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Su reino, la noche

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Siempre pensé que la estatua ecuestre de Ramón Berenguer III era muy pequeña para representar a un conquistador apodado el Grande.

La plaza donde está ubicada se podría definir como un ensanchamiento de la amplia arteria barcelonesa que pasa por delante. De día, la escultura apenas destaca a causa de los numerosos autobuses turísticos que allí se dan cita para recoger a los visitantes hospedados en las zonas peatonales circundantes y por la gran cantidad de coches que circulan prácticamente en fila india. Sin embargo por la noche, la escultura adquiere las dimensiones apropiadas a las gestas de este conde de Barcelona que reina entonces majestuoso y fantasmal.