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Todo es fitness (incluso el no-fitness)

Multitudinaria velada de gimnasia colectiva en el Palacio de Deportes
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Por ejemplo el fitness: estás dentro o estás fuera.

—No es una cuestión de estar dentro o estar fuera.

Cuando todo el mundo cree o parece creer en algo, lo natural es no creer en nada. Pero es un ejercicio difícil y lo más probable es que en el camino de no creer en nada —camino de perfección— tú también acabes creyendo en algo, aunque sea en ti mismo (eso sería terrible). Dentro quiere decir dentro del Palacio de Deportes de Felipe II, en Madrid. Ahora este palacio o pabellón se llama Barclaycard Center y se supone que eso es dramático —la expropiación del lenguaje— pero sólo tenemos una vida, en el mejor de los casos, y a fin de cuentas da lo mismo: creemos que podemos pensar las cosas y lo único que hacemos es pensar en los nombres de las cosas. Dentro del pabellón hay cientos de personas que creen en algo. Creen en el fitness y en el nombre de una serie de disciplinas —body combat, body balance, body jam— que en realidad son marcas registradas, y han venido aquí para participar en una gran sesión de trabajo corporal —o sea, fitness— organizada por la empresa Les Mills.

Los hechos, las cosas: hay un escenario donde unos veinte instructores marcan el paso y abajo hay cientos de personas que repiten los movimientos que hacen los instructores con fidelidad y precisión. Hay oscuridad, y música atronadora y de gimnasio, y los instructores se van turnando en el uso de palabra. Cada baile, o cada tanda de ejercicios, está dirigida por uno de estos instructores, que se comunica con los de abajo por medio de un micrófono enganchado a la mandíbula. Dicen todo el tiempo cosas como «energía», «ruido» y «opción de trabajo».

—Si no quieres girar, no gires. Usa la opción de trabajo siempre que la necesites.

Y cuando todo el mundo hace algo, por ejemplo fitness, y tú no lo haces, lo natural es pensar: «Yo sé quién soy, los extraterrestres son los otros».

Es imposible no pensar que los instructores quieren decir algo más de los que en principio dicen:

—¡Vamos ya, hasta el final! Cadera atrás, energía. Siente tus piernas. ¡Genera potencia! ¡Power!

Los jadeos de los instructores se expanden por el circuito de megafonía y llegan a cada rincón de este palacio de deportes. Los de abajo chocan las manos cada vez que terminan un ejercicio, creen en lo que hacen. Nadie choca las manos si no cree en lo que hace.

Marcos tiene treinta años y lleva desde los dieciocho metido de hoz y coz en el asunto del fitness, dándole bien fuerte. Marcos dice que no es cuestión de estar dentro o estar fuera y dice, con otras palabras, que estamos en un país libre —opción de trabajo— y que aquí cada uno hace lo que quiere —Marcos: seamos serios— , pero el caso es que él ha pasado toda su juventud dentro de un gimnasio. Y dentro es lo contrario de fuera.

—Opción cangrejo. Uooooohhh. Esto es un sueño para nosotros. Ver tanta gente moviéndose. Una vez más, rodilla cruzada. Creo que en el cielo se mueve uno superligero: ¡Increíbleeeee!

Hay un receso que los asistentes aprovechan para tomar un resuello y para hacer compras: hay una tienda Reebok, hay un puesto de perritos calientes con su característico olor a cosa-que-no-es-exactamente-comida y a microondas, y hay la posibilidad de hacerse una foto sobre el fondo de una portada de las revistas Women’s Health y Men’s Health. No es exactamente un photocall sino una fantasía: tú y tu cuerpo os convertís en la foto de portada. Tú y tu cuerpo silueteados y rodeados de titulares golosos. Para ellas: Belleza fit, fuerte y sexy. Descubre los deportes de invierno más hot. 10 looks casual para triunfar en la ofi. Para ellos: Un cuerpo 10, trucos a pelo. Vístete para un selfie.

—Quiero que hagáis mucho ruido. Ruido. Posición del perro. Redondea tu espalda, vuelve a la posición del perro. Caderas arriba. Brazo derecho, media luna flotante. Siente la conexión del suelo con el cielo. Flota entre tus brazos. Húndete suave.

Hay una zona vip donde se sientan los empleados y directivos de las empresas patrocinadoras, que observan el espectáculo con los brazos en jarras y que enseguida se aburren, porque la zona vip es lo contrario a la vida y lo contrario a la verdad: es el lugar en el que no pasan las cosas. Hasta que de repente: un atisbo de vida verdadera, hay una señora mayor que se desplaza por la zona vip con la ayuda de un andador. Baila, da palmas. Se mueve como los actores de esos anuncios de cerveza en los que gente de todas las edades baila (bailotea) mientras suena una canción enrollada.

