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KILLING SOUND

Killing Sound
(Blackest Ever Black, 2014)

Seb Gainsborough, Amos Childs y Sam Kidel son los tres músicos del colectivo bristoliano Young Echo que se esconden tras el nombre de Killing Sound. Y el verbo “esconder” sobrevuela de modo omnipresente las cuatro caras de conforman el primer lanzamiento oficial del jovencísimo trío. Ninguna pista sobre lugar o fechas de grabación, ningún crédito que ayude a acotar el posterior misterio de la escucha del material grabado en este EP de debut que ofrece pocas concesiones.

Cuatro temas para cuatro caras de vinilo prensadas a 45 rpm respetando una de las marcas de identidad del colectivo previamente citado: el sonido sí importa.

Killing Sound es una actitud, una atmósfera, un homenaje al dub desde el mismo lugar en que este se creó: el estudio de grabación y sus controles. Es la sensación de profundidad más allá de la profundidad, del eco inabarcable e inacabable, del reggae muy bien entendido y escuchado, de la abstracción cuasi total que busca y se acerca a la verdad de todo lo que aquí se intuye.

En esta muerte del sonido, en su lentísimo asesinato, escuchamos y vemos la noche en la ciudad a cámara lenta o tiempo real, cargadores vaciarse para volver a acariciar la munición que les dará sentido una y otra vez, voces de nadie que a nadie hablan, nada dicen, inventan un idioma y podrían ser las nuestras, ecos lejanos, cada vez más lejanos de todo ello. Nada de esto importa: cuando expiran los veinte minutos de extrañas tensiones tan sólo puedes volver a escucharlas más atentamente, forzar tu entendimiento, subir el volumen e intentar de nuevo buscar referencias, contextualizar la experiencia.
El esfuerzo es en vano pero será infinito. Como de toda gran obra nos queda la sensación, alguna puerta abierta, un antes y un después.

MADE TO BREAK

Cherchez la femme
(Trost, 2014)

Made to Break es una de los proyectos de reciente invención y clara vocación de continuidad del polifacético e hiperactivo compositor y saxofonista Ken Vandermark. Cherchez la Femme es su tercer trabajo al frente de esta formación, que se completa con Tim Daisy a la batería, Devin Hoff al bajo de seis cuerdas y Christof Kurzmann en los loops y electrónica. 

A medio camino entre los icónicos Vandermark 5 (y su perfecto punto de encuentro entre la improvisación libre y la composición jazzística contemporánea de más quilates) y el no menos significativo trío Spaceways Incorporated (y su sólido, groovie e improvisado homenaje a Sun Ra, Funkadelic, Parliament o The Art Ensemble of Chicago, entre otros), Made to Break son físicos y cerebrales prácticamente a partes iguales. La larga extensión de las
composiciones (una por cara en la versión LP de este trabajo) permite al cuarteto interactuar en los distintos lugares de creación de cada tema. Las dos obras surgen desde una engañosa calma en la que la tensión ya está presente aunque de modo oblicuo para seguir su camino hacia los diálogos a dos y tres bandas entre los instrumentistas mientras Kurzmann se funde y confunde con ellos procesando sonidos —da la impresión— a tiempo real. Los límites entre composición e improvisación se difuminan, igual que entre electrónica e instrumentos orgánicos, y el cuarteto rinde un poderoso homenaje de catorce minutos e inspiración rock a Betty Davis y Sleatter Kinney en “Sans Serif” (cara A); la dedicatoria de los dieciocho minutos de “Capital Black” (cara B) va para Helen Frankenthaler y Joan Mitchell (dos artistas pertenecientes a la corriente del expresionismo abstracto), y la música se vuelve densa, más informe y libre, de estructuras y colores definitivamente más abiertos. Ambas piezas y sus dedicatorias se complementan a la perfección, y la media hora larga de música “en busca de la mujer” se intuye como una de las cumbres del jazz improvisado en lo que va de año.

PETER ZUMMO

Lateral Pass
(Foom, RSD 2014)

Peter Zummo es un compositor y trombonista de la escuela post-minimalista neoyorquina. Aunque ha colaborado con multitud de nombres fundamentales de la vanguardia de la ciudad, son sus apariciones junto al icónico chelista y compositor Arthur Russell las que han colocado su nombre un paso más allá del underground. 

Lateral Pass es una obra comisionada a Zummo en 1985 por la compañía de danza de Trisha Brown para su espectáculo homónimo. La presente edición es la primera en formato disco.

