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Convertir o matar

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Hace tiempo que la rutina no tiene sentido. Levantarse, ducharse, vestirse, bajar a la calle y acercarse a un café para desayunar, se han convertido en acciones que responden a una inercia, a un letargo confuso. Hay que despertar, volver a sentir que formas parte de algo, que tienes una misión… hay que cambiar de rumbo y creer de nuevo que existe una razón de ser en el paso por la vida.

Te conectas a la red con un nombre y email falsos. Accedes a Twitter, Facebook, Tumblr, Youtube, Instagram o SoundCloud para empezar a recabar información. La carpeta con documentos, mensajes y base de la doctrina se llena con facilidad. No tardas en caer en las garras del departamento de medios y publicidad Al Hayat, descargándote y reproduciendo los episodios de los Mujatweets, leyendo las proclamas de la revista Dabiq, y sucumbiendo a las estrategias coordinadas, de las campañas que logran en horas posicionar hashtags específicos que no tardan en convertirse en trends.

Percibes como te envuelve un sistema que en seguida pasa a ser familiar. Las dudas son respondidas con celeridad en Ask.fm; son los propios yihadistas los que esclarecen las preguntas de potenciales nuevos reclutas. Desde cuestiones ideológicas a aspectos prácticos de la forma de vida, del cambio, que ya ha empezado a consolidarse en tu interior. Te entretienes con las cuestiones cotidianas como el clima, la comida (por ejemplo, un combatiente explica lo difícil que es conseguir leche porque en lugar de comprarla en el supermercado hay que ordeñar a la vaca), las anécdotas y los asuntos serios como el tipo de armas que utilizan y el entrenamiento al que tendrás que someterte.

Decides descansar un poco, tu cabeza está a punto de estallar con tanta información. La sensación de estar encontrando el camino te produce una mezcla de satisfacción, alivio y temor… necesitas despejar la mente, y qué mejor que tirarte un rato a jugar a la última versión de Call of duty. Es un videojuego ambientado en el año 2025 sobre una guerra tecnológica en la que el enemigo tiene las llaves de las máquinas y no dudará en usarlas para destruir el mundo. Vas barajando posibles escenarios y tomando decisiones para conseguir vencerle, mientras te preguntas por el grado de realismo del juego, y si sentirás lo mismo en el terreno.

Cuando vuelves a sentarte delante del ordenador compruebas que has recibido varios mensajes en el correo recién creado que has introducido en las redes en las que te has movido. Algunos de ellos se limitan a proporcionar la información que solicitabas, mientras que otros te invitan a una charla por Skype para empezar a conoceros. Sientes un poco de pánico, pero los mensajes no dejan de llegar y pronto entiendes que ya formas parte de la “comunidad”.

Antes de establecer ese primer contacto directo, buscas las reflexiones de los combatientes extranjeros que ya están allí. Las cifras son increíbles: más de 11.000 personas han decidido unirse a la lucha contra el régimen de Bachar Al Assad y trabajar para que la proclamación del Estado Islámico sea una realidad.

Miras las estadísticas de fuentes fiables como el ICSR (The International Centre for the Study of Radicalization and Political Violence). Desde 2011 a diciembre de 2013 entre 11.000 y 12.000 combatientes extranjeros se han unido al EI. Abarcan 74 nacionalidades y representan el 10% de los que luchan en la oposición al régimen sirio. El 18% son europeos, la mayoría de Francia, Gran Bretaña, Bélgica y Alemania; y más del 60% de países árabes (más de 2.000 son jordanos, seguidos por saudíes, tunecinos, libaneses y libios). Es la mayor movilización de extranjeros involucrados en un conflicto bélico desde la guerra de Afganistán. Fuentes militares sirias elevan las cifras porque desde que comenzó el conflicto señalan la injerencia de “terroristas” extranjeros como los precursores de la revuelta que comenzó en marzo de 2011. Aseguran que hay al menos 54.000 combatientes procedentes de 87 países, y que la mayoría son chechenos, saudíes y libaneses. También explican que en el EI hay sobre todo libios, iraquíes y tunecinos, mientras que en el Frente An Nusra (cercano a Al Qaeda) son argelinos y marroquíes.

