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Fea y divina

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Prometida

Íbamos en la camioneta subiendo para el Alto Valle de Acambuco. Antes de salir mi madre y mi padre se recordaban mutuamente no olvidar las velas. Lo escuché pero no presté demasiada atención. En el norte de Argentina, en la frontera Sur de Bolivia, allí.

En medio de la yunga, banderines amarillos y blancos cruzan entre las lianas y los lapachos. Es San Ramón no nato, reside en una casilla pequeña, al ras del piso, rodeado de flores de plástico. Entonces buscan las velas: Tantas promesas le hicimos cuando estabas allá sin papeles. Así que me presento ante el santo, tiene vestido y ojos pintados a mano. Encendemos las velas. Lo volveremos hacer al retornar hacia Aguaray.

Sería obvio decir frases como que vivimos entre contradicciones. O repetir marcos comunes hablando de la religiosidad popular.

Un día antes de partir hacia mi pueblo de crianza me encuentro con Carlos Motta. Ha venido a Buenos Aires para la exhibición de su último trabajo Réquiem, en el Malba. La muestra está en pleno montaje, algo de eso me conmueve. Agustín Perez Rubio (Curador) y Carlos Motta eligen la literalidad del pasadizo al Inferno. La literalidad es una figura poderosa porque de alguna manera nos instala en el orden de la realidad: esto acontece ahora. Sinuoso y bermellón, el tríptico: Libera me, El fin de la crucifixión,  Mundo Invertido. Y la materialidad de La culpa. Son las piezas de la misa de Motta.

 

Montada

Las sogas al tensarlas desprenden pequeñas partículas que brillan en suspensión. La luz recorre los músculos que se contraen y se relajan a la vez. La imagen del cuerpo suspendido adquiere toda la fuerza de la literalidad del goce. El dolor físico en pos del placer estético. La búsqueda de diferentes éticas posibles dentro de una misma figuración: Cristo, cruz y martirio trascendente.

Carlos es menudo, blanco y con ojos expresivos y claros. Es Colombiano y vive en New York. Me sorprende su figura ahí frente a mí, y el reverso: la construcción de la divinidad suspendida. Pienso en la transmutación como figuración. Esta misma operación de transmutación aparece en Libera me: Ernesto Tomasini muta en castrato Diva, divina y eterno, canta la misa de los muertos y la teología de la liberación dragueada por Linn Tonstand en una ética de la indescencia.

Duen Sacchi - ¿Cuál pensás que sería lo emancipador, si es que hubiera algo así, de la apropiación de la religiosidad católica en los discursos queer y especialmente en nuestros contextos coloniales?

Carlos Motta - Realmente este proyecto parte de una serie de proyectos que me han llevado a pensar en diferentes temas en relación a la sexualidad. Y parte de dos proyectos en especifico, uno, que hice hace cinco años, Deux pobre, un proyecto pensando en las historias de la teología de la liberación en América Latina. Al terminar ese proyecto me di cuenta que había una ausencia completamente injustificada en el contexto de la teoría de la liberación que era el discurso feminista y queer. Cómo la teleología de la liberación había construido un discurso sobre la justicia social muy en los términos marxistas, masculinizas y machos pero nunca se pensó en crear unos discursos feministas con respecto a la justicia social desde el punto de vista teológico. Ahí empecé a investigar teólogos de la teoría de la liberación con estas perspectivas y encontré a Marcella Althaus-Reid -Teóloga queer argentina-  Cuya obra para mi es interesante porque lo que propone de una forma muy pionera es pensar de una forma interseccional, incluso antes de que lo intersecciones se empezase a utilizar dentro de la teoría queer. Lo que ella está proponiendo es realmente pensar en la intersección de la raza, el genero, el sexo y la clase como categorías que nunca se pueden pensar separadamente porque siempre funcionan enlazadamente. Y porque sino se hace, entonces se piensa en idea de justicia social incompleta. Pero lo que me parece mas interesante de su propuesta es como se llega a esa idea de justicia social a través de una apropiación de la sexualidad de Cristo y de la Virgen. Entonces están esos pasajes increíbles en sus textos donde hace unas descripciones específicas de la vulva de la virgen, por ejemplo. Y como al apropiarte de la vulva de la virgen, al romper ese espacio sagrado que puede ser la genitalidad de Cristo y la Virgen, espacios de los que no se puede hablar, espacios que nunca se pueden contemplar, ella literalmente le levanta la falda a Cristo para encontrarse con el pene y enfrentarse con que es un ser sexuado. Y a partir de ahí, crea una serie de recursos teológicos para personas creyentes, para girar la manera en como las personas entienden sus cuerpos en relación a esas historias. Y estas son historias dominantes que no sólo han impactado o afectado a los creyentes sino a las culturas y sociedades cercanas a la religión católica. En este sentido, ¿Por qué la religión? Porque la religión es uno de los hitos mas importantes de nuestra sociedad, cuya influencia no podemos ignorar, ni para ateos ni para quien sea. Yo personalmente soy ateo y no tuve educación religiosa en mi casa, sin embargo mi personalidad y mi carácter son completamente forjados por efectos de la religión en la cultura. Por eso me parecía importante acercarme a estas cuestiones de justicia social y sexualidad a partir de la religión, pero también considerando que la idea no era necesariamente dejar de lado y rechazar la fe religiosa y el espacio de relación con lo divino, etc. como lo puede hacer la filosofía, lo pueden hacer los ateos radicales, los comunistas o los queer, sino es más como desde dentro empezar a ver como se puede comenzar a entender, interpretar esas imágenes religiosas y esas historias religiosas que han construido las ideas que tenemos del cuerpo, incluso desde lo radical y antagónico. Por ejemplo, si tu piensas, en el uso del Bondage, la estética del Bondage parte muchísimo de las iconografía religiosas también. La idea es romper con las historias religiosas y cómo las han contado. Esto es lo que hace Linn Tonstand, cambiar la idea de cómo se construyen esas historias, y cómo se les puede cambiar el significado para que sean más incluyentes.

