salir en la cocina.

Naia nació el 5 de septiembre. Un mes después del nacimiento de la primera hija de Nina, ella sigue enfadada con el mundo, aunque cuando se queda en silencio con su primogénita el mundo parece parar y el resto, más allá de los cólicos y los biberones a las 4 a.m., carecer de sentido.

Pese a que apenas contesta a mis mensajes de WhatsApp por tener sus manos lo suficientemente ocupadas con un bebé, la rabia sigue predominando sus reflexiones. Hace poco se enteró de que Temer ya no deja entrar a la prensa en el Planalto Central, la casa de Gobierno brasileño. Fue una gota más para colmar su vaso ya sobrepasado.

Gabriel y Raissa por fin tomaron la decisión de dejar atrás las fronteras brasileñas, algo que hasta hace poco no se les pasaba por la cabeza de manera real. En Colombia, pese a la rareza propia que implica tener a Álvaro Uribe como ex presidente, están buscando el aroma que ya no encuentran en el país más oloroso del hemisferio sur. Seguimos sin mantener una conversación fluida, en unos días coincidiremos en Cartagena de Indias, quizá lloremos o quizá nos emborrachemos sin más, sin conceder mayor trofeo al golpista.

Rodrigo sigue con su vida desde la retaguardia, puede que el miedo haya parado su perspicacia. Su afilada lengua ya no se ve tanto en las redes sociales, donde hasta los gobiernos más casposos saben ya buscar. De aquí a poco tenemos programado un concierto privado para susurrar Caetano y Gilberto y sentir que el tropicalismo más original —el que tuvo que escapar de la dictadura militar— vuelve a tener sentido.

La foto de perfil de WhatsApp de Nina es ahora una instantánea de Fernando, su pareja, y Naia. Nada de Fora Temer, nada de Não vai ter golpe, nada de Democracia, que horas ela volta?

Naia merece mucho más la pena que cualquier meme con el que pueda mostrar rechazo, indiferencia o asqueo ante la realidad de su país. Naia es la nueva generación que tendrá que poner orden a este absurdo sistema. Confiamos en ella.

Gabriel y Raissa aún no saben que habré de cancelar nuestro viaje por Centroamérica, que esta vez no me siento con fuerzas para seguir conociendo lugares ajenos, que no puedo encariñarme de otras esperanzas que vuelvan a traicionarme. Estos dos soñadores que, como Yoko Ono, todo lo que tienen para ofrecer es un gigante y resplandeciente, estarán un tiempo fuera de casa, bebiendo de otras realidades para, quién sabe, poder plantar alguna nueva semilla en el Brasil que no es más.

Rodrigo mirará todos los días fijamente a Lia, en el desayuno mirará sus labios y, cuando tenga que llevar a sus dos pequeños al colegio, se quedará un rato pensando mientras ellos desaparecen por el patio de recreo. Pensará que estaban tan cerca, que incluso lo consiguieron, pero que la democracia es un trofeo por el que, al menos en América Latina, siempre hay que pelear varias veces.

12 de octubre, Cartagena de Indias

Rodrigo ha reaccionado a mi aviso de que quizá él, Lia y sus ideales serían expuestos a través de las páginas digitales de una revista española a la que le gusta sentarse a la mesa a hablar de política. Tras varios días de correrías y silencio, ha vuelto a activar su pluma:

A VIDA DEPOIS DO GOLPE

Cartagena. Colômbia. Meus amigos queridos me dizem: uns anos fora não farão mal. Eu escuto isso olhando para o celular buscando ver como a seleção se comporta contra a Venezuela. Todos os gols do Gabriel Jesus são mais emocionantes. Ame-a ou deixe-a. O dente do meu filho caiu. Meu sobrinho está começando a andar. Sinto uma saudade dolorida da alegria da minha filha. Só queria me acostar en los brazos de mi mujer. Passei o dia escutando histórias de pessoas que querem construir um mundo melhor. Sou parte desse sonho que nunca se esgotará. Por isso tenho forças para levantar e escrever. Parece que tudo segue sendo como foi um dia. No. No a la paz. No a la democracia. O golpe avança dentro de nós. Fecha a glote, emperra a glande, arregaça a pele. Estou longe. Nas ruas alguém tenta me vender uma esmeralda, uma pepita verde que se apresenta para mim como uma metáfora fácil da esperança. No a la esperanza. No a la paz. No a la democracia. No.

LA VIDA DESPUÉS DEL GOLPE

Cartagena. Colombia. Mis queridos amigos me dicen: unos años fuera no harán daño. Escucho eso mirando el móvil para ver cómo la selección (brasileña) se comporta contra Venezuela. Todos los goles de Gabriel Jesus son más emocionantes. Ámela o déjela. A mi hijo se le ha caído un diente. Mi sobrino está empezando a andar. Siento una nostalgia dolorosa de la alegría de mi hija. Sólo querría acostarme en los brazos de mi mujer. Pasé el día escuchando historias de personas que quieren construir un mundo mejor. Soy parte de ese sueño que nunca se agotará. Por eso tengo fuerzas para levantarme y escribir. Parece que todo sigue siendo como un día fue. No. No a la paz. No a la democracia. El golpe avanza dentro de nosotros. Cierra la glotis, endurece el glande, arremángate la piel. Estoy lejos. En la calle alguien me intenta vender una esmeralda, una pepita verde que se presenta ante mí como una metáfora fácil de esperanza. No a la esperanza. No a la paz. No a la democracia. No.

La foto de portada es de Mídia NINJA. Narrativas Independentes, Jornalismo e Ação.

La del golpe militar del 31 de marzo de 1964 es del semanario uruguayo Brecha.

La de Dilma Rousseff con el cartel de Democracia, que horas ela volta? es de la revista brasileña Fórum.

Por último publicamos uno de los carteles de la campaña #NãoVaiTerGolpe.