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Sueño con serpientes

Ibiza. Finales de septiembre. Más de 600 personas de 55 países diferentes son convocadas por la Fundación ICEERS para celebrar la AYA2014, Conferencia Mundial de la Ayahuasca, la mayor conferencia celebrada jamás sobre este enteógeno de origen amazónico. Allí, médicos, etnobotánicos, teólogos, chamanes indígenas y gringos, antropólogos, químicos, expertos legales, psiquiatras, farmacólogos, filósofos, artistas, cineastas, escritores y tipos corrientes de todo el planeta compartieron los últimos descubrimientos científicos, debatieron sobre todos los aspectos legales o médicos que rodean a este brebaje amazónico ancestral y visionario, proponiendo estrategias futuras y señalando beneficios y peligros de su uso. ¿Qué tiene esta pócima de asqueroso sabor y que te puede hacer vomitar para seducir a tanta gente?

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—Perdone, usted que es español, ¿le importaría explicarme qué es eso de la ayahuasca? ¿Están haciendo un congreso de una droga?

Me pregunta Juan, taxista, durante el trayecto desde mi apartahotel al Palacio de Congresos de Santa Eulalia. Estamos en Ibiza. Acaba de entrar el otoño. Intento explicarle que la ayahuasca es un brebaje que se toma desde hace cientos, miles de años, bien no se sabe, en casi todas las tribus amazónicas y que se obtiene al cocer lentamente varias plantas, básicamente dos: el tronco de una liana ayahuasca y las hojas de un arbusto al que llaman chacruna. Que sabe tan amarga que da repelús y que la suelen utilizar con fines medicinales y para hablar con los espíritus en ceremonias nocturnas guiadas por un curandero o chamán. 

—Y sobre lo de droga... No se ponen de acuerdo. La ONU ha dejado que cada gobierno decida si la considera legal o no. Para que una sustancia se considere droga se miden dos cosas: que su uso afecte de manera negativa a la salud y que genere adicción. Pero la ayahuasca no provoca adicción. En cambio se usa con bastante éxito para combatir adicciones a la heroína, la cocaína o el alcohol. Hay países donde es legal, otros que no se definen, países donde se permite su uso sólo en entornos religiosos y otros donde es ilegal. 

—Me han dicho que te hace vomitar... Y alucinar. ¿Usted la ha probado?

—Varias veces. Es cierto, normalmente tienes visiones. Puedes ver desde el universo creándose hasta la materia cristalina. Monstruos, formas geométricas, historias, animales, serpientes. Personas muertas. Espíritus. Seres con luz... No es tan importante lo que ves como lo que te enseña. Y sí, te puede hacer vomitar o producirte diarrea.

—Entonces, perdóneme... ¿Para qué tomar algo que sabe asqueroso y te hace vomitar?

Juan ha hecho la pregunta que cualquier lego en la materia hace —yo el primero— antes de decidirse a beberla. 

—En realidad, porque te cura. O mejor, te enseña cómo curarte. Mire, en los pueblos donde se usa originalmente -porque ahora se está empezando a usar en el mundo entero- se considera que la salud no es sólo cosa del cuerpo. Que somos un equilibrio entre cuerpo, mente, emociones y algo que podríamos llamar espíritu, alma. Suelen ser nuestros conflictos emocionales no resueltos los que más enfermedades generan. 

—Ahí le doy la razón. Desde que empezó la crisis, tengo el estómago fatal...

—Ellos creen que la ayahuasca, tomada en ceremonias donde se guarda dieta y se evita el sexo y que guía un chamán entre cantos, sirve para restablecer ese equilibrio. En realidad te conecta con tu compasión y con partes subconscientes de ti mismo que cuando las revives te ayudan a tomar el control de tu salud. Esto normalmente ocurre a través de visiones y experiencias físicas muy potentes. Pero eres plenamente consciente de lo que estás viviendo. Por eso te sirve. Y luego, te puede hacer sentir que existe algo superior y que está precisamente dentro de nosotros. Llámele dios o conciencia universal. Por eso hay varias iglesias donde la usan como sacramento, como los cristianos usan la hostia. La diferencia es que con la hostia no sientes nada. Con la ayahuasca puedes sentir que estás conectado con el universo. Pero no es una experiencia para todo el mundo ni para tomártela de fiesta con colegas.

—Mira que irte a Perú o Brasil a vomitar... Porque un viaje así cuesta una pasta.

—Pues entre viajes y demás, los más de 2.000 euros no te los quita nadie. En España ya hay mucha gente haciendo ceremonias y sale mucho más barato. Pero para pobres no es. Y cada vez lo hace más gente. Creo que eso se explica por dos cosas: el vacío que produce la crisis profunda de Occidente y la necesidad que tenemos de encontrar respuestas. 

Juan me agradece la charla. Paramos ante la pendiente de entrada al edificio diseñado por Eduardo Pesquera y Jesús Ulargui, donde se reúnen ya varias decenas de personas. El cielo parece agua sucia de fregar. Suenan truenos lejanos. 

