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Inglaterra me hizo así
O qué esperamos de This is England '90
Ante el thatcherismo, los jóvenes de origen obrero respondieron con orgullo de clase. La segunda hornada de skinheads, uniformada con botas Dr. Martens, vaqueros remangados, tirantes, polos blancos o camisas a cuadros y bombers, quiso mantenerse fiel a los originales del 69. Shane Meadows los rescató de su vívida memoria y los llevó a la gran pantalla en 2006 con This is England: “Se trataba de dar la cara por colegas y creencias”. Retrocedió hasta 1983, cuando la Dama de Hierro estaba al mando, la Guerra de las Malvinas acababa de librarse, la tasa de desempleo se había disparado y la peor decisión que podía tomar un chaval de doce años era presentarse en el colegio llevando pantalones acampanados. En el patio tienen la amabilidad de mandar a Shaun a Woodstock. Una panda de skinheads liderada por Woody lo acoge, le rapa la cabeza y le devuelve la dignidad a través del sentimiento de pertenencia. Sin embargo, la integridad del grupo se esfuma con el regreso de un antiguo miembro, Combo, recién salido del talego donde le han llenado la cabeza de pamplinas nacionalistas y racistas, remedio de todos los males que aquejan a su amada patria. Su credo de ultraderechas avalado por el National Front y especialmente ofensivo para Milky, inglés de origen jamaicano, obliga a romper filas y a elegir uno u otro bando. El pequeño Shaun se pega a Combo decidido a vengar la muerte de su padre caído en la Guerra de las Malvinas y el embuste patriótico le explota en la cara al presenciar el odio xenófobo de Combo cebándose con Milky. “See, the life I've had can make a good man bad” cantaba Morrissey.
Cuando el público y la crítica aplaudieron al unísono la película, la cadena británica Channel 4 quiso aprovechar la tirada que la historia tenía para desarrollar una secuela en formato de mini-serie. Shane Meadows, junto a Jack Thorne como guionista y Tom Harper como director, dejó claro que el fervor con el que los personajes habían abrazado ideologías e integrado bandas era adolescente y que la juventud, pese a ser un divino tesoro, se va para no volver. En 2010 casi la totalidad del reparto original dio el salto a la pequeña pantalla bajo el título This is England ’86, canjeando su estética skinhead (Lol afirma seguir siendo una maldita skinhead de corazón) por un revival de la subcultura mod a excepción de Smell, que parece haberle robado el vestuario a Boy George siendo miembro de Culture Club. El gris cemento de los bloques de viviendas que siguen habitando tres años después ha tiznado su identidad y ellos se emperifollan para asistir a la boda de Lol y Woody. Aunque durante la ceremonia la madre de la novia no hace acto de presencia, el novio no da el “Sí, quiero” y uno de los invitados sufre un ataque al corazón, llegados al hospital, brindan con una bolsa de meado. Debatiéndose entre el mirar hacia atrás con nostalgia y el futuro deprimente, van sobreviviendo pese a todo.
Si la película había puesto el foco sobre la pandilla, la serie lo recolocó sobre sus miembros, a la fuerza convertidos en adultos: al inocente Gadget, una madurita entrada en carnes que antaño vendía zapatos y ahora oficia bodas le obliga a disfrazarse de Clark Gable para satisfacer sus fantasías sexuales. La psicología de los personajes se desarrolla entre suelos enmoquetados y cortinas floreadas, cafeterías donde sirven sándwiches mantequillosos de pepino y oficinas de empleo en las que casi tres millones y medio de ingleses cogen turno para hacerse con el subsidio por desempleo mientras The Housemartins cantan Happy Hour. Sobre los descampados, batallas entre bandas con la especial intervención policial de Ian Brown, líder de The Stone Roses, repartiendo porrazos. A medida que la tragedia gana minutos a la comedia, el realismo se recrudece hasta alcanzar su cuota máxima en una escena donde la sordidez de una violación se intercala con vídeos originales de la victoria de Inglaterra sobre Polonia en octavos de final del Mundial de Fútbol del 86. Combo aparece entonces para redimirse y salvar a Lol, obligada a saldar cuentas sola, de entrar en la cárcel. La mano de Dios marca el primer gol a favor de Argentina cuatro años después de la Guerra de las Malvinas y el gol del Siglo elimina a Inglaterra del Mundial. A los perdedores les queda consolarse con la Bota de Oro de Gary Lineker.