DS- ¿Quizás lo queer estaría falto de algún tipo de trascendencia?

CM- La Iglesia Católica y sus historias religiosas le han quitado valor a los cuerpos diferentes, se les ha asignado un valor negativo cuando de repente lo que no se tendría que hacer es dividir las cosas entre lo bueno y lo malo, lo que nos cuenta Lin, por ejemplo. Sino pensar que todos los cuerpos tienen un valor implícito y no es un valor que se gana sino es un valor con el que se nace. Todos los cuerpos son buenos, todos los cuerpos son bellos, todos los cuerpos son trascendentes. Son, no tienen que ganarse el respeto ni la bondad. Es lo que postula Lin, realmente no es un proceso de construir, no es como una deuda que se le anda pagando todo el tiempo a Dios sino es algo que tenemos ya. Los cuerpos son buenos, tú no te ganas el valor, lo tienes de por sí.

DS- Pero el tema de la jerarquización del valor de los cuerpos es intrínseco a la religiosidad católica y a la colonización…

CM- Este es un tema que se plantea muchísimo en la teología queer porque los críticos originalmente vienen de temas de no fe y no religiosidad, y entonces genera rechazo. Pero hay algo que me parece interesante en ese proceso: es no necesariamente pensar que la religión es una forma menor de pensamiento o que los creyentes son menos que los no creyentes o que no han logrado trascender ese espacio de la fe, etc. Esas cuestiones no me interesan tanto, a mi lo que me interesa es pensar que hay muchísimas personas que son creyentes y que han sido imputadas por la religión, entonces a través de estas reflexiones me interesa saber cómo podemos proveerlos con una serie de cuestionamientos  y recursos que les den una relación diferente con sus propios cuerpos. Entonces si viene una persona mañana, y a partir de la presentación de Lin puede pensar en que su cuerpo no es un cuerpo malo sino que es un cuerpo bueno, igual dentro  del marco de la religiosidad católica me parece que es un éxito. Me interesa que pueda haber una inversión en la relación con nuestra propia imagen que ha sido construida y moldeada por la influencia cultural de la religión. De cualquier manera no creo que estas tres piezas y el proyecto en general este dando nada a nadie, sino que solo pone a disposición una serie de herramientas. La obra parte de ciertas vinculaciones específicas históricas: una es su relación con la teología de la liberación, estando lo que hace Marcella Althaus-Reid y Hugo Córdoba Cuero. Hay un vínculo histórico, social y político que me interesa, realmente tenemos que pensar en la construcción de la idea de justicia social en América Latina en otros términos. Una idea más incluyente y representativa de otros tipos de cuerpos e identidades. La influencia de la teología de la liberación en los movimientos de izquierda latinoamericanos es muy relevante y consecuentemente pienso que hay una replica dentro de los movimientos de izquierda, de producir discursos excluyentes en lo que concierne al sexo y al genero. El segundo vínculo es con la producción de imágenes religiosas estéticas. En ese sentido, por ejemplo, la referencia a Caravaggio es específica del proyecto, lo que intento hacer es apoderarme de esa imagen. Caravaggio es un pintor homosexual, con una marca estética particular y una relación especial con las historias religiosas cristianas. Y por último lo queer: ¿Qué significa lo queer en el contexto de la religiosidad?

DS- ¿Y qué significa para vos?