—¿Sabe? Me han entrado ganas de probarla. Pero me da miedo y respeto.

—Es que hay que tenerle respeto. Y saber bien por qué y con quién se toma. Porque hay también mucha estafa en este mundillo. Como dicen quienes saben: si estás listo para la planta, ella te buscará.

 

M ientras espero las colas para recibir mi acreditación en la AYA 2014 pienso en la chapa que le he dado al taxista. Hasta donde he visto, es cosa común que la gente que se acerca a la ayahuasca sienta, más tarde o más temprano, una especie de llamada. Y que busque la manera de devolver lo recibido vinculándose con la planta y su mundo. Es cierto, muchos aspiran a ser chamanes o guerreros de la luz y esas cosas. Yo no aspiro a tanto. En una sociedad donde cada cual quiere ser estrella del show del Narciso la abundancia de vocaciones chamánicas me resulta sospechosa. Cuando has conocido a algunos y has visto lo durísima que es su formación entiendes que sólo debería ser destino para seres excepcionales. Me conformo con ser capaz de transmitir con cierta objetividad lo que vivo y lo que veo. 

—Toma, aquí tienes los vales de comida. Son 85 euros. El catálogo nos acaba de llegar.

En el hall de entrada a las salas de conferencias, una vez repartidas acreditaciones, documentación y catálogos, se ultiman varios stands con información de asociaciones y plataformas, o con libros especializados en enteógenos o chamanismo y artesanías típicas del mundo indígena ayahuasquero. Hay obras artísticas y una muestra de fotografías colgando en las paredes. Las mesitas rebosan de flyers de algunos de los más de 30 documentales que se exhibirán durante los tres días de congreso. Reconozco en una foto a un curandero peruano, el maestro shipibo Guillermo Arévalo, uno de los más respetados y reputados del mundo amazónico. Entre los personajes que van apareciendo distingo la figura pálida e imponente del químico norteamericano Jonathan Ott. Sus libros Pharmacotheon, Pharmacophilia y Análogos de la ayahuasca, junto con los de Alex y Ann Shulgin, han sido la biblia del hágalo usted mismode la comunidad pisconáutica mundial. Reconozco a alguien que no me cuadra: el actor norteamericano de origen coreano James Kyson, uno de los protagonistas de la serie Heroes, que interpretaba al fiel Ando, amigo del viajero en el tiempo Hiro Nakamura. Sí, es él, pero ha venido de incógnito, acompañando a un cineasta. Claro que ha probado la ayahuasca. Le ayudó en su crecimiento personal y a ser aún más consciente como activista ecologista. Me hago un selfie con él. 

Palacio de congresos de Ibiza

Aleona, de Rusia

Leopoldo Yawabane

Jerónimo Mazarrasa

El holandés Maurice

Claudio Naranjo

 

En una esquina, varios indígenas sacan sus penachos de plumas coloridas y se los prueban mientras sus acompañantes despliegan artesanía sobre una mesa. Una chica inglesa semirrapada, con un piercing en la nariz —leo Ellen Percival en su acreditación— ordena folletos de un documento escrito por ella misma y prologado por el etnobotánico Dennis McKenna: una suerte de guía de buenas prácticas para usuarios y facilitadores de la pócima: Diálogos de la ayahuasca. El pequeño de los McKenna estará, en nombre de la fundación ESC, en la mesa sobre ecología y sostenibilidad y lanzará sus vaticinios: “La ayahuasca es el embajador del reino vegetal que nos dice Despierta, estúpido primate: lo estás destrozando todo. Debería ser el cultivo sostenible que regenere el Amazonas y si sigue extendiéndose como auguro, necesitaremos organizarnos bien, porque el mundo necesitará millones de barriles de ayahuasca”. Un blogger escribe desde su tablet las primeras impresiones. Una chica tatuada sentada en el exterior junto a un pino hace apachetas con las piedras del suelo. Otra, rubia, canta y aporrea la guitarra más lejos, a voz libre, en inglés, y sólo entiendo freedomy mother. No afina mucho. Pero le sale del alma y le importa un rábano.

En el centro del vestíbulo, vestido de blanco inmaculado y tocado con sombrero panamá,  atiende a la prensa el psicólogo y etnobotánico Juan González, experto en plantas visionarias y medicinales y fundador de la asociación Sábila. Una pareja de muchachos italianos cogidos de la mano comparte estilista y tatuador: son pareja pero parecen un eco el uno del otro. Muchas mujeres de cabellos rizados y sueltos andan como si levitaran. Alguna está embarazada, otra lleva niños pequeños. Se descalzan y se sientan en el suelo. A pesar del eco del vestíbulo me sorprende que no reine el tradicional vocerío de los bares ibéricos. Pasean y charlan profesores universitarios y gente atractiva, con ese porte de serenidad que suele verse tras los trabajos con yagé, otra de las maneras con las que se nombra a la pócima y a la liana ayahuasca, una malpigiácea cuyo nombre científico es Banisteriopsis caapi;ayahuasca es una palabra quéchua que quiere decir “liana de los muertos” y que también, eso nos lo enseñará el antropólogo Glenn Shepard, deriva de la expresión ayahuanqui, “vomitar medicina”. 

