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Generación Batida

Marfox, Nigga Fox, Nidia Minaj y otras majestades de los ‘bairros’: la discográfica Príncipe y la comunidad afroportuguesa de música electrónica.
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Después de incubarse y retroalimentarse autárquicamente durante una década por los suburbiales bairros lisboetas, 2015 es el año de la eclosión definitiva de la comunidad afroportuguesa de música electrónica. Usando el Fruity Loops, el mismo programa de acceso fácil y barato que ayudó a desarrollar otros estilos suburbanos como el grime, el dubstep, la cumbia villera argentina o el tribal guarachero mexicano, y distribuyendo su música por las redes sociales, una escena vertiginosamente joven amenaza con quemar los culos de medio mundo al tiempo que provoca interesantes intercambios culturales en la noche lisboeta. Su particularísima reinterpretación instrumental de diferentes géneros afro para llevarlos hacia la pista de baile se llama “batida” y está en una apasionante evolución continua; una en la que los días parecen meses y los años, décadas; una cuya ocasional naturaleza imperfecta es compensada con su vibrante lozanía.

La escena se arremolina alrededor de la discográfica Príncipe y del pionero Dj Marfox, y su propagación allende los guetos va a velocidad de Jaguar: en 2011 éste inauguraba Príncipe con su maxi Eu Sei Quem Sou; en febrero de 2012 empezaron las mensuales Noites Príncipe en el corazón lisboeta; en 2013 aparecen en Público —el rotativo portugués de referencia— y en FACT, para luego actuar en el prestigioso festival polaco Unsound. Poco después, en 2014, el editor de Resident Advisor pasa una semana en los bairros para hacer un artículo. 2015 por ahora avanza sabroso: cuatro lanzamientos de la discográfica, dos EPs recopilatorios en el mítico sello inglés Warp y un caudal sonoro incesante en Soundcloud.

Príncipe fue fundada por cinco conocidos del circuito cultural local: Pedro Gomes, André Ferreira, Nelson Gomes, Márcio Matos y José Moura, involucrados en iniciativas como la promotora Filho Único o la tienda de discos FLUR. Todos sus lanzamientos son artesanales, de unas 300 copias en vinilo pintadas a mano por Matos, algo que les confiere una uniformidad estética similar a otras disqueras de culto como Impulse!, Ghost Box o BYG Actuel. La masterización corre a cargo del veterano Tó Pinheiro da Silva, uno de los ingenieros de sonido más respetados del país.

UNA REVOLUCIÓN DE SOUNDYSTEMS SILENCIOSA

“Una piedra en el empedrado (calçada) de una calle es una piedra, en un museo es arte”[1], ilustraba gráficamente Dj Marfox para explicar la nueva dimensión que Príncipe ha dado a estos creadores de la segunda generación de emigrantes de las antiguas colonias africanas de Portugal —Angola, Saõ Tomé e Príncipe y Cabo Verde—. Aquella que emigró con la instauración de la democracia formal en Portugal huyendo, por ejemplo, de una Angola en guerra civil. Así, aunque a los blancos se nos ha presentado casi repentinamente, la suya ha sido una intensa revolución silenciosa, la de las fiestas populares callejeras de 15 horas all-nite-long.


Estas comunidades viven en zonas segregadas y aisladas, en pisos de protección oficial sin apenas conexión con el centro productor de una deficiente —y clasista— estructura de comunicaciones, prácticamente excluidas de la ciudadanía visibilizada[2]. Su onda, la llamada “batida”, incluye la reformulación instrumental de varios géneros. De ellos, quizá el más común sea el kuduro, una frenética descarga percusiva a 140 bpm por minuto que se desarrolló hace tres décadas como una mezcla entre la angoleña semba y el house de Chicago, y cuyo nombre significa, maravillosamente, “culo duro”. Otras fuentes son la posterior tarraxo o tarraxinha, más sosegada y sexy; el algo más lento afrohouse; el zouk caribeño, o la caboverdiana funaná, todos en plena ebullición creativa en África y Centroamérica.

