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The Way Things Go
Entrevista con el estudio de arquitectura MAIO
MAIO es un estudio de arquitectura integrado por Maria Charneco, Alfredo Lérida, Guillermo López y Anna Puigjaner. Además de su trabajo como arquitectos, son profesores en diferentes escuelas, han codirigido la revista Quaderns d’Arquitectura i Urbanisme y son responsables, junto a Moritz Küng y Curro Claret, del proyecto expositivo TheWholeHoleHall, ubicado en su estudio en la calle Bruniquer, en el barrio barcelonés de Gràcia. Recientemente han recibido el Premio FAD 2016 en su categoría de intervenciones efímeras por el montaje de la exposición Especies de espacios en el Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA).
Para empezar, me gustaría que explicarais qué es MAIO, cuándo nace y qué hace que cuatro personas de perfiles tan diferentes os juntarais para arrancar este proyecto en común.
Maria Charneco Fue en 2005 cuando comenzamos a trabajar juntos por primera vez, y de una forma un tanto azarosa. Por entonces cada uno de nosotros tenía un trabajo independiente y nos limitábamos a colaborar puntualmente en proyectos de instalaciones efímeras. No existía nada parecido a una estructura, y ni siquiera teníamos un nombre. En realidad, visto en retrospectiva, aquellos trabajos esporádicos conjuntos nos permitían salir de nuestras respectivas rutinas, tenían algo de experimentación, y los abordábamos de forma bastante lúdica y festiva, que en cierta manera todavía refleja cómo nos gusta entender la arquitectura. Fue a raíz de esas primeras colaboraciones cuando comprobamos que compartíamos muchos intereses comunes y que trabajábamos bien juntos. Así que en 2011, en plena crisis económica, decidimos apostar por MAIO. Ese momento coincidió además con la creación del espacio de trabajo donde ahora nos encontramos, el estudio en la calle Bruniquer, que compartimos con varios amigos —paisajistas, diseñadores gráficos, aparejadores y arquitectos— con los que nos gusta colaborar.
Anna Puigjaner Aunque ahora que lo explicamos retrospectivamente pueda parecer que éramos conscientes de lo que hacíamos, en el fondo MAIO nació de forma muy intuitiva a partir de la necesidad de generar nuevas maneras de hacer arquitectura y de reformular las estructuras clásicas de trabajo de los estudios al uso. Ninguno de nosotros quería tener su propio estudio, de ahí que naciera este espacio. No es un co-working. Nuestra idea no es sólo compartir espacio, sino compartir proyectos en una estructura horizontal que pueda crecer y decrecer con el fin de intentar ser más eficientes y ricos a nivel intelectual.
Vuestros perfiles individuales son muy distintos, y como estudio tocáis ámbitos tan variados como la enseñanza, el comisariado, el diseño o la edición. Sin embargo, vistos en el contexto local, hay un hecho importante que creo que ha marcado vuestra trayectoria. ¿Qué importancia ha tenido para vosotros el hecho de que dos de vosotros, Anna y Guillermo, hayáis codirigido, junto a José Zabala y Ethel Baraona, la revista del Colegio de Arquitectos de Cataluña Quaderns d’Arquitectura i Urbanisme?
Guillermo López A pesar de que conocíamos bien el contexto local, Quaderns ha tenido mucha importancia para nosotros porque nos ha permitido abrirnos a un contexto internacional que hasta entonces nos era más o menos desconocido y que echábamos en falta en Barcelona; a partir de Quaderns hemos podido elaborar una lectura más operativa de lo que estaba sucediendo fuera. Algo que caracteriza esta etapa de la revista es que es muy textual. Por supuesto que publicamos arquitectura construida, pero para nosotros puede tener tanto valor un texto como una obra acabada. Creo que eso es algo que de algún modo se refleja también en nuestros proyectos, cuyo punto de partida suele ser bastante conceptual y puede leerse en una clave más teórica.