Juan González Simonneu (Juan Planta)

Héctor Márquez, Antonio Escohotado y Jonathan Ott

 

Oigo hablar en francés, holandés, alemán, inglés y en español con varios acentos sudamericanos. José Carlos Bouso, coordinador de proyectos científicos en Fundación ICEERS (International Center for Ethnobotanical Education, Research and Service), organizadora del congreso, aparece aquí y allá ultimando detalles. Al final certificará satisfecho los datos de asistencia: más de 600 personas de 55 países diferentes. Fijándome en los detalles observo que la mayoría ha probado la ayahuasca: un colgante shipibo, una pluma en la cabeza, el diseño de un tatuaje en la pantorrilla, una pulsera con la sección cortada de una liana, una camisa iquiteña de diseños geométricos. Serpientes, varias serpientes tatuadas, que este arquetipo de la sabiduría es uno de los animales más comunes que suele verse en las visiones del bejuco. De repente recuerdo aquella canción de Silvio Rodríguez, Sueño con serpientes. “La mato y aparece otra mayor”, decía la letra.

Llama la atención cómo ciertas imágenes en las visiones de ayahuasca llegan a repetirse una y otra vez en personas diferentes, independientemente de cuál sea su cultura de origen. En un taller paralelo, el antropólogo Josep Maria Fericgla, director de la colección Cogniciones, contará que la aparición de visiones arquetípicas acontece en la quinta fase de las siete por las que puede pasar una persona que se inicia en la ayahuasca. Una primera narcisista, a la que sigue otra de revisión biográfica; la tercera es una fase de pánico porque el que la sufre empieza a ser consciente de que debe atravesar el espejo de sí mismo para llegar a la disolución del ego. Amanda Feilding, la directora y fundadora de la Beckley Foundation, la organización decana en estudios científicos y farmacológicos sobre estados alterados de conciencia y colaboradora en el congreso, nos contará que eso que llamamos ego tiene una localización específica en el cerebro: se llama Red Neuronal por Defecto y bajo los efectos del yagé, como también ocurre durante la práctica de la meditación, se inhibe o desactiva, permitiendo el acceso consciente a áreas del cerebro donde residen recuerdos reprimidos y el mundo onírico del subconsciente. Esta cuarta fase o también la de la muerte, una muerte simbólica con enorme carga emocional y física, tras la que el individuo comienza a tomar conciencia de que la autoconstrucción de sí mismo es factible: es la que antecede a las visiones arquetípicas, a las que Fericgla llama “núcleos energéticos atemporales”, una fase revitalizante donde el que las tiene comprende intuitivamente el significado de los mismos y sus mensajes. La sexta y séptima fase son las de reconstrucción y fijación de la experiencia. 

La sala durante la conferencia inaugural está abarrotada. Ben de Loenen, realizador y productor de cine «su documental Iboganía, ritos de paso, es un clásico de la enteogenia antropológica— da la bienvenida a los asistentes como fundador de Iceers. El holandés, cuyo aspecto le situaría antes sobre la cubierta de un yate sosteniendo un Martini que aguantando el cubo que te dan para los vómitos en el interior de una maloca—así se llaman las grandes cabañas circulares, centros de reunión de las comunidades, donde se realizan las ceremonias de ayahuasca al anochecer—, no se corta en su mensaje: “Ibiza es en estos días la capital mundial de la ayahuasca”. La antropóloga brasileña Bea Labate, prolífica investigadora en el terreno de las drogas y estados alterados de conciencia, le hace el quite y desgrana las razones por las que se hace la AYA2014 en España: los rigurosos estudios del doctor y farmacólogo Jordi Riba —quien explicará en su mesa redonda, mediante imágenes de cerebros coloreados, los asombrosos efectos a largo y corto plazo en pacientes tratados con ayahuasca— publicados en revistas científicas de prestigio real tienen no poca culpa. O los trabajos de Bouso o de Josep María Fabregas con pacientes en terapias combinadas. Eso y el hecho de que fue en Ibiza donde se tomó por vez primera ayahuasca en España, hace ya 20 años. 