Las músicas del sur están al alza en Portugal: la kizomba, instalada desde los 70, es cada vez más popular, y Buraka Som Sistema o la superestrella M.I.A. han ayudado a popularizar el kuduro entre las juventudes blancas. El momentum artístico es muy simbólico del giro que la crisis ha propiciado en su flujo migratorio: ahora son los jóvenes portugueses quienes emigran a Angola y es la clase alta de allí la que realiza sus compras en la milla de oro lisboeta e invierte en Portugal. Disparado por el petróleo, el país africano es también uno de los más desiguales y corruptos, y su capital, Luanda, fue calificada en 2010 como la ciudad más cara del mundo; pero también necesita trabajadores cualificados para reconstruir el país después de su larga guerra civil. Y es que si bien las cifras más álgidas se vivieron en Portugal en 2013, el brutal impacto de la crisis no remite: en abril de 2015 había un 13% de paro —años antes fluctuaba entre el 5 y 8%— y un 31,2% de desempleo juvenil —12% en el 2000—.

LANZADERA HACIA LOS ORÍGENES: DE EMULE AL MUNDO

Volteemos hasta la cuna. 18 de septiembre de 2006, primer día del curso lectivo, seis jóvenes cuelgan Djs Do Guetto Vol.1 en Emule. Era la primera vez que creadores de distintos bairros se unían para editar su música. En esa compilación, reeditada en formato digital por Príncipe, participan Dj Nervoso y Dj Marfox. Ambos vienen de Saõ Tomé. El primero era el mentor del segundo, que tenía 18 años. Mientras los demás abandonan el proyecto desilusionados por la falta de alternativas que ofrece la música y la necesidad de hacer dinero, Marfox persevera y el disco se convierte en iniciático para la juventud de esas comunidades.

Al poco llega el efecto contagio: Marfox, una combinación de su nombre, Marlon, con un homenaje al videojuego de N64, Star Fox, empieza a ver cómo chavales de 11 o 12 años se bautizan con la coletilla –fox: Dj Famifox, Dj Nedwyt Fox… También crean gangs de productores como Tia Maria Produções, Blacksea Não Maya, Casa Da Mãe Produções o el muy referencial Pequenhos Djs Do Guetto, como forma de colaborar y ganar notoriedad. Todos pinchan con portátil, crean con Fruity Loops y, llamativamente, utilizan “Dj” como término para definir a quien crea música, no al que pincha discos. Asimismo, en sus temas, instrumentales, insieren alusiones y jaleos a sus nombres artísticos, como firma de autor y modo de comunicación. Se relacionan entre ellos desde sus habitaciones, distribuyendo y colgando sus creaciones al modo work in progress, primero a través de Emule y Messenger, después de Soundcloud y Youtube.

Marfox y Príncipe entraron en contacto casi por azar: Nelson Gomes acudió en 2007 al evento Nove Bairros Novos Sons empujado por su pareja Marta Pina, trabajadora social. Ahí vio a Kotalume, que contaban con una base de Marfox. Maravillado, Gomes repite con su colega Pedro y hablan con él. Pasaron tres años hasta que en 2010 nació Príncipe. “Nos tomó bastante tiempo entender quién era quién (en la escena). ¿Quién lo hizo primero? ¿Por qué es importante? […] Necesitamos tiempo para ganarnos la confianza”, explicaba Pedro[3]. El contacto del inicialmente sorprendidísimo Marfox fue clave para hacer de puente y suministrarles los nombres pujantes de la escena cual ojeador cazatalentos.

EL RAYO RÍTMICO QUE NO CESA

Uno de esos cachorros era Dj Nigga Fox, alias de Rogério Brandão, un angoleño de 23 años emigrado a Lisboa que se convirtió en la siguiente figura con repercusión internacional. Debutó en Príncipe en 2013 con el EP O Meu Estilo y este año ha editado Noite e Dia. Como dice el título, ha resuelto un sonido definido, oficiando unas mutantes y avasalladoras descargas tribales que en su segundo disco se han ido oscureciendo, con la producción crecientemente espaciosa. Su maestro, Dj Marfox, suena también robusto, frontal y acelerado, rico en polirritmia africana y sintes de espíritu rave que son fuego para sudar y menear. Desde el mismo bairro, CDM (Dj Maboku y Dj Lilocox) muestran en Malucos De Raiz (Príncipe, 2015) su manejo de los distintos ritmos, desde el kudurismo rave à la Marfox de “Laranjas” hasta el jadeante perreo tarraxo de “Safadas da Noite”, ejerciendo de ejemplo de la naturaleza bastarda de esta escena.

Otras caras del Rubik de esta constelación heterogénea son Alto Nivel Produções, de sonido más escapista, selvático y tropical, que debutaban en el reciente Cargaa 2 (Warp, 2015). O la crew de Tia Maria Produçoes, cuyo disco Tá Tipo Já Não Vamos Morrer (Príncipe, 2014) destaca por tener batidas cálidas y saudadescas como la afrohouse “O Tempo Da Vida” o la tarraxo “Tia Maria Da Vida”.