Anna También a través de Quaderns hemos aprendido el papel que desempeña el editor. En los últimos años se ha producido muchísima arquitectura, pero también se ha invertido mucho esfuerzo y mucho conocimiento en producir edificios carentes de una reflexión que los respaldara. Siempre hemos tenido claro que preferimos producir poco, pero que aquello que produzcamos, reflexione, siempre que sea posible, sobre temas que trascienden la propia disciplina, que de alguna manera nuestra obra pueda ir más allá de lo estrictamente construido. Dicho de otra manera, no nos vemos únicamente como “solucionadores” de problemas; cualquier propuesta, construida o no, debería problematizar, más que simplemente solucionar.
Dentro del panorama local, creo que el valor de vuestro estudio —y que es lo que lo distingue de otros estudios catalanes— es introducir unos ingredientes de filiación más europea que acabáis conjugando con esa tradición local que tan bien conocéis. ¿Ha contribuido también vuestro trabajo en Quaderns a ello o ha sido un proceso paulatino?
Alfredo Lérida La manera en la que funcionamos como estudio nace de esa aproximación más conceptual al proyecto; es ahí donde confluimos los cuatro. Este arranque más conceptual también nos sirve para comunicarnos con los demás. Quizá sí sea cierto que estratégicamente operamos de manera algo distinta a otros estudios locales.
Maria En el estudio proyectamos los cuatro a la vez, no estamos especializados. Para eso resulta clave la fase previa, aquella etapa más de discusión en la que establecemos las reglas básicas del proyecto. Los proyectos nacen de una especie de diálogo que se va depurando hasta convertirse en algo con cierta consistencia que más tarde puede formalizarse de varias maneras.
Anna Lo que nos interesa es la conceptualización, qué es lo que el proyecto debería ser; a partir de ahí, la forma y cómo se materializa son algo secundario. En el momento en que tienes clara la parte del concepto y todo el mundo está de acuerdo, si el detalle es de una manera o de otra, para nosotros es un tema más secundario. Todo esto provoca grandes reuniones de despacho que, en el fondo, ralentizan todo el proceso. Somos un estudio muy lento.
Guillermo Al mismo tiempo, ese modo particular de encarar los proyectos nos permite incorporar una gran heterogeneidad de referentes y nos da mucho margen de maniobra. Siempre nos ha parecido paradigmático el caso de Superstudio o Archizoom. Produjeron proyectos teóricos cuya potencialidad cambió radicalmente muchas cosas sin necesidad de colocar ni un solo ladrillo. Sin duda, son dos de nuestros referentes.
Creo que esto tiene que ver con el concepto de “sistema” que tantas veces utilizáis; sistemas que permiten que el proyecto funcione a veces con cierta autonomía respecto del autor. Creo que vuestro concepto de sistema está claro en el montaje de la exposición Especies de espacios celebrada en el MACBA, en el bar Nou (hoy desaparecido) y en el proyecto The Ways Things Go de la galería Monoambiente de Buenos Aires.
Alfredo En el momento actual, la idea de un sistema espacial ha encajado por diferentes motivos: un sistema nos permite crecer y decrecer, es flexible y adaptable a todo tipo de condiciones, tiene escala pero no tiene programa, facilita que puedan entrar otros factores en juego y tiene esta condición de algo inacabado al que se le van añadiendo cosas… Nos gusta pensar que la arquitectura es la estructura de algo que puede llegar a ser. Sus potencialidades.
Anna Quizá “sistema” no sea la palabra más adecuada. Lo que en realidad nos interesa es definir una serie de parámetros que no predefinan estrictamente un resultado; más bien, proponemos unas leyes y el resultado queda abierto dentro de unos márgenes acotados. Esa idea de forma abierta da cierto margen a quien finalmente usa o activa lo que construimos, aunque, evidentemente, todo eso a lo que acabo de referirme es más aplicable a unos proyectos que a otros.
Maria Además, la propia idea de sistema o de ley también introduce otros elementos que nos interesan: el error, la excepción, la variación, la infracción, etc. ¿Qué ocurre cuando generas unas instrucciones que sabes de antemano que no funcionan? Eso es lo que hicimos en The Way Things Go, una exposición comisariada por Paula García-Masedo: enviamos unas instrucciones para construir un objeto que no cabía en el espacio expositivo, lo que obligaba a interpretar el diseño a partir de esos factores. Nos interesa mucho esa falta de control de la forma final, ese espacio de indefinición.