El trabajo empieza con “Sci-Fi”, una pieza que hace honor a su título y se abre con un sutil diálogo en apagada comunión entre el trombón y el cello y las voces filtradas de Russell; marimba y acordeón se unen sin estridencias en “Slow Heart” y todos juntos elaboran una composición abstracta, en la que las texturas y los espacios mandan sobre la melodía, se repite un motivo de fondo y se improvisa colectivamente sobre él. “Song VI” es una pieza más rítmica, con marimba y percusiones como piedra de toque y la música contemporánea añadiendo aire y misterio: el cello y el trombón vuelven a establecer las bases, la percusión lleva el tema adelante y el acordeón juega un papel de actor secundario importante, doblando melodías e inventando nuevos dibujos sobre las existentes. El tempo prácticamente desaparece hacia mitad de la composición y el diálogo es ahora pura abstracción, para terminar en un extraño lugar de pulsaciones silenciadas, cello low-fi y marimbas ardiendo a fuego lento. El disco finaliza con “Song IV”, única habitante de la cara B. El tema se abre con un percusivo debate entre cello y tabla al que se une el trombón de Zummo elaborando una melodía a medio tiempo; acordeón y voces se suman y juntos improvisan un espacio en el que la tabla gestiona el ritmo, el trombón —lírico y oscuro— repite frases que podrían ser palabras de un idioma desconocido, acordeón y voces añaden un meditativo aire jasídico, y todos juntos dan con un lugar común, semi-obsesivo, que se dirige al crescendo final en el que Zummo lanza frases cortas sobre un acordeón espectral, las percusiones aparecen ahora a medio camino entre el ritmo sólido y su pérdida, y el cello de Russell rubrica la desintegración, natural y pausada, de un ritual que se intuye secreto, cuasi hermético, en el que hemos tenido la suerte de participar.

ALVARIUS B / 
SIR RICHARD BISHOP

If You Don't Like It... Don't
(Three Lobed Records, RSD 2014)

Los dos ilustres hermanos Bishop (Alan y Richard) se reparten amistosamente las dos caras de este LP en el que no suenan más que guitarras.

Alvarius B (aka Alan Bishop) propone en la primera parte del disco un amplio ejercicio de estilo en el que la guitarra acústica transita por lugares de lo más variopinto. El blues es una seña de identidad clara, pero tras este punto de partida el menor de los Bishop da rienda suelta a su infinito abanico de intereses con un gusto ejemplar: actitud y velocidades punk-rock, querencia por la canción country tradicional, incesantes referencias a Asia y África en algunos de sus desarrollos, experimentos lo-fi, búsqueda continua de nuevas técnicas y afinaciones, construcción y deconstrucción de la melodía, y así hasta casi el infinito y rubricar los nueve cortes que conforman su aportación al disco. El sentido del humor, su perenne exploración de las tradiciones musicales de cualquier lugar del mundo y el “do it yourself” son tres características indiscutibles, presentes ya en la mítica banda que lideraba junto a su hermano, The Sun City Girls, tres características que funcionan además de puente perfecto hacia la cara B del disco.

Sir Richard Bishop (también armado exclusivamente con guitarra acústica) abre con una introducción reflexiva, buscando el camino, el sonido, creando una amable amalgama de cuerdas sostenidas e improvisando motivos de aire country-blues sobre ellas. En “Brick And Mortar” el tono de la guitarra es gravísimo, y Bishop desarrolla un ritual completo de misterio en el que el blues y las melodías árabes se entienden en extraña comunión. “Worm Wood” es una pieza más abstracta y abierta, un curiosísimo lugar de encuentro entre afinaciones imposibles, progresiones armónicas inspiradísimas y cierta presencia española en los rincones de una técnica personalísima. El disco se cierra con “Midwestern Serenade”, homenaje más o menos explícito a John Fahey en forma de pequeña suite de profundísimos ecos americanos con miras de nuevo al mundo árabe y España. En Sir Richard Bishop, quizás como en ningún otro guitarrista vivo, estas tradiciones musicales de tanto peso conviven del modo más natural.

MORTON SUBOTNICK

Silver Apples of The Moon
(Original de 1967 en Nonesuch, reedición de 2014 en Karlrecords)

Silver Apples of The Moon (que toma su título de un verso del poeta W. B. Yeats) es la primera composición encargada, ideada y grabada como pieza de música electrónica. Subotnick trabajó mano a mano durante más de un año con el célebre inventor de los sintetizadores Buchla, Donald Buchla, hasta dar con la fórmula que les permitió finalizar el sintetizador modular con el que Subotnick quedó plenamente satisfecho. Según cuenta el propio compositor en las notas que acompañan a esta reedición fundamental, la máquina resultante era una combinación de matemática y abstracción con la que el compositor podía interactuar de modo bastante natural.