Seguramente uno de los casos más sorprendentes sea el de Nidia Minaj. Actualmente en Burdeos, a sus 18 años es la única mujer editando con notoriedad en una escena muy masculinizada. En 2010, con apenas 14 primaveras, montó Kaninas Squad con sus compañeras, un escuadrón de kuduro en el que hacía bases. Harta de su falta de ambición, y luchando contra la intromisión de su madre, profundiza en el Fruity Loops. Para ella, crear ritmos “es una adicción, como fumar cigarrillos […] Estoy constantemente haciendo melodías con la boca como si fuera una beatbox”[4], y lo primero que hace al llegar a casa es abrir el programa y hacer beats hasta las tantas[5]. A veces ni cena. Todo este ímpetu creativo evoluciona con los poros abiertos: Estudio da Mana (Brothersister, 2014) era primerizo pero apuntaba maneras, y Danger (Príncipe, 2015) muestra un notorio progreso en su estilo cadencioso y elástico, con minipiezas ricas en sintetizadores nerviosos y ritmos arrastrados perfectos para el movimiento de cadera.

DUDAS ANTE LA LLAMA QUE CRECE

Hasta ahora, su aislamiento en los bairros había provocado que varios pioneros tuvieran que abandonar al llegar a la veintena para conseguir un trabajo más estable. Su confinamiento, empero, también ha ayudado a su desarrollo asilvestrado, mezcla de retroalimentación de códigos internos con inquietud exploratoria. “La gente le deja de hablar a alguien simplemente porque una canción que haya hecho esté imitando demasiado el estilo de otro”[6], comentaba Lilocox acerca de unos creadores que apenas consumen otra música. Falta ver qué incidencia tendrán los cada vez más presentes focos mediáticos en la evolución de una generación caracterizada hasta ahora por su desacomplejada juguetonería.

Lo cierto es que antes de fichar para Príncipe muchos ya participaban en multitudinarias fiestas veraniegas. “Dj Firmeza es un rey en los bairros, puede tocar para 5.000 personas. Pero eso la ciudad no lo sabe, no tiene acceso”, contaba Marfox en una entrevista para Sol[7], reflejando su autarquía. Sin embargo, son las más reducidas Noites Príncipe, celebradas en la céntrica Music Box, con capacidad para apenas 300 personas, las que, junto a sus discos —y para su pasmo— los han lanzado. “No se creen que la gente blanca esté en la música del gueto […] En la fiesta de aniversario un chico blanco y una chica negra de los suburbios se estaban liando, esto no hubiera ocurrido un año atrás”, contaba Pedro a Resident Advisor en 2014 como muestra de las novedosas interrelaciones entre dos mundos otrora no conectados, dado que muchos ni siquiera habían pisado el centro de la capital.


La evolución de esta escena es la última constatación de las virtudes de las celebraciones comunitarias como matrimonio entre la fiesta y el laboratorio sonoro, tal y como demostraran antes los soundsystems jamaicanos o los sonideros mexicanos. Pero también plantea las siempre candentes cuestiones sobre si es imprescindible que lleguen valerosos agentes externos para que esas músicas se puedan expandir allende sus nichos o, siendo más críticos, para que pasen a ser reconocidas y convertirse en gusto legítimo; o si la única fuente de viabilidad pasa por su integración en los circuitos de ocio tradicionales de la clase media.

E, inevitablemente, al menos para quien esto escribe, la aparición de alternativas como la vecina Príncipe interpela sobre cuál será el sonido urbano moderno de nuestros extrarradios poblados de inmigrantes. ¿Es el ascendente trap o habrá algo más? ¿Hará falta que llegue nuestra Príncipe para que los descubramos? Mientras, el horno sigue cociendo: el pasado día 20 Lit City Trax reeditaba en vinilo Lucky Punch de Dj Marfox y en los próximos meses aparecerá el nuevo trabajo de éste y el de Dj Firmeza en la casa lisboeta. Y en Soundcloud y en los teléfonos la llama seguirá ardiendo; y en los bairros, en las pistas, en el asfalto, en el viento del Atlántico.

 
De arriba abajo, Nidia Minaj, vídeo del tercer aniversario de las Noites Príncipe, Dj Marfox y Dj Nigga Fox, y vídeo de una festa callejera en la Urbanização Mochaile con música de Dj Firmeza.