 

Habla Labate de los objetivos de la conferencia: crear diálogo entre los entornos chamánicos indígenas, usuarios y científicos, divulgar lo conocido y descubierto hasta ahora, crear un espacio de encuentro y debate, y lograr que cristalice la creación de un comité de expertos para la aceptación colectiva de una suerte de juramento hipocrático que implique a los que proporcionan ayahuasca y proteja de posibles abusos a los usuarios. “La ayahuasca, junto con la gran mayoría de plantas psicoactivas que vienen de América, ya no son de uso exclusivo de la Amazonía. Expande la espiritualidad como herencia colectiva de la humanidad. Pero, al contrario que en otras ocasiones, este proceso no tiene connotaciones colonialistas: pertenece al mundo entero”, dice. León de Souza es también brasileño. Como secretario Nacional de Política sobre Drogas del Ministerio de Justicia puede alardear de venir del primer país que logró una solución consensuada para permitir entornos donde la ayahuasca — daimeo vegetal, allí— pudiera consumirse sin temor. Si ya a mediados de los 80 se había permitido el libre intercambio para usos e investigaciones entre comunidades indígenas y científicas para usos rituales y antropológicos, fue a primeros de 2010, aún bajo la presidencia de Lula, cuando se permitió el consumo de ayahuasca dentro de entornos religiosos. Unión del Vegetal y el Santo Daime son las principales iglesias ayahuasqueras. 

A su lado, Amanda Feilding asegura que las prohibiciones no funcionan: “Gracias a la divulgación de diferentes estudios científicos que demuestran que su uso funciona como herramienta en diferentes terapias de tratamiento de adicciones y depresión, así como que no produce daños físicos o psíquicos, ni dependencia con su consumo, la aceptación de la ayahuasca ha sufrido un cambio sísmico. Ahora necesitamos cambiar la legislación mundial y evitar la situación de indefinición o prohibición que persigue al DMT y continuar con los estudios que hicieron los pioneros en los años 50 y 60”, explica, justo antes de que llegue el turno de una de las estrellas del congreso. Porque el psiquiatra chileno Claudio Naranjo es, sobre todo, un sabio y un enorme contador de historias. Hace menos de dos años apareció en Ediciones La Llave su libro Ayahuasca. La enredadera del río celestial, un concienzudo trabajo donde recoge escritos e impresiones de sus contactos, estudios y terapias con la ayahuasca y el mundo chamánico desde sus comienzos como terapeuta allá en los años 60 hasta sus más recientes contactos con la planta. 

Naranjo llega a ciertas conclusiones: “La ayahuasca no necesita psicoterapeutas. Es tan fuerte el elemento autodirigido desde el hemisferio derecho de su cerebro, que al paciente le basta con esto. Eso sí, es fundamental acompañar de manera muy modesta. Los terapeutas ordinarios interrumpirían el proceso”.  Para Naranjo, el mundo espontáneo de las visiones de ayahuasca es “como ver la mitología en estado naciente. Como la terapia del espíritu, donde la persona toma contacto con el mundo animal y espiritual”. Y destaca las percepciones que aumentan y adquieren un brillo considerable durante su ingesta: la musical, la meditativa y el baile. Y, por fin, su principal mensaje: “No basta con romper la prohibición de la ayahuasca en algunos países. Ya sabemos que legislar represivamente sólo crea hipocresía y delincuencia. Y prohibir la ayahuasca es inútil. No se puede prohibir el fuego por el mero hecho de que puedas crear un incendio: los peligros del fuego, como los de los psicoactivos, sólo se dominan con formación. Habría que crear escuelas para formar a la gente que da ayahuasca a otros, para que aprendan a usar estas potentes herramientas. No basta con que los gobiernos abran las aduanas. Lo que deberían abrir son más escuelas”. Aplauso atronador. Pausa para el café.

 

Me encuentro con Josep Maria Fericgla en el bosquecillo de pinos que rodea el palacio. Me avanza sus temores ante lo que considera que se está produciendo alrededor de la ayahuasca: una época de degradación con respecto al espíritu ritual indígena original. “Desde que yo empecé en España a celebrar terapias con ayahuasca, luego de estar cerca de diez años con tribus amazónicas como los shuar estudiando sus rituales para adaptarlos a nuestro mundo, todo ha avanzado mucho por una parte y por otra se ha degradado mucho. Yo veo ahora una situación donde digo ¡cuidado!, porque aunque la gente no lo tiene en cuenta la ayahuasca estimula muchísimo el narcisismo: salen por todos lados gente que se anuncian como tecnochamanes, ecochamanes, psicochamanes, chamanes cuánticos, como para dar mayor verosimilitud a sus intenciones… todo esto venderá, pero es ridículo. Me recuerdan a Don Quijote, que no fue sino un ensimismado narcisista con el que Cervantes reflejaba la degradación del espíritu original de los caballeros andantes de siglos anteriores. Y eso veo, montones de Quijotes presos de sus fantasías chamánicas y de Sancho Panzas ignorantes siguiendo sus delirios. En cada época de la Historia hay una imagen que cristaliza el anhelo de indagar en la parte trascendente de la realidad, de encontrar el sentido de la vida, de lo espiritual, que se nos oculta y no se puede expresar con palabras. Y la figura que identifica esta época es la del buscador. Normalmente, un buscador sin brújula”, asegura este antropólogo con tanta fama de aguafiestas como reconocimiento tiene por ser uno de los pioneros de la entrada del yagé en España. “Se podría poner el año de 1992 como inicio de esa expansión mundial sobre el uso de la ayahuasca y otros enteógenos, y no sólo en España. Fue a raíz de un congreso al que nos invitaron en San Luis Potosí (México) donde hubo cierto acuerdo en expandir investigaciones que hasta entonces eran muy cerradas. Y ahí empezamos a escribir Jonathan Ott y yo los primeros libros en castellano con ese propósito”, recuerda. 