La obra se divide en dos partes. En la primera de ellas la sensación es de búsqueda, quizás de lucha contra la máquina de nuevo cuño. Aquí caben ruido analógico, glitches, clicks and cuts, experimentos con fases del sonido, distorsiones… parece más una improvisación en busca de las posibilidades del nuevo sintetizador que una obra con actitud composicional. La atmósfera resultante es de ciencia ficción, un viaje inexplicable y fascinante a través de las infinitas posibilidades de la electrónica analógica. No hay ritmo, ni melodía, tan sólo exploraciones del sonido en su versión más abstracta, entre sus texturas y sus relaciones imposibles entre sí que acaban teniendo un singular pero innegable sentido de conjunto, un lugar de misterio cotidiano y manejable. La segunda parte de la pieza tiene un carácter más rítmico en su conjunto, una especie de resultado, de paso lógico tras la infinita búsqueda que abre el disco. Aquí la cosa se concreta en un largo loop de percusión elástica sobre el que los recursos de la bestia —el sintetizador— (voces, guitarras, campanas, detalles inabarcables, estructuras imposibles) se muestran en su máximo esplendor. El final es un minuendo de estos recursos en una estética cada vez más minimalista, que encuentra de nuevo en el misterio (en el de la vida y el de la máquina de nueva creación), su primordial razón de ser. Estamos ante una de esas raras ocasiones en las que uno no puede evitar pensar que el proceso creativo, el ensamblaje de las piezas, el modelo prueba/error, la creación de la máquina y su posterior exploración, conocimiento mutuo y extensísimo proceso que daría como resultado Silver Apples of The Moon, hubo de ser tan o más interesante como el propio resultado musical al que dio lugar: un disco de música electrónica experimental que podría pasar por el último lanzamiento de cualquier luminaria de la electrónica en 2014.

DILLARD CHANDLER

The End of an Old Song
(Original de 1975 en Smithsonian Folkways, reedición de 2014 en Tompkins Square, RSD)

Las canciones que integran The End of an Old Song fueron grabadas a modo de field recording por el prestigioso musicólogo, fotógrafo, profesor y director de cine norteamericano John Cohen en un viaje que realizara en 1975 a la región estadounidense de los Apalaches en Carolina del Norte. La intención de la expedición de Cohen era documentar la riquísima tradición musical de la zona, grabando para ello a un amplio rango de personalidades locales, que en general no se dedicaban profesionalmente del mundo de la música.

Dillard Chandler era una especie de leyenda local, un solitario que vivía en su cabaña alejado de prácticamente cualquier signo de civilización. Cohen consiguió hacerse con el esquivo personaje —llegó incluso a grabar un documental de media hora que ilustraba su modo de vida en las montañas— y le grabó en su entorno natural haciendo lo que hacía de modo igualmente natural: interpretar baladas tradicionales de aquella geografía sin ningún tipo de acompañamiento, a capela. 

Canciones de amor y desamor, canciones de trabajo y carcelarias, de contenido explícitamente sexual, de taberna, sobre la vida diaria en el duro entorno en el que vivía su intérprete… La voz (de profunda tierra y sus raíces) de Chandler vive en las canciones y da vida a las mismas, las canta al límite desde un sosiego insondable, entona, improvisa, acaricia, moldea unas historias en las que se respira la tristeza y la desesperanza, la certeza de que era así, interpretando esas baladas atravesadas de realidad, el mejor —y quizás único— modo en el que Dillard Chandler podía comunicarse con el mundo.

AI ASO

Lone
(Ideologic Organ, 2014)

Hay una presencia inexplicable en este disco. Un “algo” intangible, un sentimiento, un color intuido pero todavía no descubierto. Ai Aso es una compositora y cantante japonesa que ha colaborado, entre otros, con Boris, Sunn O))) o Ghost, además de con multitud de popes del underground japonés contemporáneo. Algunos referentes de geografías propias o cercanas podrían ser Kan Mikami o Kim Doo Soo. Lone es el primer trabajo de Aso para un sello no japonés (anteriormente había editado material en Pedal y P.S.F.), Ideologic Organ, comisariado de modo exquisito por Stephen O’Malley para Editions Mego.

Ai Aso canta (siempre en japonés), y se acompaña a sí misma intercalando guitarra y teclados. Estamos ante una obra de espíritu minimalista, querencia psicodélica y atmósfera irrepetible. Las melodías de voz e instrumentos son frágiles y consistentes a un tiempo, las canciones miniaturas de más o menos duración, exquisiteces con amenaza al fondo, impregnadas de un original discurrir hacia adelante en modo piloto automático, de un algo hipnótico e inasible, una poesía incomprensible que atrapa irremediablemente. Lone es un viaje, un lugar amable y peligroso que descubrir, un país al que se quiere volver de modo inconsciente para seguir viviéndolo, estudiando su idioma, conociendo a sus lugareños. Un destino radicalmente inclasificable en tiempos de radical homogeneidad.

