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Halal way of life

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Un mercado de 1.600 millones de clientes y los 108 millones de turista musulmanes han convertido los preceptos del Islam en tendencia y en un buen negocio. 

En España, todo evento que se precie tiene un chef que lo apadrina. En el caso del I Congreso Internacional Halal fue Paco Morales, el cocinero con una estrella Michelin quien inauguró el acontecimiento en la ciudad donde nació y tiene nuevo restaurante: Córdoba. El congreso tuvo lugar en marzo y tendrá un réplica en Madrid en octubre, lo que indica que el halal está de moda.

Halal es una palabra que hace referencia a las prácticas permitidas por la ley islámica y por tanto, no se refiere sólo a la comida sino también a otras cuestiones como la forma de vestir, de comportarse o de hacer negocios. “Halal es un concepto más amplio que el alimentario”, explicó Isabel Romero, directora general del Instituto Halal, en el “V Encuentro Universidad-Empresa Innovación de Mercado a través del concepto halal”, un foro organizado por la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación de la Universidad de Córdoba. “El gasto mundial de los consumidores musulmanes en alimentación y lifestyle-sectors alcanzó los 2 billones de dólares en 2013 y se espera que supere los 3,5 billones en 2019”, explican a El Estado Mental desde la entidad que dirige Romero, única en España que puede otorgar el certificado halal a las empresas, un sello que se solicita mayormente en la industria alimentaria. Pero no sólo.

En España hay casi 300 compañías que tienen ese sello y no todas son de comida. En la Guía Halal pueden encontrarse desde empresas de energías renovables hasta vinagreras, fábricas de golosinas o agencias de comunicación. Por no hablar de los negocios que no tienen el sello y actúan o adaptan sus servicios a los clientes musulmanes. “En España sólo hay dos restaurantes y un hotel con dicha garantía pero tenemos proveedores que han adaptado sus menús e incluso facilitan otros detalles a nuestros clientes como alfombrillas para el rezo en sus habitaciones y marcas para indicarles donde está la Meca”. Habla Flor Sáez, socia fundadora de Nur-Duha, la única agenda de viajes española que tiene el sello. ¿Y en qué consiste ser un tour-operador halal? “En garantizar a nuestros clientes que todo se hace siguiendo los preceptos de la ley islámica aunque lo que más les importa siempre es la comida”.

“La certificación Halal representa el 15% del comercio mundial. En el caso español, la ©Marca de Garantía Halal de Junta Islámica fue la primera marca de garantía registrada y referente a nivel internacional. Al ser una marca de calidad, es de aplicación voluntaria”, explica Laure Rodríguez, responsable de comunicación del instituto. Obtener esta certificación lleva al menos 60 días de trámites y auditorías y una media de 3.500 euros “aunque los presupuestos se cierran ad hoc, en función del tamaño de la empresa, del mercado al que se dirige y de si ya exporta o no”.

Objetivo: exportar y atraer turistas

El título del congreso celebrado en Córdoba en el mes de marzo llevaba el siguiente título: “Halal, un concepto global” y resume muy bien la idea de quienes promueven los preceptos islámicos como un estilo de vida: ser atractivos para los turistas musulmanes pero también convencer a los consumidores de cualquier fe incluso sin ella de que consuman halal. “Yo lo comparo con el caso de los celíacos, que hasta hace poco no podían ni pensar en comer fuera de casa pero que ahora encuentran ofertas adaptadas a sus necesidades. Los clientes musulmanes conocen mejor sus derechos ahora que antes y como son un mercado emergente, piden que se les atienda como ellos necesitan”, opina Flor Sáez.

España es un país con gran atractivo para los musulmanes de todo el mundo y en especial, para aquellos países que han experimentado un mayor crecimiento económico en los últimos años. “Malasia e Indonesia son dos de los países que más nos piden circuitos por España. Y no hablamos de los millonarios que han ido toda la vida a Marbella, que también, sino de una clase media que ahora puede viajar”, explica la responsable de Nur-Duha. Según los datos de último informe de Crescent Rtaing, que se define como la máxima autoridad en turismo halal-friendly, en 2014 hubo 108 millones de turistas musulmanes de los cuales, algo más de dos millones pasaron sus vacaciones en ciudades españoles. La idea es aprovechar los lazos culturales e históricos de España con el Islam para que vengan más.

