Contenido
Nyamnyam
Un jueves cualquiera almuerzo en un loft en Poble Nou. Se celebra una sesión del ciclo Todo lo que me gusta es inmoral, ilegal o engorda. Es el tercer año de un ciclo que funciona cada jueves, de enero a junio, a las 2 de la tarde. ¿Por qué todos los “eventos” culturales tienen que ser entre 7 y 8 de la tarde, se preguntan Ariadna Rodríguez e Iñaki Álvarez? ¿Por qué no juntarnos a comer con algún pretexto artístico, o de otro tipo? ¿Por qué crear una familia suele implicar un alejamiento de la escena creativa? Pienso esto mientras escucho a Rubén Ramos Nogueira tocando al piano las variaciones Goldberg mientras leo la conferencia que ha escrito en la que compara su actuación con una sesión de porno amateur, que se proyecta en la pared, mientras como un plato cocinado con esmero por Iñaki según una receta de Manuel Vázquez Montalbán. Todo al unísono. Un gazpacho manchego que dialoga con el texto, que huele como la música y se digiere como el ambiente creado. Una experiencia brutal, cinco sentidos en acción, arte total.
“El amateur no es el diletante que habla de cualquier cosa. Es aquél cuya relación con un objeto no se determina por condiciones profesionales, sino por una experiencia, un gusto, una pasión.”
Jacques Rancière
Ariadna e Iñaki construyeron su casa pensando en que fuera un lugar habitado por cómplices, colegas, esa banda o tribu o de afectos de la que habla Hakim Bey. Una célula orgánica. La vida modificó el proyecto y el proyecto se adaptó a la vida. En tres años se amplió el grupo, nacieron dos personas y el único efecto visible fue que se dejaron de hacer cosas en la noche, pero la actividad diaria no se detuvo. La puerta está siempre abierta en la calle Pallars. Ya sea una reunión de los usuarios de Tea-tron para plantear reivindicaciones al ayuntamiento (aunque luego este mismo ayuntamiento se las pase por el forro), ya sea una sesión del taller Cocinar es un acto político, ya sea la presentación de un libro, todo cabe si encaja con la filosofía de esta pareja de artistas multidisciplinares que siempre tienen el detector de energía creativa encendido.
El espacio nyamnyam es producto de la crisis. Si no hay trabajo institucional, habrá talento por explorar. Un artista conceptual que cocina hace pensar de inmediato en espumas y deconstrucciones. Nada más ajeno a los fogones de Iñaki. El concepto no está reñido con la sustancia. Nada de cocina espectáculo. La cocina es producto del trabajo del creador invitado cada mes. Detrás está la idea de transmitir ciertas “buenas” costumbres vinculadas al comer. Sin moralismos. Sin barreras. Sin jerarquías. Todos al mismo nivel. Aparentemente.
El espacio nyamnyam se financia con la comida. La comida es el meollo del asunto. La comida como material tiene un valor distinto cuando lo compras a cuando lo vendes. Ese proceso de transformación genera una plusvalía. El hecho que la comida esté involucrada en el proyecto artístico lo hace financiable. La comida es el elemento que vincula, aunque nunca es el objetivo de lo que se hace, aclara Ariadna, música, creadora escénica y anfitriona de una casa a la que siempre quiero regresar como espectador, amigo, creador u okupa temporal.