Volviendo a la idea de error, en el caso de la exposición Especies de espacios nos interesaba cómo la propuesta que acabamos construyendo chocaba con la preexistencia, produciendo encuentros extraños con el museo de Richard Meier. También quisimos introducir un guiño irónico al cliché obsesivo de los Five Architects por las retículas, a sus giros y a sus superposiciones. A veces somos contextuales por mera oposición.
Guillermo Por otro lado, la idea de sistema incluye la idea de lo inacabado, algo que nos interesa mucho. Sin ir más lejos, la investigación que está llevando a cabo Anna, Kitchenless City, trata de una tipología doméstica concreta del Nueva York decimonónico en la que algunos apartamentos carecían de cocina. Esa vivienda incompleta no sólo obligaba a reconfigurar los apartamentos, sino los edificios y, en un extremo teórico, la ciudad. Una pequeña pieza como la cocina era capaz de modificar toda la ciudad. En nuestros proyectos hay bastante trabajo tipológico.
Algo así ocurre en la microurbanización de Lesseps-Vallcarca o el sistema expositivo de Drassanes. Sin embargo, ¿cómo aplicáis este mismo concepto a vuestra obra de mayor envergadura que estáis acabando en estos momentos, el edificio de viviendas entre medianeras en la calle Provença de Barcelona?
Guillermo A menudo nos encontramos en una lucha entre la forma y la no forma. Nos interesa el diseño que en parte se acaba de formalizar sin necesidad de nosotros, o simplemente un diseño que no necesita diseño: el diseño cero. En algunos de nuestros muebles y proyectos hay algo de ready-made, de ferretería. Creemos mucho en esa idea de los formatos, de esa especie de leyes o instrucciones de uso que permiten que los proyectos puedan formalizarse de muchas maneras. Cuando abordamos un proyecto efímero, el tránsito entre lo que piensas y lo que acaba construyéndose es muy inmediato, y algo de eso queda en lo que hacemos.
Creo que, aunque por escala y programa difiera mucho del resto de nuestros proyectos, también en el edificio de viviendas de la calle Provença está implícita la idea de sistema, pues todas las viviendas tienen las habitaciones iguales, algo que permite la transformación paulatina de la casa a lo largo del tiempo, o incluso pensar en el conjunto del edificio como en un agregado de piezas que permitirían poder unir pisos y ampliarlos como si de un gran organismo se tratara. Ese proyecto podría definirse como la radicalización de la tipología de vivienda tradicional del Eixample barcelonés: en planta, todas las habitaciones son iguales, como sucedía con los edificios construidos por los maestros de obra, y en la planta baja se radicaliza la idea de aquellos mueblecitos de las porterías en lo que acaba siendo un gran vacío poblado de diferentes volúmenes. La fachada es simplemente un patrón geométrico tradicional del Eixample, y su composición ha consistido, básicamente, en una traslación directa de la fachada del edificio vecino, donde se ha utilizado la misma técnica de mortero de cal, tal como se hacía antiguamente. En definitiva, el proyecto plantea una lectura exacerbada o hiperbólica de algo que ya estaba ahí. Sin embargo, no todo son sistemas, pues los proyectos siempre necesitan un amplio margen de libertad. En este sentido, no somos nada dogmáticos; abogamos por el humor o la ironía.
Alfredo En la Bienal de Arquitectura de Chicago de 2015 diseñamos unas columnas flotantes que hablaban. Se movían por la exposición comentando las obras y lanzando statements. Era como una especie de obra de teatro para seis personajes que podía leerse como un sistema que va configurando espacios, pero también como una forma de distanciamiento. Tienen algo de seriedad e ironía al mismo tiempo; son un monumento irónico.
Otras de las facetas de vuestro trabajo es la colaboración casi constante con artistas. Habéis trabajado con Martí Anson, Luis Úrculo, Luz Broto o Toni Hervàs en diferentes proyectos, ¿cómo os planteáis este tipo de trabajos?
Guillermo Así como tradicionalmente otros estudios de arquitectura se han vinculado más al mundo del diseño, tema que también nos interesa, nosotros nos hemos relacionado más con el mundo artístico local, y creemos que tiene que ver con nuestra manera conceptual de trabajar; por otro lado, también nos interesa esta vertiente lúdica que libera la toma de decisiones de su pesadez y de su gravedad, una faceta que los artistas tienen mucho más presente en sus obras. La figura de Moritz Küng, con quien compartimos un proyecto de comisariado, también ha sido importante para nosotros. Con él hemos podido ver que existen formas de hacer desde la arquitectura que a veces no se diferencian tanto del arte.