Buscando más información sobre los combatientes europeos llegas con facilidad a una encuesta realizada por el ICM Research a mediados de julio de 2014 sobre las acciones perpetuadas por el EI, que concluye que el 16,6% de los franceses (uno de cada seis) apoya y tiene una visión positiva del EI (un porcentaje que sube al 27% entre los encuestados que tienen entre 18 y 24 años), un 7% en Gran Bretaña y un 4% en Alemania.

Tanteando posibles explicaciones a lo que ocurre en Francia observas que cinco millones son musulmanes y que entre la población migrante el desempleo supera el 40%, además de problemas de antisemitismo y discriminación entre los magrebíes de segunda generación.

Aparece una alerta en tu correo que te invita a ver Flames of War, un documental de 55 minutos elaborado por Al Hayat Media en el que ofrecen detalles sobre el reclutamiento online. Y es cuando empiezas a descubrir que a pesar de tus escasos conocimientos del Islam, lo que realmente mueve al EI es el odio, el mismo cabreo que sientes tú ante la indiferencia con la que te trata el mundo occidental. Y así empiezas a interesante por los planteamientos de fondo que exponen los fundamentalistas del EI como “la disolución y partición del Imperio Otomano, alimentada por las diferencias entre corrientes islámicas post-Mahoma”. Simpatizas con el verdadero significado de la palabra yihad, que hace referencia a una obligación musulmana porque significa literalmente “esfuerzo”. Y lees en las redes, en las que ya te sientes cómodo: “El esfuerzo interno, para subsistir en la creencia y lograr una mejor sociedad en la que es necesario defender y propagar la religión. Convertir o matar”.

Sigues intercambiando mensajes, descubriéndoles cada vez más detalles sobre tu vida. Empiezas a sentirte arropado y comprendido por una masa virtual que te resulta más humana que las personas con las que te cruzas a diario. En las redes sociales aparecen también mujeres jóvenes (de una media de 20 años) que deciden unirse al EI (representan entre el 10 y 15% de los que han viajado a Siria, según el ICSR) casándose con combatientes. Se encuentran en Twitter, Tumblr y Kik donde intercambian versículos del Corán, marcan como favoritos mensajes de los discursos de imanes radicales en ingles y árabe, y exponen con dureza las discriminaciones a las que dicen ser sometidas por la sociedad europea en la que viven. También hay espacio para las anécdotas y banalidades, entre las que ya están en el terreno; y que abren debates sobre gustos culinarios o la “obsesión por la Nutella”. De hecho, en el ISIS (Islamic State of Iraq and Siria, predecesor del EI) hay dos brigadas de mujeres que no participan en el combate activo, sino que realizan inspecciones en los puestos de control y en las actividades femeninas comprobando que las mujeres van vestidas como marcan los estrictos estándares de la moralidad del ISIS.

La transformación mental es rápida. Compruebas que tu percepción de los valores cotidianos ha dado un giro radical y comienzas a desesperarte por lo que observas a tu alrededor. Controlas tus reacciones mientras tu cabeza aplica a destajo los recién aprendidos valores morales. Es el momento de tomar la decisión final, de anunciarlo a los “hermanos” para que te ayuden a preparar el viaje.

Una vez convencido, los preparativos son sencillos. No es necesario reunir mucho dinero, otros combatientes aseguran que una vez comprado el billete a Turquía y el enlace nacional a Hatay o Gazianpec (lo que los combatientes denominan “el expreso yihadi”), con menos de 300 euros puedes cruzar por uno de los puntos de la extensa frontera con Siria (822 kilómetros) . Una vez en los puestos fronterizos también te puedes hacer pasar por cooperante humanitario para acceder al territorio, o esperar a que te crucen de forma clandestina usando un carnet de identidad sirio.

No has de preocuparte de nada más porque el entrenamiento militar y la misión que se te encomendará no comenzará, ni lo conocerás hasta que no hayas pisado Siria. Durante el viaje tu aspecto no puede sufrir una transformación tan radical como la que, sin duda, ha tenido lugar en tu cabeza, pero una vez que estés entre los “hermanos” del EI, empezarás a dejarte crecer la barba, cambiarás la ropa de marca por la simpleza de los trajes islámicos, y cuando combatas vestirás con pantalón y camisa de camuflaje militar, y si lo prefieres podrás cubrirte la cara con un pañuelo negro.