 

DISCO DEL MES

MARSHALL ALLEN AND KASH KILLION

Two Stars in the Universe
(Little Rocket Records, 2014)

Marshall Allen (saxofonista, flautista y compositor, uno de los más cercanos lugartenientes de Sun Ra y actual director de la Sun Ra Arkestra) y Kash Killion (cellista a su vez de la Sun Ra Arkestra) enfrentaron esta grabación sin preparación previa. El día después de su actuación en Poschiavo (un pequeño pueblo al sur este de Suiza) con la Arkestra en la primavera de 2012, ambos músicos improvisaron en el cuarto de estar de su anfitriona durante dos horas y media sin cruzar una palabra. Allen tocará saxo alto, flauta y un básico órgano Casio VL-1; Killion tocará cello, bolong y sarangi en la sesión .

Allen abre el espectáculo con “Vibrations of Life”, una pieza a saxo solo, improvisando sobre un blues en modo balada y lugares poco transitados. La presencia de la habitación se revela desde el inicio como el tercer integrante de la grabación: natural, física, brutalmente real. “Minds of a Travel World” es un viaje de interacción contrapuntística en clave de blues entre las múltiples posibilidades sonoras del cello (percusión, drone, bajo) y los fraseos sin pretensiones, desnudos, sencillamente bellos del saxo de Allen. El cello actúa como centro del ritmo en “Cosmo Blues-Life of Two”, una elaborada improvisación de inspiración africana en la que Allen se doblará y confundirá en flauta y casio, mientras las percusiones de juguete añaden misterio al fondo de la escena. La cara A avanza hacia su final en “Parallel Lines That Sing”, otro blues de imponente presencia africana en el que percusión y vientos repiten motivos y melodías en un loop moldeado a tiempo real; la primera cara se cierra con “Blacken Blues”, una inspirada conversación casi a oscuras de cello y saxo con traviesas percusiones sucediendo en algún lugar de la habitación, uno diría que por su propia cuenta. 

La cara B se inicia con los cánticos africanos de “Secrets of Rhythm”, que encuentran su respuesta en las ideas esbozadas por el bolong y las melodías de Allen jugando sobre ellas. El cello discurre con arco y se funde con la percusión africana en un ritmo insistente, el motivo cambia a menudo pero muy levemente de velocidad y textura, y Allen tensa el desarrollo rítmico con largas y musculosas improvisaciones —al saxo esta vez— sobre tan sugerente campo de operaciones, se busca y se encuentra, se pierde para volver a encontrarse, intercede con el ritmo para volver a dejarlo libre al tiempo que intenta entenderse con las voces de Killian, que aparecen y desaparecen a lo lejos a modo de mantra. El disco se cierra con “India Reflections”, un corte de clara inspiración en las ragas indias. Una larga introducción de flauta y sarangi da paso al drone de las cuerdas del propio instrumento, una percusión minimalista de base, improvisaciones de la flauta en tonos gravísimos y exquisitas melodías indias. El cello se suma a mitad del corte y da continuidad a la repetición, las melodías de ambos instrumentos coinciden, se acercan con la misma naturalidad que vuelven a alejarse; estamos ante una pieza meditativa de sublime belleza en su repetición y gran flexibilidad en su límite estructural, en la que la intensidad y la comunión, la confusión de las voces crece según el tema avanza: Allen improvisa radical, espacial a la flauta sobre la insistencia infinita de un sarangi cada vez más tensionado y cuando parece que la cosa podría durar para siempre, ambos instrumentistas acuerdan por fin la conclusión, un punto y final en elegante y bestial retirada. 

Si verdaderamente Little Rocket Records desaparece (como apuntan en las notas que acompañan a este LP) una vez vendidas las copias de Two Stars in The Universe, pasará forzosamente a la historia como uno de los grandes sellos de la música improvisada: tienen en su catálogo una sola referencia, pero una obra maestra del género.

Álex Sánchez

Álex Sánchez (Barcelona, 1977) estudió Historia del Arte y Humanidades en la ciudad condal. Pasó por el seminario y vivió en Londres, Tokio y Berlín por cortos periodos de tiempo. Allí trabajó en tiendas de discos y escuelas de idiomas. Hoy vive en Madrid y participa en distintos proyectos culturales relacionados con la música.