CM- Para mi es importante incluir la religiosidad dentro de los discursos de sexualidad. Generalmente se excluye. Lo queer generalmente ha rechazado lo religioso como algo que es excluyente porque la institucionalidad religiosa ha determinado las vidas de las personas pero me parece que hay cierto valor en considerar como esas estrategias queer pueden funcionar como una crítica sistemática desde dentro. No necesariamente para abolir la Iglesia católica - que a mi me encantaría- pero para poder realmente pensar que para muchísimas personas es realmente difícil separarse de su educación, de su experiencia familiar, de su experiencia cultural y sexual. Creo que esa transgresión de las imágenes y las historias religiosas es un acto queer.

 

Blasfema

La frontera es un lugar complejo, la materialización del límite es por momentos cínico, por momentos doloroso, por momentos pura risa. Antes de la televisión por cable, no veíamos  televisión Argentina, el canal público, a pesar de la antena municipal puesta a dos cuadras de mi casa paterna. No llegaba. Veíamos televisión chilena y boliviana. Pongo la tele en la cocina, a 1800 Km de Buenos Aires, en Aguaray. Veo aparecer a María Galindo en el noticiero del mediodía. La IX Bienal de Arte Contemporáneo de Bolivia ha comenzado con Mujeres Creando, que han pintado un mural que amanece cubierto de pintura blanca. Algunas personas la increpan, otras abuchean, la mayoría escucha atenta mientras ella habla en la entrevista: ¡Fea! se escucha en el fondo de repente. María Galindo no sólo interviene en las figuraciones del Cristianismo sino en las figuraciones de la belleza y de la praxis política sudamericana. Enseguida le escribo.

DS- María, me gustaría que me cuentes de la obra, del mural, cómo pensás esta apropiación o expropiación de los símbolos religiosos. Y cómo explicas la reacción de la gente ante la sexualización de la imagen de Cristo.

María Galindo- Lo que te puedo decir, y tu lo sabes bien, es que los altares en todas nuestra tierra han tenido una misión colonial. Son realmente muy narrativos, muy didácticos y han establecido una autentica tradición de diálogo Icónico con la sociedad, por lo tanto lo que nosotras hemos hecho no es la operación de sexualización de iconografía religiosas, sino la construcción de un altar blasfemo. El trabajo ha durado 18 horas en la calle mas céntrica de la ciudad de La Paz, a 10 metros de la catedral y a 20 metros del palacio de gobierno y del parlamento. Lo hemos realizado en la calle y en las paredes del Museo Nacional de Arte que son paredes que nunca fueron intervenidas en su historia de mas de 50 años. Ese museo patrimonializa todos los símbolos del estado nación y por eso sus paredes han sido sacralizadas aunque en sí tampoco es un museo que logra cautivar muchísimo público. Yo estuve en todo el proceso no solo de planificación del trabajo sino de realización manual. Llovió un tercio del tiempo en el que estuvimos trabajando, la gente en todas las horas se agolpaba a conversar, debatir, preguntar... Fue un proceso de una intensidad política inédita que podía haber alcanzado consecuencias muy importantes de destitución de todo poder. La imagen de Cristo cargando una cruz hecha de penes no es una sexualización porque él esta bien vestidito de túnica, es más, hemos copiado la imagen dolorosa de Cristo en su Via Crucis porque la sociedad boliviana está altamente entrenada en el victimismo. Él esta cargando esta cruz que sintetiza al hombre cargando su propia genitalización cultural.

En cuanto a la virgen hemos cogido la virgen de Copacabana que es la de mayor devoción en la zona andina boliviana. Es realmente una madre de la patria. Ella también está con todos sus atuendos pero es su actitud la que cambia, cambia el niño por un trinche Satánico y el dolor por un acto de irreverencia ante quien reza a sus pies burlándose. Él que esta sexualizado es el papa que esta masturbándose y ocupando el lugar central del altar en un acto de revelación: de que el centro de la iglesia no es sino el clérigo engordado que se regodea en su poder. Acompañan este altar los graffitis para recuperar varias de nuestras más celebres frases de critica a la iglesia y al centro del altar está una mujer crucificada por los jerarcas de la iglesia. la operación no es solo la sexualización de figuras religiosas. La operación es la narración en formato de altar de una historia al revés. Nuestro trabajo era altamente comunicativo e interpelador, fue algo insólito y la reacción fue de un grupo fanático que si me hubieran podido matar con impunidad garantizada lo hubieran hecho. Pero mas allá de ese grupo todos los medios de comunicacion estuvieron las pocas horas que duró la obra azuzando para que nos hicieran algo incontable. Gente se manifestó a favor, conmovida, sorprendida pero no con afanes de destruirla.