—Oh My God!!! Doble punch. Sacacorchos. Quiero ver tu rodilla. ¿Cómo vais, Madrid? ¿Mucho lío?

Alba tiene acento gallego.

—¿Has venido desde Galicia para esto?

—Vivo aquí.

—Humm… ¿Te sientes pastoreada?

—¿Perdón?

La dinámica es muy sencilla: unos dicen lo que hay que hacer y los demás lo hacen. Hasta el infinito, hasta la hora de cerrar.

—No, no, no. Tú eliges lo que quieres hacer.

O sea, opción de trabajo.

Entonces, dentro quiere decir fitness: trabajar el cuerpo para sentirse bien. Y fuera quiere decir no-fitness: no trabajar el cuerpo para nada. ¿Significa eso que se trabaje alguna otra cosa, o el nombre de alguna otra cosa? Lo contrario de fitness no es Aristóteles ni nada por el estilo. Lo contrario de fitness es el no-fitness, pero el hecho de no hacer fitness no te convierte, de pronto, en el Aristóteles de la calle Goya, aunque sea agradable pensarlo. ¡Un nuevo Aristóteles se desliza por la calle de Alcalá! ¡Un pequeño Aristóteles viene y va, con los pensamientos (los pensamientos son flores, y la calle Alcalá se cruza con la calle Goya a la altura de Felipe II) apoyados en la cadera!

Lo contrario de rendir culto al cuerpo tampoco es cultivar el espíritu. Es complicado. Alejandra, que trabaja para la empresa Les Mills y deduce que El Estado Mental es el nombre de una revista sobre psicología y bienestar interior, sostiene que el ejercicio continuado y repetitivo —el ejercicio que diseña y vende la empresa para la que trabaja— ayudará a mejorar la salud mental. Pero caminar desde la calle Goya hasta la Plaza de Castilla también ayudaría a mejorar la salud mental de cualquiera, o al menos su estado de ánimo. Galones de oxígeno nuevo y, sobre todo, gratis (nadie diseña ese paseo, nadie lo administra en centros homologados), nuevas ideas, buenos propósitos y, en un momento dado, la posibilidad de levantar un brazo y subirse al 27.

—También tiene que ver con la motivación.

¡Ajá! No hace falta ser Perry Mason —ni siquiera hace falta saber quién era Perry Mason— para darse cuenta de que la palabra motivación es ahora mismo una palabra fetiche, y que mejora todo lo que toca. Si un extraterrestre se personara ahora mismo en la calle Goya y se infiltrara entre la gente —y nadie está en condiciones de demostrar que cosas así no ocurran todos los días, ¿por qué no se habla de este asunto en los medios?, ¿por qué se cubren las más que probables y recurrentes infiltraciones de extraterrestres con un manto de silencio?— una de las primeras cosas que aprendería sería a usar la palabra motivación.

—Mo-ti-va-ción.

Fuera del Palacio de Deportes se ha formado una gran balsa de luz y claridad. El tiempo empieza a materializarse en un montón de individuos que hacen cosas distintas (atrás queda la observación prolongada de gente que hace una misma cosa de manera repetitiva: la angustia de la gimnasia en grupo) y esa atomización es un hecho bello y salvífico porque diluye la angustia del hombre masa y de la mujer bulto, y lo natural ahora es pensar que la vida está aquí fuera, en esta mañana lisa y azul, en este jardín de piedra. Los niños persiguen a las palomas con los brazos levantados, los padres vigilan a los niños con las manos hundidas en los bolsillos de la austriaca y, sentada en un banco sin respaldo, una mujer de cierta edad lee el libro El corazón paternal de Dios. Pero aquí también hay fitness, hay gente como Alba y como Marcos, que beben cerveza casi gratis en los abrevaderos de cerveza franquiciada. Así que la vida también estaba allí dentro. Allí arriba y ahí abajo, adelante y atrás. Brazo derecho, media luna flotante. La vida está en todas partes, dentro y fuera del Barclaycard Center y dentro y fuera del planeta Tierra, y resulta que no es una cuestión de estar dentro o estar fuera, dado que todo es fitness salvo el no-fitness, que en realidad también es fitness.

 
La primera imagen se publica por cortesía de Les Mills, la empresa organizadora. Las dos restantes son del autor del artículo.