Alfredo Creo que tiene que ver con que ya desde el principio trabajamos en proyectos efímeros pequeños, y esta manera de trabajar encaja perfectamente con el trabajo de ciertos artistas. De hecho, necesitamos un tipo de proyecto de colaboración con artistas de vez en cuando.
Anna Creemos que la escena artística barcelonesa atraviesa un momento muy interesante, y tiene una vitalidad y unas ganas de compartir que quizá no tenga tanto la escena arquitectónica. A nivel tradicional, se asocia la idea de espacio efímero a un tipo de instalación arquitectónica que tiene que ver con su breve duración en el tiempo, pero nosotros entendemos lo efímero como algo conceptual y proyectual, con el hecho de pensar mucho, con dedicar mucho tiempo a la conceptualización, y que la materialidad sea algo bastante más inmediato.
Maria Creo que tiene que ver con una voluntad de conectar con nuestro tiempo y nuestro entorno, no sólo con el mundo del arte. También hemos colaborado con diseñadores o bailarines, como Aimar Pérez Galí. Aimar dota de discurso al acto de bailar, demostrando que teoría y práctica pueden ir de la mano. Creo que es una lección increíble para cualquier arquitecto. Evidentemente, cuando colaboramos con gente, trabajamos dentro de los márgenes de la disciplina, pero cuando acabas de ver algo de Jérôme Bel o Tino Sehgal, lo primero que te preguntas es: ¿cómo podría la arquitectura hacer algo similar?
Y esto ligaría un poco con vuestro proyecto TheWholeHoleHall…
Guillermo En este sentido, TheWholeHoleHall sería otro intento de visibilizar las relaciones entre diseño, arte y arquitectura. Junto a Curro Claret y Moritz Küng decidimos utilizar una parte del estudio como galería donde poder hacer actos muy puntuales. Allí hemos presentado cosas que tienen que ver con el espacio, pero siempre vinculado con el mundo del arte. Hasta ahora hemos presentado UP, un fanzine belga editado por Koenraad Dedobbeleer y Kris Kimpe sobre arquitectura vista por un artista plástico, y un libro, Without Distinction, de Oriol Vilanova, un arquitecto que trabaja en el campo del arte.
Anna Lo interesante de TheWholeHoleHall (que lleva como subtítulo Room for Spatial Concerns) es su formato. Se trata de una habitación pequeñísima, de 2 x 1,6 m, de difícil acceso (sólo puede accederse a ella a través una escalera de mano) en la que todo lo que sucede tiene que ver con su acotación espacial; probablemente sea la galería más pequeña que conocemos.
Siempre habéis tenido una vocación internacional; habéis sido finalistas del concurso del PS1 de Nueva York (junto a Fake Industries y Luis Úrculo), habéis participado en la Bienal de Arquitectura de Chicago de 2015, en una exposición en Buenos Aires y, en estos momentos, participáis en la exposición colectiva Sharing Models: Manhattanisms de la galería neoyorquina Storefront. ¿En qué más estáis trabajando en estos momentos?
Alfredo En estos momentos estamos trabajando en un proyecto en Milán, en un proyecto expositivo, estamos participando en una exposición colectiva en Melbourne y preparando varios concursos.
Maria Una de las cosas en la que nos queremos centrar es en la materialidad, y en cómo conectarla con nuestra aproximación más conceptual. Casualmente, la artista Ariadna Parreu nos ha invitado a trabajar en un proyecto que trabaja en esa dirección. Durante los próximos meses nos apetece plantearnos cómo avanzar en ese sentido de forma coherente y sin dejar atrás el resto de nuestras obsesiones.
De arriba abajo, The Ways Things Go de la galería Monoambiente de Buenos Aires, MAIO con Moisés Puente, Especies de espacios en el MACBA, dibujo del proyecto de microurbanización de Lesseps-Vallcarca, el bar Nou y las columnas flotantes diseñadas para la Bienal de Arquitectura de Chicago de 2015.