Margaret Thatcher, adornada con perlas como bolas de navidad, se jacta de haber dado con la cura a la enfermedad británica. Pero a Lol, que se ha convertido en madre soltera y deprimida, se la suda. Los dientes de leche de su hija ridiculizan sus horas de sueño y el trauma que sufre la mantiene en vela durante las que le quedan. En This is England ’88, estrenada en 2011, vuelve a cargar con todo el peso dramático de la serie. Desde la comodidad de la oficina donde ostenta su puesto de gerente de la fábrica, Woody se ha vuelto la réplica exacta de su padre, a quien tanto temía parecerse. La domesticación de aquel skinhead bruto pero de buen corazón le lleva a jugar en el engalanado salón de su casa junto a sus padres y su novia a adivinar películas con mímica. Es Navidad y uno echa de menos a los suyos que, mientras, se divierten en obras de teatro y conciertos con bailoteo incluido. Pero Woody necesita una hostia para darse cuenta. El pueblo de las Midlands en el que residen se ha vuelto claustrofóbico y ellos aligeran el drama encontrando humor debajo de las piedras.
Faltan apenas unas horas para el estreno de This is England ’90. El 86 dejó a los espectadores deshidratados por haber vaciado todos sus depósitos de lágrimas. Era inútil tratar de resistirse. Si el intercambio de te quieros no bastó, Fionn Regan y su guitarrita se encargaron de rematar la faena. El cambio de década trae consigo el auge de la cultura rave y el Acid house, el Mundial de Fútbol en Italia y la dimisión de Margaret Thatcher. Ha pasado tiempo suficiente para rellenar depósitos. Sólo queda rezar para que la generación más pequeña de la panda, protagonista esta temporada, pise tan fuerte como cuando llevaba Martens.
Inglaterra me hizo así
Ante el thatcherismo, los jóvenes de origen obrero respondieron con orgullo de clase. La segunda hornada de skinheads, uniformada con botas Dr. Martens, vaqueros remangados, tirantes, polos blancos o camisas a cuadros y bombers, quiso mantenerse fiel a los originales del 69. Shane Meadows los rescató de su vívida memoria y los llevó a la gran pantalla en 2006 con This is England: “Se trataba de dar la cara por colegas y creencias”. Retrocedió hasta 1983, cuando la Dama de Hierro estaba al mando, la Guerra de las Malvinas acababa de librarse, la tasa de desempleo se había disparado y la peor decisión que podía tomar un chaval de doce años era presentarse en el colegio llevando pantalones acampanados. En el patio tienen la amabilidad de mandar a Shaun a Woodstock. Una panda de skinheads liderada por Woody lo acoge, le rapa la cabeza y le devuelve la dignidad a través del sentimiento de pertenencia. Sin embargo, la integridad del grupo se esfuma con el regreso de un antiguo miembro, Combo, recién salido del talego donde le han llenado la cabeza de pamplinas nacionalistas y racistas, remedio de todos los males que aquejan a su amada patria. Su credo de ultraderechas avalado por el National Front y especialmente ofensivo para Milky, inglés de origen jamaicano, obliga a romper filas y a elegir uno u otro bando. El pequeño Shaun se pega a Combo decidido a vengar la muerte de su padre caído en la Guerra de las Malvinas y el embuste patriótico le explota en la cara al presenciar el odio xenófobo de Combo cebándose con Milky. “See, the life I've had can make a good man bad” cantaba Morrissey.