Fericgla hace continuos talleres en las instalaciones de su Fundación en Can Benet (Barcelona), pero ya no usa ayahuasca en ellos, no quiere poner en peligro, por una eventual acción judicial o alguna denuncia a la prensa, a toda la gente que trabaja con él, dice. Le irritan sobremanera las generalizaciones habituales: “Hablar del yagé como si fuese una sola bebida que se prepara siempre de la misma forma, con ayahuasca y chacruna, es absurdo y falso. La ayahuasca es como el vino. Hay cientos de usos y maneras de prepararla”.

Jonathan Ott tira de su documentadísima erudición para corroborarle. La ayahuasca se prepara de muchas maneras, con mezcla de muchas plantas que aumentan o varían sus propiedades: brugmansia, toé, virola, chiric sanango, brunfelsia, tabaco, hoja de coca... Sí parece cierto que para que este brebaje haga efecto la base suele ser la misma desde el punto de vista químico: la combinación de la harmina y la harmalina, betacarbolinas que se encuentran en la liana ayahuasca entre muchas otras plantas, con la de la DMT (dimetiltriptamina) que se encuentra, también entre otras, en las hojas de chacruna. Esta mezcla es la que permite el efecto combinado de visiones y alteraciones sensoriales y esa extraña paz y vibración corporal que acompaña a su ingesta. El DMT -una triptamina muy similar a la serotonina- se hace inactivo si se ingiere oralmente, debido a la acción de la enzima monoaminooxidasa, que el cuerpo usa para degradar a ciertos neurotransmisores. Pero los alcaloides de la liana actúan precisamente como inhibidores de esa enzima, permitiendo que el efecto psiquedélico de la DMT se produzca por ingestión oral: gran ejemplo de la sabiduría química de culturas que hemos tildado estúpida e ignorantemente de primitivas. “Aunque les parezca un sacrilegio a los que creen que el uso ritual y la ceremonia iniciática son los únicos contextos posibles para tomar los enteógenos, no es así. Los indios yanomamo de Brasil usan el rapé de virola que contiene 5metoxiDMT. Por supuesto que lo usan en la iniciación chamánica, para curar y adivinar. Pero el 90% del uso que le dan es recreativo. También se usa para la caza, como veneno que se aplica en las puntas de las cerbatanas. Lo de curar es una parte importante del chamanismo, porque se trata de mantener la vida, pero también está la necesidad de procurarla, y eso se hace a través de la caza. Hay que tener una vista menos estrecha del mundo tradicional de los enteógenos.” Este norteamericano ha vivido en España y México casi toda su vida. El LSD y otros enteógenos le abrieron las puertas de la percepción en las vísperas de ir a Vietnam y, sobre todo, “calmaron mi agresividad, mi ira, y me enseñaron un propósito y disciplina para alcanzarlo. Descubrí que estaba interconectado con el mundo y no era un ser sufriente y aislado”. Ha logrado vivir bien de sus libros autopublicados y de su empresa química de drogas naturales legales.

Jonathan Ott

Mariana Cortesao

Fernando Sánchez-Dragó

Viridiana Calvo

 

Pero siendo Ott gurú de psiconautas, sus opiniones a veces chocan con las de los defensores del chamanismo indígena, que le dan a la planta un valor casi de deidad, normalmente femenina. Así, se la llama madrecita, mamita, abuelita. A él no le gustan las consecuencias derivadas de su ingesta, los vómitos y las diarreas: “Están bien si necesitas purgar algo. Pero yo lo considero ruido. Para mí el LSD es imbatible, pero de las sustancias naturales, prefiero el 5metoxiDMT y aspirarlo en forma de rapé, que me procura un viaje superior y me evita los efectos secundarios”. A los que opinan que la destilación acaba con el espíritu de la planta les responde siempre lacónico: “Es que yo creo en el espíritu de las plantas, que es precisamente su principio activo”.