The Way Things Go
MAIO es un estudio de arquitectura integrado por Maria Charneco, Alfredo Lérida, Guillermo López y Anna Puigjaner. Además de su trabajo como arquitectos, son profesores en diferentes escuelas, han codirigido la revista Quaderns d’Arquitectura i Urbanisme y son responsables, junto a Moritz Küng y Curro Claret, del proyecto expositivo TheWholeHoleHall, ubicado en su estudio en la calle Bruniquer, en el barrio barcelonés de Gràcia. Recientemente han recibido el Premio FAD 2016 en su categoría de intervenciones efímeras por el montaje de la exposición Especies de espacios en el Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA).
Para empezar, me gustaría que explicarais qué es MAIO, cuándo nace y qué hace que cuatro personas de perfiles tan diferentes os juntarais para arrancar este proyecto en común.
Maria Charneco Fue en 2005 cuando comenzamos a trabajar juntos por primera vez, y de una forma un tanto azarosa. Por entonces cada uno de nosotros tenía un trabajo independiente y nos limitábamos a colaborar puntualmente en proyectos de instalaciones efímeras. No existía nada parecido a una estructura, y ni siquiera teníamos un nombre. En realidad, visto en retrospectiva, aquellos trabajos esporádicos conjuntos nos permitían salir de nuestras respectivas rutinas, tenían algo de experimentación, y los abordábamos de forma bastante lúdica y festiva, que en cierta manera todavía refleja cómo nos gusta entender la arquitectura. Fue a raíz de esas primeras colaboraciones cuando comprobamos que compartíamos muchos intereses comunes y que trabajábamos bien juntos. Así que en 2011, en plena crisis económica, decidimos apostar por MAIO. Ese momento coincidió además con la creación del espacio de trabajo donde ahora nos encontramos, el estudio en la calle Bruniquer, que compartimos con varios amigos —paisajistas, diseñadores gráficos, aparejadores y arquitectos— con los que nos gusta colaborar.
Anna Puigjaner Aunque ahora que lo explicamos retrospectivamente pueda parecer que éramos conscientes de lo que hacíamos, en el fondo MAIO nació de forma muy intuitiva a partir de la necesidad de generar nuevas maneras de hacer arquitectura y de reformular las estructuras clásicas de trabajo de los estudios al uso. Ninguno de nosotros quería tener su propio estudio, de ahí que naciera este espacio. No es un co-working. Nuestra idea no es sólo compartir espacio, sino compartir proyectos en una estructura horizontal que pueda crecer y decrecer con el fin de intentar ser más eficientes y ricos a nivel intelectual.
Vuestros perfiles individuales son muy distintos, y como estudio tocáis ámbitos tan variados como la enseñanza, el comisariado, el diseño o la edición. Sin embargo, vistos en el contexto local, hay un hecho importante que creo que ha marcado vuestra trayectoria. ¿Qué importancia ha tenido para vosotros el hecho de que dos de vosotros, Anna y Guillermo, hayáis codirigido, junto a José Zabala y Ethel Baraona, la revista del Colegio de Arquitectos de Cataluña Quaderns d’Arquitectura i Urbanisme?
Guillermo López A pesar de que conocíamos bien el contexto local, Quaderns ha tenido mucha importancia para nosotros porque nos ha permitido abrirnos a un contexto internacional que hasta entonces nos era más o menos desconocido y que echábamos en falta en Barcelona; a partir de Quaderns hemos podido elaborar una lectura más operativa de lo que estaba sucediendo fuera. Algo que caracteriza esta etapa de la revista es que es muy textual. Por supuesto que publicamos arquitectura construida, pero para nosotros puede tener tanto valor un texto como una obra acabada. Creo que eso es algo que de algún modo se refleja también en nuestros proyectos, cuyo punto de partida suele ser bastante conceptual y puede leerse en una clave más teórica.
Anna También a través de Quaderns hemos aprendido el papel que desempeña el editor. En los últimos años se ha producido muchísima arquitectura, pero también se ha invertido mucho esfuerzo y mucho conocimiento en producir edificios carentes de una reflexión que los respaldara. Siempre hemos tenido claro que preferimos producir poco, pero que aquello que produzcamos, reflexione, siempre que sea posible, sobre temas que trascienden la propia disciplina, que de alguna manera nuestra obra pueda ir más allá de lo estrictamente construido. Dicho de otra manera, no nos vemos únicamente como “solucionadores” de problemas; cualquier propuesta, construida o no, debería problematizar, más que simplemente solucionar.
