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Conversaciones ordinarias sobre afirmaciones cansinas

"La solución es más educación"
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Hay lugares comunes que se repiten una y otra vez bajo un  aparente consenso incontrovertible. Puestos uno detrás de otro resultan risibles; más aún cuanto más populares; basta con recordar el personaje interpretado por María Esteve en El otro lado de la cama y su forma machacona de repetir esas frases 0,60, como las llama Ojete Calor (sin querer entrar ahora a otros jardines). Sin embargo, una a una o en pequeños grupos, estas sentencias parecen más serias; más aún cuanto más “expertos” sean los foros en que se pronuncien: “la solución es la educación”, “en la pareja lo importante es comunicarse”, “vivimos en una sociedad individualista”, “los medios nos manipulan”, “las TICs nos aíslan”, “las mujeres hemos recorrido un gran camino pero aún nos queda mucho por recorrer”… Este tipo de afirmaciones cansinas, que ocultan más de lo que muestran, a las sociólogas ordinarias abajo firmantes nos produce pereza, desazón y mosqueo a partes iguales. Y como se repiten tanto aquí y allá, en prensa y en los ejercicios de nuestros estudiantes, en los congresos académicos, en los foros virtuales, en los medios de transporte y en las reuniones familiares, un día sí y otro también, acabamos hablando de alguna de ellas (o más bien saltando de una a otra) en nuestras habituales conversaciones telefónicas. Desde El Estado Mental nos animan a reproducirlas por escrito ¿Tendrá sentido?

“Hay que educar a la sociedad o la solución es más educación"

–Alucina, vecina. Hoy en el seminario de lectura ha intervenido una alumna para decir lo sorprendida que se había quedado al aprender por el texto que comentábamos que el tener un mayor nivel educativo no se traduce en ser "más ético".

–No hay más que ver cualquier telediario o pasearse por los pasillos y despachos de una facultad. 

–Pues a eso iba, que la que lo flipó fui yo pensando que aún puedan creerse tan panchos creyendo que tener estudios y buenos modales implica que vayas a ser más legal, menos delincuente, menos violento. Claro que aunque tengamos ejemplos de lo contrario cada día y a patadas, seguimos oyendo sin parar eso de que para acabar con el sexismo, la violencia de género, el acoso, etc., lo que hace falta es educación.

–Sí, como si a fuerza de repetirlo fuera a cumplirse. Y sí que parece tranquilizarnos y convencernos de que estamos en "el camino" aunque "aún nos queda mucho por recorrer"… 

Ya, pero si la cosa va de caminos, digo yo que, con la parte recorrida, los niveles de desigualdad habrían descendido, ¿no? Y, dime agorera, pero me parece que la hipótesis no cuela.  

Pues no, no parece. Y además, ¿qué pasa? ¿Que hasta ahora no hemos tenido "educación"? Tontería "is in the air". La sistemática desconsideración de la historia cuando nos ponemos estupendos no deja de sorprenderme. 

Ahí andamos. Educación, progreso y porvenir. ¿Para quién? Eso ya es otra cosa. "Hay que educar a la sociedad". Y nos quedamos tan anchos.  Pero ¿qué quiere decir eso? ¿Quién es la sociedad? ¿Dónde la sentamos para educarla? 

–En el campo del Atleti, como los bautismos colectivos. Y, ya que estamos, quien dice que la sociedad necesita educación, ¿la necesita también o le han convalidado la asignatura? ¿O es quién la imparte? Y ya lo de "educar en igualdad" es que no puedo con ello. No puedorrrr. Porque una cosa es que pongas todo tu empeño en que tus prácticas cotidianas sean lo menos injustas posibles para no reproducir desigualdad, pero ¿"educar en igualdad"? ¿Qué es eso de educar en algo que no existe? ¿Es cuestión de fe? 

–Misterios modernos, hija. Porque, ¡no fastidies!, de igualdad, nada. Y desigualdad, mucha. Así que puestos a educar mejor hacerlo en los privilegios y sus tramposas justificaciones con apariencia de naturalidad. Para sacarnos los colores cuando son los propios y para defendernos de ellos cuando se nos echan encima.  

–Pues sí. Ahora que se critica tanto eso del "solucionismo tecnológico”, habría que echarle un ojo a lo del "solucionismo educativo" que a nadie parece extrañarle. Y es que lo primero que tiene esa vaina de "la educación es la solución", es que los privilegios ni se ven, ni se huelen, que, vamos, pareciera que los que los disfrutan ni se han dado cuenta, y claro en cuanto se eduquen, sea lo que sea eso, van a renunciar a ellos. Así, de buen rollo. 

