La Habana en silencio
Fidel ha muerto. Estupefacción, incredulidad, pasmo, silencio. La esperada noticia, por la longevidad de su protagonista, parece que coge desprevenidos a los cubanos. Están helados. A todo aquel que se le comunica la noticia cree que es una broma. La calle es un desierto, no hay luz en las casas. Todo está cerrado. La noticia me pilla en un concierto de Albert Pla en la Fábrica de Arte Cubano, el local más cool de La Habana; la cola para entrar es kilométrica. A las 00:30, cinco minutos después...