DS- ¿Qué opinas de la teología queer? Pareciera que se intenta una especie de religión inclusiva ¿Qué pensás de eso en tu contexto?

MG- Yo no creo en ninguna tesis de inclusión, la teología feminista que conozco más y me merece mucho respeto creo que se quedó a mitad de camino lo mismo que la teología de la liberación. La verdad es que a mi ningún discurso teológico religioso me convence de nada. Viví como monja camuflada 5 años en el Vaticano y realmente terminé dimensionando la inmensidad de un poder fundado en la capacidad de devorarlo todo. Yo creo que hay que trabajar por fuera de los muros de la ciudad de Dios, es eso lo que les horroriza, que les des la espalda, que no te puedan castigar, que no te puedan maldecir, ni mandar confesar. Por eso considero muy legítimo y muy útil utilizar los símbolos religiosos como parte de una pedagogía blasfema liberadora. Yo también fui catequizada, bautizada, yo también fui educada como católica y pretendieron domesticarme hasta el ultimo momento.

DS- ¿Cómo estas viendo la relación entre religión y política actual, teniendo en cuenta que en Colombia y Brasil por ejemplo, el evangelismo es una fuerza mayoritaria y muy conservadora?

MG- No solo es una realidad de Colombia y Brasil. En Bolivia está pasando exactamente lo mismo. El movimiento indígena campesino que fue un bastión de ideas de revuelta está totalmente colonizado ya no solo por el catolicismo sino por sectas cristianas. Me preocupa muchísimo, yo les llamo la segunda ola de extirpación de idolatrías. Sus conceptos son completamente distintos y sus manejos también por eso considero que nuestros movimientos deberían usar el relato bíblico, los símbolos religiosos, los ritos religiosos para subvertir y por supuesto y sin duda deberíamos apelar a todo lo que viene de nuestros ancestros en toda esa otra ritualidad calificada como de hereje y señalada como idolátrica. Allí hay cosas bellísimas que deberíamos propagar y usar a toda escala.

 

NarcoRéquiem

Más cerca del Tropikalismo que de lo queer, la religiosidad y sus formas institucionales y de creación comunes en Sudámerica tienen múltiples efectos en la realidad. Sus tráficos de sentidos movilizan amplios espectros de las condiciones sociales, económicas y políticas en nuestras vidas. Se trafica con el nombre, con la imagen, con la palabra, con la verdad, con el amor, con la pobreza, con la emancipación, con los cuerpos, con lo sagrado. Todo tráfico es religioso de alguna manera porque liga esferas jerarquizadas, dislocadas. Esa misma semana en todos los noticieros de Argentina aparecía la noticia de que Juan Viroche, un cura tucumano, aparecía suspendido en su habitación: Suicidio decían los titulares. Ha sido asesinado gritaban los vecinos y los concurrentes a su parroquía “Nuestra Señora del Valle”. Lo mató el narco, es la tesis del pueblo. Las últimas referencias de sacerdotes asesinados son las de la dictadura militar, Carlos Mujica en 1974 y el Obispo Enrique Angelelli en 1976, ambos referentes de la teología de la liberación.

Las misas se hacen por todo, el padre Juan las hacía contra el narcotráfico. En una Shell en medio de la panamericana, mientras discuto con el mozo para que me venda una cerveza porque considera que es mucho para una señorita como yo, escucho el comunicado del grupo de curas en Opción por los pobres y de los Curas Villeros de Buenos Aires y Gran Buenos Aires que afirman que la muerte de Viroche es un asesinato político.

“La Iglesia tan preocupada por el “narcotráfico” ¿no grita empezando por su obispo a partir de las denuncias de Juan? ¿O solamente habla en las mesas de negociación, y después se desentiende cuando a los pobres, o a los curas que están en el barr o los amenazan o los matan? Sobre la muerte del cura Juan queremos insistir: si Juan “tocó ciertos intereses” donde hay poder en juego (económico, político, judicial, mediático) es obvio presuponer que intentarán “embarrar la cancha” atribuyendo a Juan esto o lo otro y manchando su memoria. La vida personal de Juan no está en cuestión sino su muerte sospechada firmemente de crimen.”

El narco-precariado, que no es lo mismo que los que organizan el tráfico, sino los necro- trabajadores, como todo sujeto político también puede organizarse para reclamar mejores condiciones de vida, quien mejor que esta institución tan antigua en negociar las figuraciones de la muerte y la muerte misma. Porque sabemos que el plus valor no está dado por la cantidad de narcóticos que se venden sino por la capacidad de dar acceso al consumo. Es decir al consumo en el mercado. Nuestra capacidad de tráfico. Y de extraer plus valor de la muerte y de sus figuraciones.

Réquiem para una elección presidencial.

imágenes de Duen Sacchi.