No están de acuerdo con Ott en ese punto el cineasta Jerónimo Mazarrasa ni muchos otros. Mientras dos holandeses, Jim y Maurice queman y regalan a todos palosanto, una suerte de incienso de olor dulce e intenso que se suele usar en ceremonias, habla Mazarrasa, sereno pero con prolijidad gestual: “Amanda Feilding dice que a los que somos de cultura judeocristiana se nos inculca la idea de que las cosas sólo se consiguen a base de sufrimiento. Y si no, no tienen valor. Piensa que por esa razón ha tenido tanto éxito en Occidente, porque es una planta que te las hace pasar canutas antes de entregarte sus favores. Ott llama a eso ruido fisiológico y que hay que quitarlo. Yo no estoy de acuerdo. Lo que diferencia en este momento a la ayahuasca de otras experiencias es que Occidente se encuentra con esta sustancia visionaria de origen medicinal y —por primera vez— se tiene la conciencia de que se ha de tomar siguiendo un rito que procede del mundo indígena, aproximándose lo más posible a lo que ellos hacen. Tenemos casos sangrantes de lo contrario, de plantas sagradas en sus lugares de origen que fíjate en lo que las hemos convertido: el tabaco, la hoja de coca o el opio”. Jerónimo ve algunas sombras en el proceso por venir: “Me temo que lo que viene después de esta generación de pioneros es que según se vaya integrando la sustancia en nuestra cultura se la colocará en ese cajón de sastre que se llama en los EE.UU. wellness, y que tiene que ver con los balnearios, los tratamientos de belleza y con esa cosa tan egoica de qué me puedo dar a mí mismo para estar yo mejor. Y esto incluye no sólo masajes y peelingssino también la ducha interior en centros y lugares de retiro donde descomprimir en vacaciones”. 

Mazarrasa ha presentado en la conferencia su documental The Jungle Prescription, donde asistimos a la odisea del médico canadiense Gabor Maté y de otros colegas como el psiquiatra Josep-María Fàbregas, quien afirmó durante su conferencia que el principal reto actual para la ayahuasca es que se permita la investigación científica: “ahora debemos poner ciencia en la conciencia”. Gabor Maté decide tratar con ayahuasca a los heroinómanos que lleva años intentando curar sin éxito en Vancouver de su adicción, tras visitar a su colega francés Jacques Mabit, uno de los fundadores de Médicos sin Fronteras, en el centro Takiwasi en Tarapoto (Perú), lugar pionero en el trabajo combinado de curanderos indígenas y científicos occidentales para terapias de tratamiento de adicción con resultados espectaculares. Fabregas y Maté han participado en la AYA2014. El canadiense emocionó al público por videoconferencia con su rostro enjuto y triste. “La ciencia no es que crea que lo sabe todo, sino que desprecia lo que desconoce. La medicina cree que las adicciones son producto de la biología; de la genética de cada cual. Es erróneo: las adicciones, que son la principal pandemia de nuestra sociedad, son la respuesta al dolor, una forma de calmarlo”. Maté cree que la base de todo es psíquica y proviene de nuestras experiencias traumáticas infantiles. “La ayahuasca te permite revivir ese dolor oculto y verlo nítidamente con una nueva conciencia, dándote la oportunidad de cambiarlo y evitar las conductas compulsivas, recuperando la capacidad que todo ser vivo tiene de autocuración. 

Giovanna Valls, Pep Cuñat y José Luis Lasso son tres casos claros de cómo los tratamientos con ayahuasca permiten liberarse de las adicciones. Los dos primeros al caballo, el tercero al alcohol. Lasso, colombiano, es hoy facilitador de ayahuasca en Galicia, donde vive con su actual pareja, Carmen, y se dedica sobre todo a construir instrumentos de viento de inspiración indígena. Giovanna Valls es hermana, nada menos que del actual primer ministro francés, Manuel Valls. Estuvo en la cárcel en cinco ocasiones por hurtos para lograr heroína. Contrajo el virus del VIH y hepatitis C. Y gracias a un tratamiento en la selva de varios meses tomando ayahuasca dos veces por semana consiguió salir de todo. Presentó su libro Aferrada a la vida. “En mi caso, el ritual ha sido importantísimo, y no lo habría logrado sin la colaboración de una persona que te guía y te ayuda a integrar la sustancia. Si no fuera por el equipo que tenía a mi alrededor, no lo habría logrado”. Pep Cuñat fue cocinero —nunca mejor dicho— antes que fraile. Y su relato ejemplifica el éxito que estas terapias combinadas —casi del 70% frente al escuálido 8% de los tratamientos de metadona— han tenido en miles de adictos. “Yo era un puto yonqui. Una mierda de persona. Poco antes de cumplir los cuarenta fui a Brasil y en uno de esos centros tomé por primera vez ayahuasca, sin dieta y sin nada. Los efectos de las convulsiones y los vómitos me ayudaron a sentirme limpio por primera vez en años. Luego en España y recaí varias veces. Regresé a Brasil. Allí tomé contacto con el Santo Daime y seguí la dieta estricta. Me quedé dos años currando como cocinero en uno de sus centros. Hoy trabajo en España como terapeuta ayudando a otros como yo. Mi vida dio la vuelta como un calcetín. Nunca más volví a recaer. Y estoy casado, fíjate tú, y tengo dos hijos”. La energía vital y alegría por vivir que irradia el Pep, al que antes siempre llamaban José, son su mejor aval. 