Dentro del panorama local, creo que el valor de vuestro estudio —y que es lo que lo distingue de otros estudios catalanes— es introducir unos ingredientes de filiación más europea que acabáis conjugando con esa tradición local que tan bien conocéis. ¿Ha contribuido también vuestro trabajo en Quaderns a ello o ha sido un proceso paulatino?
Alfredo Lérida La manera en la que funcionamos como estudio nace de esa aproximación más conceptual al proyecto; es ahí donde confluimos los cuatro. Este arranque más conceptual también nos sirve para comunicarnos con los demás. Quizá sí sea cierto que estratégicamente operamos de manera algo distinta a otros estudios locales.
Maria En el estudio proyectamos los cuatro a la vez, no estamos especializados. Para eso resulta clave la fase previa, aquella etapa más de discusión en la que establecemos las reglas básicas del proyecto. Los proyectos nacen de una especie de diálogo que se va depurando hasta convertirse en algo con cierta consistencia que más tarde puede formalizarse de varias maneras.
Anna Lo que nos interesa es la conceptualización, qué es lo que el proyecto debería ser; a partir de ahí, la forma y cómo se materializa son algo secundario. En el momento en que tienes clara la parte del concepto y todo el mundo está de acuerdo, si el detalle es de una manera o de otra, para nosotros es un tema más secundario. Todo esto provoca grandes reuniones de despacho que, en el fondo, ralentizan todo el proceso. Somos un estudio muy lento.
Guillermo Al mismo tiempo, ese modo particular de encarar los proyectos nos permite incorporar una gran heterogeneidad de referentes y nos da mucho margen de maniobra. Siempre nos ha parecido paradigmático el caso de Superstudio o Archizoom. Produjeron proyectos teóricos cuya potencialidad cambió radicalmente muchas cosas sin necesidad de colocar ni un solo ladrillo. Sin duda, son dos de nuestros referentes.
Creo que esto tiene que ver con el concepto de “sistema” que tantas veces utilizáis; sistemas que permiten que el proyecto funcione a veces con cierta autonomía respecto del autor. Creo que vuestro concepto de sistema está claro en el montaje de la exposición Especies de espacios celebrada en el MACBA, en el bar Nou (hoy desaparecido) y en el proyecto The Ways Things Go de la galería Monoambiente de Buenos Aires.
Alfredo En el momento actual, la idea de un sistema espacial ha encajado por diferentes motivos: un sistema nos permite crecer y decrecer, es flexible y adaptable a todo tipo de condiciones, tiene escala pero no tiene programa, facilita que puedan entrar otros factores en juego y tiene esta condición de algo inacabado al que se le van añadiendo cosas… Nos gusta pensar que la arquitectura es la estructura de algo que puede llegar a ser. Sus potencialidades.
Anna Quizá “sistema” no sea la palabra más adecuada. Lo que en realidad nos interesa es definir una serie de parámetros que no predefinan estrictamente un resultado; más bien, proponemos unas leyes y el resultado queda abierto dentro de unos márgenes acotados. Esa idea de forma abierta da cierto margen a quien finalmente usa o activa lo que construimos, aunque, evidentemente, todo eso a lo que acabo de referirme es más aplicable a unos proyectos que a otros.
Maria Además, la propia idea de sistema o de ley también introduce otros elementos que nos interesan: el error, la excepción, la variación, la infracción, etc. ¿Qué ocurre cuando generas unas instrucciones que sabes de antemano que no funcionan? Eso es lo que hicimos en The Way Things Go, una exposición comisariada por Paula García-Masedo: enviamos unas instrucciones para construir un objeto que no cabía en el espacio expositivo, lo que obligaba a interpretar el diseño a partir de esos factores. Nos interesa mucho esa falta de control de la forma final, ese espacio de indefinición.