Cuando el público y la crítica aplaudieron al unísono la película, la cadena británica Channel 4 quiso aprovechar la tirada que la historia tenía para desarrollar una secuela en formato de mini-serie. Shane Meadows, junto a Jack Thorne como guionista y Tom Harper como director, dejó claro que el fervor con el que los personajes habían abrazado ideologías e integrado bandas era adolescente y que la juventud, pese a ser un divino tesoro, se va para no volver. En 2010 casi la totalidad del reparto original dio el salto a la pequeña pantalla bajo el título This is England ’86, canjeando su estética skinhead (Lol afirma seguir siendo una maldita skinhead de corazón) por un revival de la subcultura mod a excepción de Smell, que parece haberle robado el vestuario a Boy George siendo miembro de Culture Club. El gris cemento de los bloques de viviendas que siguen habitando tres años después ha tiznado su identidad y ellos se emperifollan para asistir a la boda de Lol y Woody. Aunque durante la ceremonia la madre de la novia no hace acto de presencia, el novio no da el “Sí, quiero” y uno de los invitados sufre un ataque al corazón, llegados al hospital, brindan con una bolsa de meado. Debatiéndose entre el mirar hacia atrás con nostalgia y el futuro deprimente, van sobreviviendo pese a todo.
Si la película había puesto el foco sobre la pandilla, la serie lo recolocó sobre sus miembros, a la fuerza convertidos en adultos: al inocente Gadget, una madurita entrada en carnes que antaño vendía zapatos y ahora oficia bodas le obliga a disfrazarse de Clark Gable para satisfacer sus fantasías sexuales. La psicología de los personajes se desarrolla entre suelos enmoquetados y cortinas floreadas, cafeterías donde sirven sándwiches mantequillosos de pepino y oficinas de empleo en las que casi tres millones y medio de ingleses cogen turno para hacerse con el subsidio por desempleo mientras The Housemartins cantan Happy Hour. Sobre los descampados, batallas entre bandas con la especial intervención policial de Ian Brown, líder de The Stone Roses, repartiendo porrazos. A medida que la tragedia gana minutos a la comedia, el realismo se recrudece hasta alcanzar su cuota máxima en una escena donde la sordidez de una violación se intercala con vídeos originales de la victoria de Inglaterra sobre Polonia en octavos de final del Mundial de Fútbol del 86. Combo aparece entonces para redimirse y salvar a Lol, obligada a saldar cuentas sola, de entrar en la cárcel. La mano de Dios marca el primer gol a favor de Argentina cuatro años después de la Guerra de las Malvinas y el gol del Siglo elimina a Inglaterra del Mundial. A los perdedores les queda consolarse con la Bota de Oro de Gary Lineker.
Margaret Thatcher, adornada con perlas como bolas de navidad, se jacta de haber dado con la cura a la enfermedad británica. Pero a Lol, que se ha convertido en madre soltera y deprimida, se la suda. Los dientes de leche de su hija ridiculizan sus horas de sueño y el trauma que sufre la mantiene en vela durante las que le quedan. En This is England ’88, estrenada en 2011, vuelve a cargar con todo el peso dramático de la serie. Desde la comodidad de la oficina donde ostenta su puesto de gerente de la fábrica, Woody se ha vuelto la réplica exacta de su padre, a quien tanto temía parecerse. La domesticación de aquel skinhead bruto pero de buen corazón le lleva a jugar en el engalanado salón de su casa junto a sus padres y su novia a adivinar películas con mímica. Es Navidad y uno echa de menos a los suyos que, mientras, se divierten en obras de teatro y conciertos con bailoteo incluido. Pero Woody necesita una hostia para darse cuenta. El pueblo de las Midlands en el que residen se ha vuelto claustrofóbico y ellos aligeran el drama encontrando humor debajo de las piedras.
Faltan apenas unas horas para el estreno de This is England ’90. El 86 dejó a los espectadores deshidratados por haber vaciado todos sus depósitos de lágrimas. Era inútil tratar de resistirse. Si el intercambio de te quieros no bastó, Fionn Regan y su guitarrita se encargaron de rematar la faena. El cambio de década trae consigo el auge de la cultura rave y el Acid house, el Mundial de Fútbol en Italia y la dimisión de Margaret Thatcher. Ha pasado tiempo suficiente para rellenar depósitos. Sólo queda rezar para que la generación más pequeña de la panda, protagonista esta temporada, pise tan fuerte como cuando llevaba Martens.