–Claro que estas tonterías solo se escuchan para algunas formas de desigualdad, que, vamos, yo aún no he oído decir que la explotación laboral o las desigualdades económicas se vayan a solucionar educando a los explotadores y a los que más tienen. "Venga, vamos, a dar un cursillo de desempoderamiento a los patronos para que se convenzan de reducir sus beneficios, de lo bueno que es pagar un sueldo digno y respetar los convenios; que con un poquito de educación se va a equilibrar el reparto de rentas".   

–Jajaja. Eso. Y lo llamamos cursillo de "desempoderamiento" en formato coaching empresarial…

–Oye, pues ese cursillo nos apuntaríamos a darlo tu y yo, ¿qué no?

–Si, con la fusta y el látigo…

Quita, quita, que eso seguro que le iba a poner a más de uno. Ahora que lo pienso la verdad es que habiendo tanto señor empoderado aficionado a estas cosas, ya les podían dejar a sus trabajadores que les hicieran de dominatrix, que así se desquitarían un poco y lo disfrutarían también…

Jajaja, molaría… Aunque eso que dices de que no se habla de la educación como solución para las desigualdades económicas no te creas, que eso de educar en la solidaridad, que suena como a caridad, quizás vaya por ahí.

Pues ahora que lo dices... Que tu mano izquierda no vea lo que hace tu mano derecha, ¿no? De todas formas, ahí está el tema, porque efectivamente cuando se concreta eso de "educar a la sociedad" resulta que no hay que educar tanto a quienes están "arriba", que parece darse por bueno que si lo están por algo será, como a quienes se ubica por debajo como si fueran eternos menores sin remedio. Y en ese saco entramos mujeres, inmigrantes, gitanos, jóvenes... 

De todas maneras no deja de tener guasa pasar de la justificación de la desigualdad como una suerte de fatalidad natural, a considerarla una cuestión de educación, donde no sabes si se habla de modales, "valores", títulos universitarios, o todo mezclado.

Sí, lógica gazpachera. Pero gazpacho sin sal. Dándole carrete a la reproducción social porque  parece que modales y valores solo hay unos (los de la moralidad burguesa) y que, como los títulos universitarios, se tienen o no se tienen. Y convertimos las desigualdades en pimientos del padrón, de modo que unos pican y otros no, en versión filosofía de la conciencia cultivada, voluntarista y autogestionada. Y de ahí, a la autocomplacencia y la justificación para todo: ¿cómo me vas a decir a mí que soy machista, o racista, o clasista o...? A mí, que soy moderno y progre.

La verdad es que no estaría mal cambiar el cansinismo solucionista educativo por la visibilización de los privilegios. Mira eso es un buen ejercicio para clase, vamos a hacer explícitos los privilegios de que gozamos cada cual: por ser varón, por blanco, por nacionalidad, por no tener una discapacidad, por ser de clase media, por tener estudios, por ser heterón. En vez de llamarlo educar en la igualdad, esa ciencia ficción, lo podríamos llamar "educar a no hacer que no me entero de la desigualdad, sobre todo cuando estoy en el lado guay".

Pues sí, estaría bien. Podría funcionar hasta como pequeño experimento, porque hay que ver lo que somos capaces de inventarnos cuando se nos pilla en un "renuncio" clasista, sexista, racista... Que digo yo, ¿de qué nos extrañamos? ¿Somos marcianos? No, ¿verdad? Pues entonces nuestras formas de estar en el mundo y ubicarnos en él tendrán algo que ver con todo eso. Pero, no. "No, es que lo que yo quería decir era...", "no, es que está descontextualizado", "no, es que me has entendido mal". No, no, no y no. Como críos. ¡Antes muerta que sencilla! A salvar la cara, al precio que sea, que para eso es la tengo.

Sí, porque mira lo claro que lo tienen los críos, el otro día le pregunté a Max si se había dado cuenta de que los chicos tienen privilegios que las chicas no tienen, de que no se les trata igual, y va y me dice que no, poniendo la cara esa con la medio sonrisa de cuando está mintiendo. "Eh, y esa cara, ¿estás mintiendo?" le digo, entonces, tras negarlo y sin muchas ganas reconoció que si se había dado cuenta ya,  de que, por ejemplo, mis obligaciones no son las mismas que las de su tío, y la manera en que nos consideran los abuelos tampoco, a pesar de que mi hermano y yo compartimos lo de ocuparnos solos de nuestros respectivos hijos. Lo que me dejó de piedra es que con once años, no sólo tiene ya bien claro cómo son estas cosas, sino que sabe también que mejor hacer como que no se ha dado cuenta. Supongo que ese es el efecto de "educar en la igualdad":me cosco de mis privilegios pero para seguir disfrutando de ellos mejor me hago el longuis. 