Volviendo a la idea de error, en el caso de la exposición Especies de espacios nos interesaba cómo la propuesta que acabamos construyendo chocaba con la preexistencia, produciendo encuentros extraños con el museo de Richard Meier. También quisimos introducir un guiño irónico al cliché obsesivo de los Five Architects por las retículas, a sus giros y a sus superposiciones. A veces somos contextuales por mera oposición.
Guillermo Por otro lado, la idea de sistema incluye la idea de lo inacabado, algo que nos interesa mucho. Sin ir más lejos, la investigación que está llevando a cabo Anna, Kitchenless City, trata de una tipología doméstica concreta del Nueva York decimonónico en la que algunos apartamentos carecían de cocina. Esa vivienda incompleta no sólo obligaba a reconfigurar los apartamentos, sino los edificios y, en un extremo teórico, la ciudad. Una pequeña pieza como la cocina era capaz de modificar toda la ciudad. En nuestros proyectos hay bastante trabajo tipológico.
Algo así ocurre en la microurbanización de Lesseps-Vallcarca o el sistema expositivo de Drassanes. Sin embargo, ¿cómo aplicáis este mismo concepto a vuestra obra de mayor envergadura que estáis acabando en estos momentos, el edificio de viviendas entre medianeras en la calle Provença de Barcelona?
Guillermo A menudo nos encontramos en una lucha entre la forma y la no forma. Nos interesa el diseño que en parte se acaba de formalizar sin necesidad de nosotros, o simplemente un diseño que no necesita diseño: el diseño cero. En algunos de nuestros muebles y proyectos hay algo de ready-made, de ferretería. Creemos mucho en esa idea de los formatos, de esa especie de leyes o instrucciones de uso que permiten que los proyectos puedan formalizarse de muchas maneras. Cuando abordamos un proyecto efímero, el tránsito entre lo que piensas y lo que acaba construyéndose es muy inmediato, y algo de eso queda en lo que hacemos.
Creo que, aunque por escala y programa difiera mucho del resto de nuestros proyectos, también en el edificio de viviendas de la calle Provença está implícita la idea de sistema, pues todas las viviendas tienen las habitaciones iguales, algo que permite la transformación paulatina de la casa a lo largo del tiempo, o incluso pensar en el conjunto del edificio como en un agregado de piezas que permitirían poder unir pisos y ampliarlos como si de un gran organismo se tratara. Ese proyecto podría definirse como la radicalización de la tipología de vivienda tradicional del Eixample barcelonés: en planta, todas las habitaciones son iguales, como sucedía con los edificios construidos por los maestros de obra, y en la planta baja se radicaliza la idea de aquellos mueblecitos de las porterías en lo que acaba siendo un gran vacío poblado de diferentes volúmenes. La fachada es simplemente un patrón geométrico tradicional del Eixample, y su composición ha consistido, básicamente, en una traslación directa de la fachada del edificio vecino, donde se ha utilizado la misma técnica de mortero de cal, tal como se hacía antiguamente. En definitiva, el proyecto plantea una lectura exacerbada o hiperbólica de algo que ya estaba ahí. Sin embargo, no todo son sistemas, pues los proyectos siempre necesitan un amplio margen de libertad. En este sentido, no somos nada dogmáticos; abogamos por el humor o la ironía.
Alfredo En la Bienal de Arquitectura de Chicago de 2015 diseñamos unas columnas flotantes que hablaban. Se movían por la exposición comentando las obras y lanzando statements. Era como una especie de obra de teatro para seis personajes que podía leerse como un sistema que va configurando espacios, pero también como una forma de distanciamiento. Tienen algo de seriedad e ironía al mismo tiempo; son un monumento irónico.
Otras de las facetas de vuestro trabajo es la colaboración casi constante con artistas. Habéis trabajado con Martí Anson, Luis Úrculo, Luz Broto o Toni Hervàs en diferentes proyectos, ¿cómo os planteáis este tipo de trabajos?
Guillermo Así como tradicionalmente otros estudios de arquitectura se han vinculado más al mundo del diseño, tema que también nos interesa, nosotros nos hemos relacionado más con el mundo artístico local, y creemos que tiene que ver con nuestra manera conceptual de trabajar; por otro lado, también nos interesa esta vertiente lúdica que libera la toma de decisiones de su pesadez y de su gravedad, una faceta que los artistas tienen mucho más presente en sus obras. La figura de Moritz Küng, con quien compartimos un proyecto de comisariado, también ha sido importante para nosotros. Con él hemos podido ver que existen formas de hacer desde la arquitectura que a veces no se diferencian tanto del arte.