También cambiará tu forma de hablar y los gestos que ya unen a los combatientes del EI, como elevar el dedo índice, dirigiéndolo hacia el cielo para decir que “No hay más Dios que Ala y Mahoma es su profeta”; al grito de “Tawhid” (la “proclamación del único Dios”, al contrario de la doctrina cristiana que reconoce la Trinidad).

¡Ah! Y tu bandera será a partir de ese momento completamente negra excepto por las letras en árabe en las que se insiste en que sólo hay un Dios: Allah.

 

LA LLAMADA

“Somos combatientes. Lo juro. Y esperamos que esto sea duro. No queremos una vida feliz, con viajes, sino todo lo contrario, porque esas cosas nos alejan de Dios. Cuanto más dura sea la situación, más cerca estaremos de Dios”, explica un combatiente en Raqqa (Siria) a través de Facebook.

“Ahora estoy llevando la mejor vida posible, y estoy muy satisfecho con ella. La vida es dignidad y orgullo, que es lo que estoy llevando a cabo ahora”, declaró en octubre de 2014 Abu Mariam, de 24 años, a la revista Foreign Policy. Originario de Toulouse (Francia) hoy vive junto a su segunda esposa en Kassab (noroeste de Siria). Se convirtió al islam a los 19 años. Un año después viajó a Marruecos para estudiar árabe y el Corán. Se casó con una marroquí y tuvo una hija con las que no habla desde que se unió al EI para patrullar las montañas de la zona. Viste el uniforme yihadista.

“Sólo soy una contribución a la conquista del Islam, porque espero llegar al Paraíso a través de la yihad por la causa de Alah. A nosotros, los musulmanes,  nos han prometido el paraíso porque escuchamos las palabras de Alah. El islam es una religión estupenda. Incluye todos los aspectos de la vida. Da un significado a la vida humana”.

Su única comunicación con el exterior es a través de Skype; lo utiliza para hablar con su madre, a la que no deja de repetir que no regresará porque, “¿cómo puedo dejar una vida tan gloriosa y volver a una vida de bestias? ¡Nunca!”.

 

FORMAR PARTE DE UN PROYECTO

La radicalización de los que deciden unirse al EI no responde a planteamientos ideológicos sino psicológicos. Así lo defiende Arie W. Kruglanski, profesor de psicología de la Universidad de Maryland e investigador de START-National Centre for the Study of Terrorism and the Reponse to Terrorism, que se refiere a la pérdida de “significado o importancia personal” como factor principal para entender la decisión. “Deseo de importar”, “necesidad de ser respetado”, “ser alguien de cara a los demás”, forman parte de los objetivos del que cambia de vida para sentirse protagonista de su propia realidad.

Kruglanski menciona la pérdida del sentido del significado personal por motivos como el fracaso (crisis de identidad) o la estigmatización social (desesperación económica, discriminación…). También se refiere al “glamour de la yihad” para hablar del “carisma del martirio contra otro tipo de carisma, como la brutalidad del enemigo”.

Los combatientes extranjeros son abducidos por el extremismo ideológico porque les es presentado como un remedio rápido para su “pérdida de significado personal”, y les proporcionan cierta garantía de que podrán reconducirse. Kruglanski atribuye el éxito de estos movimientos a que son capaces de explotar instintos primordiales humanos como la agresión/violencia y el sexo.

RELIGIÓN COMO RESPUESTA

Desde el think tank independiente Muflehun aseguran que los combatientes extranjeros no tienen necesariamente motivaciones religiosas porque la mayoría son “ignorantes” del Islam. De nuevo la crisis de identidad, el aislamiento de los convertidos y la carencia del respeto por parte de las sociedades occidentales para ejercitar su religión con libertad, es lo que les hace establecer vínculos más estrechos y sólidos con grupos “desconocidos” en el extranjero que con los que se cruzan a diario por la calle.

Y en esa comprensión muy superficial de la religión musulmana, creen que serán capaces de probar que “pueden ser buenos”, lo que les permitirá “coger un atajo” hasta el cielo. Comparte esta opinión Jessica Stern, de la Universidad de Harvard, añadiendo que el medio no tiene importancia; por lo que son personas que acaban desarrollando un deseo natural por matar ante la imposibilidad de convertir o convencer a los “infieles o apóstatas” para que reconduzcan su existencia.