–Luego tiene guasa también que sean aquellas que se llevan el mérito de ser lo  peor, vamos la quintaesencia de lo soez para los  expertos en el rasgado de vestiduras tuitero,  las que te lo digan bien  clarito. Ahí tienes a la Esteban. Justo ayer leí en su libro un par de cosas en esa onda. Espera, que lo tengo por aquí. Cuchi, que te leo dos frases: "No  haber estudiado no me  convierte en una ceporra que no se entera de  nada, y siempre he  defendido a la clase obrera, a los ancianos, a la  gente en paro, a todos  los que injustamente colocan como inferiores"  (207-208). Y, reconociendo: "Deseo  que Andrea sea  consciente de los privilegios que tiene, no me  gustaría que se volviera  tonta por ellos ni que se le suban a la  cabeza... Le gusta que sus  amigas disfruten de ellos tanto como ella...  Entiendo que mi hija es una  privilegiada en muchos aspectos y eso  siempre se lo recuerdo. 'Tú eres  una privilegiada, no lo olvides'. Y  ella es muy consciente" (267)

Ole el coño de su madre, que diría ella. 

Y, espera, espera, que aún hay más: "Cuando veo a esos que no se les puede ni toser... me pregunto que adónde irán con esos aires [... ] Sinceramente, ¿no resultan ridículos?" (109)

Muy grande, sí señora. Y cuantas reacciones de clasismo vomitivo y tontuna  distinguida por el éxito de ese libro.

No, mujer, pero  no es clasismo ni sexismo; es preocupación por el declive de la cultura a manos del mercado y sus masas acríticas, tan abotargadas por la "telebasura" que no son capaces de entender y afrontar sus condiciones reales de existencia. Dale caña, Torete. Es muy grande la Esteban, Muy Estudios Culturales, ¿que no? Y con los pies en la tierra. Con ella y el Stuart Hall nos montábamos un curso de lo más molón.

Claro que sí, porque volviendo a la confianza en la educación como solución para todo, y en particular en relación con la desigualdad, ¿qué pasa con lo material? Quiero decir, ¿qué pasa con las condiciones materiales en las que nos movemos cada cual? ¿O esto es sólo cuestión de ideas y valores? Alguien que tiene a una mujer trabajando en su casa sin contrato, ¿lo hace por falta de valores o por ahorrarse tiempo y dinero? Vamos, que tonto no es; y seguramente títulos y modales no le falten. Aunque sólo los reserve para los iguales y se guarde su peor cara para quien no tiene otra que tragársela.

Bueno seguro que ese "olvido" de las condiciones materiales tiene mucho que ver con el éxito o la inercia de esto de la educación es la solución. 

Bueno, y con un morro interesante, ¿no? Es como esos queridos cátedros que, las pocas veces que se habla de dinero (ya sabes, las señoritas no hablan de esas cosas) dicen que no recuerdan lo que cobran. 

Claro, no lo recuerdan porque en ningún  momento necesitan hacerlo. Porque al final en esa red de privilegios donde estamos tantos metidos, con distintas recompensas: dinero y bienes, tiempo (para hacer lo que uno quiere y que otras se encarguen de los marrones), reconocimiento, facilidad para tocarle impunemente las narices u otras partes a cierto personal, etc., se crea mucha complicidad cutre.

Espera, joer, la actualidad nos da más madera. Un segundo [se oye la televisión de fondo]. Pon el telediario de la Sexta. 

¡Cuidadito con los modernos! Espera que voy [se oye cómo va cambiando de canal].

Te lo perdiste. Hablaban sobre desigualdad salarial entre hombres y mujeres en España y van y rematan diciendo, con opinión de mujer académica para más inri, que la solución es educación y más educación en la igualdad. Así que voy a tener que borrar lo que dije antes sobre las desigualdades laborales, que ya veo que si nos pagan menos no es por explotación es por educación, pues eso vamos a sentarnos a esperar que estos señores se eduquen. 

Jajaja, de todas formas me temo que en ese caso lo que pesa es el género y, ya sabes, ahora "todos somos personas" y quien no lo acepta, pues ¡suspenso en "educación"! Necesita mejorar.

Chata, esta mezcla de cinismo y estulticia hace que se me caiga el alma, que no tengo, a los pies.

Pues ahora que dices yo lo que tengo en los pies es el estómago. Voy a hacer la cena, que seré doctora y feminista concienciada pero, chica, al final la cena me toca hacerla.

Sí, yo voy a lo mismo. Y luego a corregir prácticas que, ya sabes, el trabajo te hará libre.

Jajaja. Eso, eso. Mañana seguimos.