Alfredo Creo que tiene que ver con que ya desde el principio trabajamos en proyectos efímeros pequeños, y esta manera de trabajar encaja perfectamente con el trabajo de ciertos artistas. De hecho, necesitamos un tipo de proyecto de colaboración con artistas de vez en cuando.
Anna Creemos que la escena artística barcelonesa atraviesa un momento muy interesante, y tiene una vitalidad y unas ganas de compartir que quizá no tenga tanto la escena arquitectónica. A nivel tradicional, se asocia la idea de espacio efímero a un tipo de instalación arquitectónica que tiene que ver con su breve duración en el tiempo, pero nosotros entendemos lo efímero como algo conceptual y proyectual, con el hecho de pensar mucho, con dedicar mucho tiempo a la conceptualización, y que la materialidad sea algo bastante más inmediato.
Maria Creo que tiene que ver con una voluntad de conectar con nuestro tiempo y nuestro entorno, no sólo con el mundo del arte. También hemos colaborado con diseñadores o bailarines, como Aimar Pérez Galí. Aimar dota de discurso al acto de bailar, demostrando que teoría y práctica pueden ir de la mano. Creo que es una lección increíble para cualquier arquitecto. Evidentemente, cuando colaboramos con gente, trabajamos dentro de los márgenes de la disciplina, pero cuando acabas de ver algo de Jérôme Bel o Tino Sehgal, lo primero que te preguntas es: ¿cómo podría la arquitectura hacer algo similar?
Y esto ligaría un poco con vuestro proyecto TheWholeHoleHall…
Guillermo En este sentido, TheWholeHoleHall sería otro intento de visibilizar las relaciones entre diseño, arte y arquitectura. Junto a Curro Claret y Moritz Küng decidimos utilizar una parte del estudio como galería donde poder hacer actos muy puntuales. Allí hemos presentado cosas que tienen que ver con el espacio, pero siempre vinculado con el mundo del arte. Hasta ahora hemos presentado UP, un fanzine belga editado por Koenraad Dedobbeleer y Kris Kimpe sobre arquitectura vista por un artista plástico, y un libro, Without Distinction, de Oriol Vilanova, un arquitecto que trabaja en el campo del arte.
Anna Lo interesante de TheWholeHoleHall (que lleva como subtítulo Room for Spatial Concerns) es su formato. Se trata de una habitación pequeñísima, de 2 x 1,6 m, de difícil acceso (sólo puede accederse a ella a través una escalera de mano) en la que todo lo que sucede tiene que ver con su acotación espacial; probablemente sea la galería más pequeña que conocemos.
Siempre habéis tenido una vocación internacional; habéis sido finalistas del concurso del PS1 de Nueva York (junto a Fake Industries y Luis Úrculo), habéis participado en la Bienal de Arquitectura de Chicago de 2015, en una exposición en Buenos Aires y, en estos momentos, participáis en la exposición colectiva Sharing Models: Manhattanisms de la galería neoyorquina Storefront. ¿En qué más estáis trabajando en estos momentos?
Alfredo En estos momentos estamos trabajando en un proyecto en Milán, en un proyecto expositivo, estamos participando en una exposición colectiva en Melbourne y preparando varios concursos.
Maria Una de las cosas en la que nos queremos centrar es en la materialidad, y en cómo conectarla con nuestra aproximación más conceptual. Casualmente, la artista Ariadna Parreu nos ha invitado a trabajar en un proyecto que trabaja en esa dirección. Durante los próximos meses nos apetece plantearnos cómo avanzar en ese sentido de forma coherente y sin dejar atrás el resto de nuestras obsesiones.
De arriba abajo, The Ways Things Go de la galería Monoambiente de Buenos Aires, MAIO con Moisés Puente, Especies de espacios en el MACBA, dibujo del proyecto de microurbanización de Lesseps-Vallcarca, el bar Nou y las columnas flotantes diseñadas para la Bienal de Arquitectura de Chicago de 2015.