Pero no habría sido nada este AYA2014 sin la presencia indígena. Más allá del exotismo de ver a curanderos, chamanes y taitas brasileños, colombianos o ecuatorianos por el bosquecillo de pinos que rodea al palacio atrayendo los flashes de las cámaras, lo importante es el mensaje que guardan sus voces. Quizás la más inesperada fuese la de Carmen Vicente, chamana ecuatoriana y muy menudita. Pero la fuerza de su mirada desafiante y sarcástica hace imaginar que si un tiranosaurio apareciera en el congreso, ella sería quien lo mandaría fuera con un simple gesto. Su voz brava, hermana de Fridas y Chavelas, es capaz de aunar orgullo, fuerza y compasión, por encima de su tamaño. Carmen no lee notas ni pantallas durante sus intervenciones como el resto de sus compañeras de mesa —Clancy Clanvar, Aline Mast, Daniela Peluso—, brillantes doctoras y reconocidas profesionales de debates sobre género y transgénero, denunciantes de casos de abusos por parte de hombres durante las ceremonias, o de la difícil integración de la mujer en un mundo demasiado masculino, pero logra que el público irrumpa en aplausos a cada rato. “Me llaman Carmita. Soy madre de diez hijos. Tuve hasta los 14 años miedo a las serpientes y fue entonces que tomé la bebida y que me hice artista tras las visiones. Yo nací molestosita, pero sin susto — susto y espanto son algunas de las enfermedades indígenas— ni mal de ojo encima”, dice como quien invoca espíritus. No le gusta que al yagé se le llame medicina. “No me gusta, no, cuando me dicen mujer medicina me siento como una bolsita de manzanilla. Nosotros le llamamos bebida, porque no todos los que la toman están enfermos. Lo que hay que hacer cuando la tomas es obedecer a las visiones, que son las que hacen cultura y conducen el camino”. Sí, Carmen sabe que el mundo de los hombres resulta duro para las mujeres: “Yo empecé con una mujer a prepararme como curandera; la principal diferencia entre hombres y mujeres es la paciencia. Pero nuestros derechos no son de hombres ni mujeres sino de la vida del Todo. Y sí, he tenido problemas con hombres... pero también con mujeres. Que hay mujeres necias, que les aparece el tipo de las plumas y toditas se van detrás. Al final se trata de también de nuestra responsabilidad, que somos quienes les dimos la vida y las primeras palabras y les educamos. Nos bastará con defender dos principios: no ser ocioso y no ser mentiroso”. 

Giovanna Valls

Pep Cuñat y Josep María Fabregas

Juan Bautista Ágreda

 

La mesa de chamanes hombres será un despliegue de plumas y colores. La charla reúne al taita Juan Bautista Ágreda, curandero colombiano de la comunidad kamentsá, a su compatriota William Torres, más conocido como Kajuyali Tsamani, y al brasileño Siâ Kaxinawa, líder de los indígenas huni-kuin. Se sumará el hijo de éste, Leopardo, quien con su voz profunda cantará, para cerrar, un ícaro —así se llaman genéricamente los cantos ceremoniales que hacen los chamanes durante las ceremonias y que, bajo el efecto de la planta que amplifica las facultades sensoriales y sinestésicas, logran un efecto de reequilibrio energético, vibratorio y emocional del paciente—y nos recordará a los gringos una máxima lapidaria: “el verdadero chamán no te va diciendo que es un chamán”. Recuerdan algunas de sus experiencias con la justicia de diversos países occidentales durante sus viajes, y reconocen que hay muchos —brujos— que no hacen correcto uso de la planta. Precisamente para enseñarles, Siâ Kaxinawa ha editado el Libro de la cura: “La medicina no resuelve todo, pero enseña el camino correcto. Nos ayuda a alimentarnos bien, a tener compasión y a relacionarnos unos con otros”.