El mismo informe refleja que España ocupa el noveno puesto en la lista de los países que, sin tener una mayoría de población musulmana, es preferido por los viajeros que profesan dicha confesión. La idea de lanzar a España como destino halal es seguir el camino de ciudades como Taiwán, que en un año ha doblado el número de establecimientos con certificado halal, o Singapur que cuenta ya con más de 10.000 empresas acreditadas en todos los sectores. Tailandia les sigue los pasos y hace sólo unos días presentaba una app con la que el turista puede encontrar todos los establecimientos halal a un solo clic. Y ninguno de esos destinos tiene poblaciones con mayoría musulmana.

En España, Córdoba es la ciudad con todas las papeletas para convertirse en el reclamo perfecto, no sólo para turistas, sino también para las empresas que quieren llegar al público musulmán. Allí, las autoridades locales han comprado la idea de instalar un clúster de empresas halal en la ciudad y convertirse en polo de atracción de turistas y empresarios. El plan de viabilidad lo ha desarrollado IdenCity, la consultoría que dirige el que fuera delegado de Relaciones internacionales del Ayuntamiento de Barcelona y en la que trabaja el ex alcalde Jordi Hereu. Ahora, están a la espera de ver qué dice el nuevo gobierno municipal socialista de una idea que fue puesta en marcha e impulsada por el anterior alcalde, José Antonio Nieto, del Partido Popular (PP). Pero las primeras declaraciones son tranquilizadoras para quienes han puesto sus ojos en un clúster que se mira en otro de similares características que funciona en Bélgica desde 2011.

Un producto goloso en tiempos de crisis

Acaba de terminar un Ramadán en el que se han presentado multitud de productos pensados para musulmanes. Desde la colección de moda que presentó Mango con motivo del arranque del mes de ayuno y que sigue la estela de la que presentó en el Ramadán de 2014 Dona Karana, pasando por la hamburguesa 100% de cordero halal de una empresa de Cáceres o nuevos productos financieros.

Precisamente son las finanzas halal las que transmiten el mensaje más goloso en estos tiempos: no permiten cobrar intereses y los bancos deben acreditar que los beneficios que generan no pueden destinarse al juego, la prostitución o las armas, actividades que prohíbe la sharia o ley islámica. “Los fondos islámicos y los bonos sukuks (50.700 y 279.600 millones de dólares en activos en 2013 respectivamente) están impulsando el crecimiento de las finanzas islámicas con un crecimiento interanual de un 14% y un 11% respectivamente”, informa Laure Rodríguez. Es lo que viene a ser una banca ética.

El interés financiero de los países europeos quedó patente en la última reunión del Foro Económico Islámico Mundial celebrada en noviembre de 2014 en Dubai, donde el primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel, acudió para “hacer de puente entre el mundo musulmán y el no-musulmán”. Allí, Bettel destacó que su país fue el primero del mundo en autorizar un instituto de finanzas islámico y en aceptar los sukuks, que son bonos soberanos islámicos, de los que el Tesoro británico también hizo su primera emisión el año pasado.

El interés es evidente pero muchas de las personas que están en el sector saben que tienen que luchar contra una imagen menos amable que hay en Europa de los musulmanes. “Sabemos que hay quien piensa en Islam y terrorismo como misma cosa. Es un error, el terrorismo no tiene nada que ver con la religión y es algo que vamos desmintiendo incluso con algunos de nuestros proveedores”, explica Flor Sáez a quien no le tiembla pulso al reconocer que algunos de sus colaboradores han tenido algún reparo pero cuando ven que pueden hacer negocio, se dejan de remilgos.

“Emprender desde el concepto halal se suscribe bajo la premisa de que el beneficio empresarial no es más que el resultado del trabajo. Su objetivo, por lo tanto no es la maximización del beneficio económico”. Esta cita aparece en la web del Instituto Halal y se refiere a lo halal como una “filosofía de vida sostenible y solidaria”. Otro de sus responsables, Tomás Guerrero, también ha declarado en más de una ocasión que es un término que “rebasa las connotaciones religiosas”. A simple vista, parece una forma de desligar el halal de la religión y convertirlo en un estilo de vida, es decir, en un objeto de consumo. En el Instituto Halal no han contestado a las preguntas relacionadas con este asunto, pero Flor Sáez sí: “Es obvio que hay un mercado y una opción de negocio. Nosotros abrimos esta agencia hace dos años porque vimos las posibilidades”, explica desde la sede de Nur-Duha. Para Sáez, los productos halal sirven para unos visitantes que tienen unas necesidades especiales pero puede disfrutarlos todo el mundo. “No se trata de frivolizarlo sino de beneficiarse de buenos productos de mucha calidad. Yo, por ejemplo, no me definiría como ecologista pero si veo un producto bio que me gusta y es de buena calidad, lo compro y no lo rechazo”, replica Sáez.