Los combatientes extranjeros se consideran la “avanzadilla” de Allah, los verdaderos creyentes en la guerra santa contra los infieles, por eso comparten y celebran sus acciones en Internet.

Los sofisticados métodos de reclutamiento online, vídeos de  entrenamientos e instrucciones han ganado terreno rápidamente a cualquier intento de combatir la tendencia radical. Al trasladarles la causa, lo que ocurre en el terreno, son capaces de generar suficiente simpatía para convencerles de la necesidad de su implicación directa. El adoctrinamiento se ejecuta a través de emails, skype y el correo personal con la intención de que cuando lleguen al terreno “no sean capaces de distinguir entre lo correcto y lo erróneo”.

 

DESDE DENTRO

Combatiendo la consigna que desde Estados Unidos se lleva enarbolando desde la invasión de Iraq en 2003 —“Conmigo o contra mí”—; y siguiendo con el planteamiento simplista que apunta que “el EI es el malo y América buena”, los combatientes extranjeros entienden que la religión para el EI es una forma de vida, sin entrar a valorar que “la protección de nuestra religión, nuestra vida” se basa en situaciones extremas cuando se analizan desde la racionalidad.

La “intervención positiva” con la que describen las patrullas de la hisbah es un ejemplo. Control de vestimenta, decoración, relaciones personales en el espacio público, para que se apliquen las estrictas normas de conducta del EI.

 

UNIRSE AL “ENEMIGO”

Mouhanad Khorchide, austríaco de origen palestino y profesor de teología islámica en la Universidad de Munster cree que los simpatizantes del EI en Alemania tienen un interés limitado por las cuestiones islámicas. En cambio, los salafistas (un movimiento reaccionario suní) es una especie de contracultura. “El salafismo es un producto de la modernidad”, asegura Khorchide, acercándolo a los movimientos juveniles radicales en muchas otras sociedades; añade que los salafistas dividen el mundo entre el bien y el mal/infierno, la piedad y los infieles. “Y ofrecen orientación y cohesión a los jóvenes que luchan para encontrar una dirección en la vida”.

 

NUEVOS COMBATIENTES (PARÍS, 7 DE ENERO DE 2015)

Said K nació en Paris en 1980, su hermano Cherif K dos años después también en la capital gala, y Hamyd M en 1996. Los tres originarios de Grennevilliers (departamento de Hauts-de Seine, al oeste de París) son los sospechosos de haber entrado en la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo disparando mientras pronunciaban los nombres de los caricaturistas a los que querían matar.

Los presuntos asesinos son ciudadanos franceses, educados en escuelas occidentales pero que desde pequeños viven en un entorno de falsa integración, de discriminación, que está encontrando respuestas contundentes, y cada día más peligrosas, en una radical “nueva yihad”. Con ellos lo imaginario da paso a acciones contundentes, que llevan el debate mucho más lejos de la supuesta confrontación entre religiones, de los discursos islamófobos y de las acusaciones políticas fáciles.

Unos se transforman en Europa, y otros, cuyas historias nos llegan cada vez con más detalle, deciden emprender el viaje para combatir en primera línea; un “aprendizaje” con efectos incontrolables si un día deciden volver al lugar donde nacieron. Matar, para ellos, es una actividad más.

 

 

Mujatweets: https://www.youtube.com/watch?v=qh6ZwB_R1BQ

Dabiq: https://ia802500.us.archive.org/24/items/dbq01_desktop_en/dbq01_desktop_en.pdf

Call of duty: http://www.callofduty.com/es/

ICRS: http://icsr.info/2013/12/icsr-insight-11000-foreign-fighters-syria-steep-rise-among-western-europeans/

ICM Research: http://www.icmresearch.com/media-centre/press/isis-poll-for-rossiya-segodnya

Flames of War: http://news.yahoo.com/video/islamic-state-release-propaganda-film-153137452.html

Muflehun: http://muflehun.org/

START: http://www.start.umd.edu/

Hisba: https://www.youtube.com/watch?v=a6JKWFGHC58