Tras tres intensos día de conferencias, mesas redondas, debates, comunicaciones, proyecciones de documentales, talleres paralelos de respiración holotrópica o de uso de la voz, mesas privadas, presentaciones de libros o performances —como la de la actriz y performer norteamericana Josie Hyde que hizo un espectáculo de humor lisérgico sobre sus visiones con ayahuasca— nadie ha dejado de intercambiar confidencias y direcciones. Sobre todo autorrelatos. Pues tiene la ayahuasca una enorme capacidad para transformar su ingesta en una experiencia de hondo calado: todos recuerdan su primera vez y aún no he escuchado a nadie que la refiera como algo intrascendente. Exceptuando la  boutadede Antonio Escohotado durante el cierre del congreso: “para mí la ayahuasca, es una LSD… flojita. Yo la desecaría toda. Pero eso me pondría en contra de los que la administran”. Claro que pedirle a Escohotado que se impresione por algo sería como esperar que el capitán Achab se desmayara cuando su nieto le enseñara la caballa que acaba de pescar. Escohotado, Ott y Fernando Sánchez Dragó, a pesar de cerrar vestidos de inmaculado blanco ibicenco el congreso, actúan más bien como avatares intelectuales de Tommy Lee Jones en Men in Black. “Es un tipo de sustancia reservada a los espíritus valientes. (Hemos defendido siempre) la liberalización del uso y consumo de las drogas dentro de una Ilustración farmacológica. Son ustedes libres de tomarla como deseen, dentro de los rituales, o no. Son ustedes libres de tener una conducta gregaria. Yo admito que el gregarismo es útil, pero no imprescindible: recuerden que las cosas importantes de la vida no tienen autor”. Dragó ve una parte positiva en la prohibición que ha perseguido a las drogas, a la que auguran un descalabro inminente, “porque nos hizo a todos más aguerridos e instruidos”. Escotaañade puñetero: “y para que algunos hagan pasta a base de crímenes o ingenio”. Pero también fueron del autor de Historia general de las drogaslas más profundas reflexiones del congreso. Hablando de estados alterados de conciencia, convenía profundizar en la relación entre realidad, el lenguaje y el ser: “La esencia de la Realidad viene entera del verbo ser. El lenguaje de la realidad es un lenguaje de verbos y sustantivos. Pero nosotros lo hemos transformado en un lenguaje lleno de adjetivos y adverbios que cada vez está más lejos de la realidad. Hay un mundo soñado, otro deseado y otro que es. La esencia del mundo no es otra cosa que la reflexión del ser sobre sí mismo. Si alguien dice que ama la verdad lo que está diciendo es que ama las cosas tal y como son. Y no somos nada, pero no hay nada más que nosotros mismos. Y nosotros estamos acostumbrados a mentirnos. Hay una droga en particular, el LSD, que no permite mentiras. Y para mí, la ayahuasca es como un LSD flojito. ¿Dicen que son alucinógenos? Alucinógenos son los programas de los partidos políticos contemporáneos. Las drogas deben servir para ser más cultos, más honrados, más controlados y más conscientes de sí y de esta tarea de consciencia de la realidad. Si no, no estamos haciendo nada útil con ellas. El mundo no es otra cosa que el tránsito de la sustancia al accidente. La libertad siempre está amenazada… pero, al menos, siempre dura un minuto más que sus enemigos”.  Tras un intenso intercambio de vítores o reproches con un público que les acusa de soberbia intelectual o aplaude su brillantez se cerrará el congreso bajo los acordes de un sitar en directo. El aire huele a palosanto.

 

Han pasado unos días y he abandonado la isla. Sé que hubo ceremonias privadas y clandestinas pero no participé en ninguna. Aún debía hablar con José Carlos Bouso, perteneciente a ICEERS, organizadora del congreso, de su estudio sobre la aplicación de herramientas y test psicológicos tradicionales para valorar las experiencias subjetivas y los efectos de la ayahuasca en las personas. Psicólogo y doctor en farmacología, fue el primer investigador mundial al que se autorizó hacer un estudio de la evolución del estrés postraumático en pacientes tratados con MDMA. Está más que satisfecho. Creen que no han perdido pasta.”Ha sido la culminación de los simposios que se han celebrado desde el ’92. El más multitudinario y el de mayor cantidad de ponentes. Hemos logrado acuerdos muy interesantes. Diálogos muy fructíferos. Y el patrocinio de la UNESCO nos ha puesto en el camino de nuestro principal objetivo: lograr que la ayahuasca sea declarada patrimonio universal de la Humanidad”, desvela Bouso, quien, como todos, recuerda con nitidez “todas y cada una de las veces” que ha tomado la planta. “La ayahuasca supone un esfuerzo por parte del que la toma. No es sino una herramienta para abrir puertas: espirituales o psicológicas. Y científicas. Pero no es una panacea, exige implicación. Por eso se les llama trabajos a esas ceremonias que exigen una participación activa y tienen un componente de dureza suficiente que evita el uso lúdico”. ¿Y se perderá mucho en el camino al occidentalizar sus usos, como algunos advierten? “Mira, la esencia de la humanidad es el intercambio cultural y comercial. Las comunidades humanas son fácilmente permeables. Necesitamos establecer puentes y aprovecharlos respetando y valorando este increíble conocimiento ancestral amazónico para que sirva en Occidente. A eso estamos asistiendo. Aquí no tenemos herramientas, se han creado cuando ha habido contactos culturales. Y ésta es una herramienta única y fabulosa para abrir puertas y crear conciencia. Conciencia propia y de protección del planeta. Ahora vivimos una época de transición donde habrá conflictos, abusos, estafas y malas prácticas. Pasa desde que la medicina existe, pero todo se solventará para obtener beneficios. Porque ésta es la Historia de la humanidad”.

De vuelta a Málaga, ordeno mis notas. Anoche volví a soñar con serpientes.

Héctor Márquez

Héctor Márquez (París, 1963) es periodista, escritor y gestor y productor cultural. Como periodista ha colaborado en numerosos diarios y revistas nacionales y regionales en temas de cultura, crítica y opinión. Creó varios formatos de divulgación, entre los que destaca La Música Contada®. Aprendiz de ecohortelano —y de todo— y curioso impenitente. En los últimos años ha intensificado sus experiencias con el mundo de la ayahuasca.

Fotografías de Adrián Domínguez y Héctor Márquez