Los nyamnyam son una suerte de comisarios artísticos del afecto. Sólo así se entiende que hayan convencido a Rubén Ramos Nogueira de llevar a cabo esto que sucede este mediodía, esto que hace con maestría (y Maestro Ramos fue su apodo durante un tiempo). Porque, normalmente, Rubén prefiere no hacerlo, prefiere no exponerse. Rubén prefiere la comodidad de su trabajo de mayordomo en Tea-tron, un trabajo al que puede dedicar el tiempo que quiera, las horas que quiera, sin jefes, sin horarios, con subvención. Se entiende. Rubén prefiere ejercer de técnico de Cris Blanco y viajar con ella triunfando en festivales de todo tipo. Es un lujo ser el hombre en la sombra en las creaciones de Cris Blanco. Se entiende. Con ese gesto, esa actitud vital nos perdemos su talento con el piano, con la creación escénica, con la escritura. Rubén patina públicamente sobre las creaciones de los demás, mientras reserva para la esfera privada sus propias habilidades creadoras. Así, toca el piano en su casa, para algunos privilegiados, escribe series por capítulos que cuelga por sorpresa en la web un mes de julio, que algunos leemos con devoción, auspicia colectivos desde su esfera de influencia o camuflado bajo el paraguas de Tea-tron. Hay que estar atento en esta vida. Vale la pena. Si yo tuviera una editorial, quisiera tener a Rubén Ramos Nogueira en mi catálogo. Escribe, y vive, muy bien Rubén:
Yo prefiero el porno amateur. Imaginad que los profesionales tuviesen la exclusiva del sexo, que sólo follasen los actores porno (entre ellos) y que nadie más se atreviese a practicar el sexo como amateur. Imaginad que hacer el amor por amor al arte se fuese perdiendo hasta desaparecer. Soy un amateur. Hago esto por placer. Es porno porque me desnudo metafóricamente (si queréis ver a un pianista tocando desnudo de verdad id a ver Gólgota Picnic de Rodrigo García). Es porno porque lo hago ante vosotros. Intento pasarlo bien pero no es lo mismo que hacerlo en la intimidad, mi piano y yo solos, sin nadie mirando. Quizá consiga olvidarme de que estáis ahí y consiga tocar como cuando estoy en mi casa, aunque eso es difícil. Pero tal como están las cosas he pensado que estaría bien compartirlo con vosotros.
Leer textos proyectados se ha convertido en una costumbre en la escena contemporánea. Pareciera como si ya no pudiéramos usar los textos de otra manera en las artes vivas. Pero se puede. Pienso en esto mientras Rubén termina su sesión al piano tal como la empezó, discretamente. Es una vanidad discreta la suya. Maravillosa. Es una vanidad camuflada de modestia. Envidiable. Como envidiable es la actitud vital de los anfitriones de Poble Nou. Consiguen que parezca fácil lo difícil. Como cocinar habas a la catalana, el planto más afrodisíaco de la gastronomía local, según Vázquez Montalbán. Lástima que las camas no estén disponibles para una siesta. Habrá que ir a retozar a otro lado.
Fotografías del autor del artículo.
Nyamnyam
Un jueves cualquiera almuerzo en un loft en Poble Nou. Se celebra una sesión del ciclo Todo lo que me gusta es inmoral, ilegal o engorda. Es el tercer año de un ciclo que funciona cada jueves, de enero a junio, a las 2 de la tarde. ¿Por qué todos los “eventos” culturales tienen que ser entre 7 y 8 de la tarde, se preguntan Ariadna Rodríguez e Iñaki Álvarez? ¿Por qué no juntarnos a comer con algún pretexto artístico, o de otro tipo? ¿Por qué crear una familia suele implicar un alejamiento de la escena creativa? Pienso esto mientras escucho a Rubén Ramos Nogueira tocando al piano las variaciones Goldberg mientras leo la conferencia que ha escrito en la que compara su actuación con una sesión de porno amateur, que se proyecta en la pared, mientras como un plato cocinado con esmero por Iñaki según una receta de Manuel Vázquez Montalbán. Todo al unísono. Un gazpacho manchego que dialoga con el texto, que huele como la música y se digiere como el ambiente creado. Una experiencia brutal, cinco sentidos en acción, arte total.
“El amateur no es el diletante que habla de cualquier cosa. Es aquél cuya relación con un objeto no se determina por condiciones profesionales, sino por una experiencia, un gusto, una pasión.”
Jacques Rancière
Ariadna e Iñaki construyeron su casa pensando en que fuera un lugar habitado por cómplices, colegas, esa banda o tribu o de afectos de la que habla Hakim Bey. Una célula orgánica. La vida modificó el proyecto y el proyecto se adaptó a la vida. En tres años se amplió el grupo, nacieron dos personas y el único efecto visible fue que se dejaron de hacer cosas en la noche, pero la actividad diaria no se detuvo. La puerta está siempre abierta en la calle Pallars. Ya sea una reunión de los usuarios de Tea-tron para plantear reivindicaciones al ayuntamiento (aunque luego este mismo ayuntamiento se las pase por el forro), ya sea una sesión del taller Cocinar es un acto político, ya sea la presentación de un libro, todo cabe si encaja con la filosofía de esta pareja de artistas multidisciplinares que siempre tienen el detector de energía creativa encendido.
El espacio nyamnyam es producto de la crisis. Si no hay trabajo institucional, habrá talento por explorar. Un artista conceptual que cocina hace pensar de inmediato en espumas y deconstrucciones. Nada más ajeno a los fogones de Iñaki. El concepto no está reñido con la sustancia. Nada de cocina espectáculo. La cocina es producto del trabajo del creador invitado cada mes. Detrás está la idea de transmitir ciertas “buenas” costumbres vinculadas al comer. Sin moralismos. Sin barreras. Sin jerarquías. Todos al mismo nivel. Aparentemente.
El espacio nyamnyam se financia con la comida. La comida es el meollo del asunto. La comida como material tiene un valor distinto cuando lo compras a cuando lo vendes. Ese proceso de transformación genera una plusvalía. El hecho que la comida esté involucrada en el proyecto artístico lo hace financiable. La comida es el elemento que vincula, aunque nunca es el objetivo de lo que se hace, aclara Ariadna, música, creadora escénica y anfitriona de una casa a la que siempre quiero regresar como espectador, amigo, creador u okupa temporal.
Los nyamnyam son una suerte de comisarios artísticos del afecto. Sólo así se entiende que hayan convencido a Rubén Ramos Nogueira de llevar a cabo esto que sucede este mediodía, esto que hace con maestría (y Maestro Ramos fue su apodo durante un tiempo). Porque, normalmente, Rubén prefiere no hacerlo, prefiere no exponerse. Rubén prefiere la comodidad de su trabajo de mayordomo en Tea-tron, un trabajo al que puede dedicar el tiempo que quiera, las horas que quiera, sin jefes, sin horarios, con subvención. Se entiende. Rubén prefiere ejercer de técnico de Cris Blanco y viajar con ella triunfando en festivales de todo tipo. Es un lujo ser el hombre en la sombra en las creaciones de Cris Blanco. Se entiende. Con ese gesto, esa actitud vital nos perdemos su talento con el piano, con la creación escénica, con la escritura. Rubén patina públicamente sobre las creaciones de los demás, mientras reserva para la esfera privada sus propias habilidades creadoras. Así, toca el piano en su casa, para algunos privilegiados, escribe series por capítulos que cuelga por sorpresa en la web un mes de julio, que algunos leemos con devoción, auspicia colectivos desde su esfera de influencia o camuflado bajo el paraguas de Tea-tron. Hay que estar atento en esta vida. Vale la pena. Si yo tuviera una editorial, quisiera tener a Rubén Ramos Nogueira en mi catálogo. Escribe, y vive, muy bien Rubén:
Yo prefiero el porno amateur. Imaginad que los profesionales tuviesen la exclusiva del sexo, que sólo follasen los actores porno (entre ellos) y que nadie más se atreviese a practicar el sexo como amateur. Imaginad que hacer el amor por amor al arte se fuese perdiendo hasta desaparecer. Soy un amateur. Hago esto por placer. Es porno porque me desnudo metafóricamente (si queréis ver a un pianista tocando desnudo de verdad id a ver Gólgota Picnic de Rodrigo García). Es porno porque lo hago ante vosotros. Intento pasarlo bien pero no es lo mismo que hacerlo en la intimidad, mi piano y yo solos, sin nadie mirando. Quizá consiga olvidarme de que estáis ahí y consiga tocar como cuando estoy en mi casa, aunque eso es difícil. Pero tal como están las cosas he pensado que estaría bien compartirlo con vosotros.
Leer textos proyectados se ha convertido en una costumbre en la escena contemporánea. Pareciera como si ya no pudiéramos usar los textos de otra manera en las artes vivas. Pero se puede. Pienso en esto mientras Rubén termina su sesión al piano tal como la empezó, discretamente. Es una vanidad discreta la suya. Maravillosa. Es una vanidad camuflada de modestia. Envidiable. Como envidiable es la actitud vital de los anfitriones de Poble Nou. Consiguen que parezca fácil lo difícil. Como cocinar habas a la catalana, el planto más afrodisíaco de la gastronomía local, según Vázquez Montalbán. Lástima que las camas no estén disponibles para una siesta. Habrá que ir a retozar a otro lado.
Fotografías del autor del artículo.