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Entrevista con Mariano
¡Cómo está el servicio! Diario de campaña [1]
El tema es que nuestros empleados de la cosa pública últimamente han sido traviesos. El servicio es lo que tiene… a veces. Por eso vamos a ir a buscarlos y les haremos preguntas para contarlas aquí. Y el de hoy no es precisamente moco de pavo.
Cuéntanos, Mariano, ¿estás cómodo?
Sí, la verdad es que…
Imposible, no puede ser que estés cómodo. ¿Puedes por favor darle otro traguito al zumo que te hemos preparado? Si no, esto no va a funcionar. Así…, muy bien. Pues eso, Mariano, ya sabes que de momento te tenemos de Presidente, pero no lo olvides, hoy aquí y mañana allí. Tú, eso, ¿cómo lo ves? ¿Estás contento?
Hombre, yo… pues sí. He de decir que me siento satisfecho.
Me alegro, Mariano, me alegro. Tú ahí, erre que erre, caiga quien caiga, ¡claro que sí! Tengo que felicitarte por el primer partido del siglo que juegas este año. En Andalucía te has caído con todo el equipo. ¿Cómo ha ido la cosa? De 50 has perdido 17, ¿es eso?
La verdad es que estamos medianamente satisfechos con el resultado. Hay que tener en cuenta que en una situación como la actual, en que la coyuntura…
Mal, sigue sin funcionar. Otro traguito, si no te importa. Ya verás que enseguida todo fluye… Eso es. Gracias, Mariano. Te comentaba que durante la campaña para las andaluzas, en parte de su merchandising Susana Díaz prescindió del logo de su organización, y tu muchacho, a su vez, prescindió también del color azul que lleváis vosotros por bandera sustituyéndolo por el verde, propio de la bandera andaluza, en un intento por alejarse de las siglas —pues marcar distancia con el color corporativo no es menos grave— y quién sabe si en un intento coyuntural de acercarse a eso que hay más abajo y algunos llaman pueblo. Tú, eso, ¿cómo lo ves?
Pues, mire usted, no me había fijado. Pero no concibo que Arenas haya tratado de…
Tu muchacho, Mariano, esta vez no era Arenas; se llama… vaya, se llamaba Juan Manuel Moreno, un chico sonriente y bien vestido.
Por supuesto. Juan Manuel Moreno. Quién no recuerda ese nombre: Juan Manuel Moreno. Ha hecho un gran trabajo, sí, señor. He decidido mantenerlo en su puesto. Espero mucho de él.
El partido que tú presides, Mariano, hace unos días se supo que es una organización… Es decir, la justicia dice que ha venido manejando dinero negro a espaldas de la Hacienda pública, concretamente entre los años 1990 y 2008. Eso es tanto como decir desde el principio de los tiempos, Mariano, ¿sí o no?, porque el partido lo fundasteis el año antes de empezar con la caja b, ¿no es cierto?, en 1989. Es decir, si hemos de creer lo que dice la Justicia, vuestra organización llevaría toda una vida al margen de la ley. ¿Cómo ha podido, ser, Mariano? Es decir, aquí hay un dato que tienes que darnos. Cuéntanos, Mariano, ¿qué sucedió a lo largo de esos meses de 1989? ¿Cómo es que tardasteis tanto en poner en marcha vuestro sistema de financiación? ¿De verdad no se os ocurrió la idea hasta el año siguiente? ¿Por qué esa pérdida de tiempo en los primeros pasos, Mariano?
Me limitaré a decir que orquestar el sistema de financiación de un partido tan amplio y poderoso como es el nuestro lleva su tiempo. Roma no se construyó en un día. Para mantener un partido en marcha hace falta mucho dinero. Eso quien no tiene un partido no lo sabe. Pero nuestros tesoreros se pusieron enseguida manos a la obra, y creo que ha quedado bastante claro que hicieron un gran trabajo. Otra cosa es que nos hayan pillado, con eso lo cierto es que no contábamos. Pero tampoco es tan grave. Lo tenemos todo atado y bien atado, así que no te preocupes. Como dijo Cristóbal, somos como Cáritas. Y a ver qué juez se atreve a meterle la mano a Cáritas. Afortunadamente, por muy respondón que pueda salirnos un juez, las leyes las escribimos nosotros, el PSOE y nosotros, lo cual viene a ser lo mismo, y en ese punto llevamos décadas de acuerdo: lo que sucede en la financiación de un partido no sale del partido. Somos así, no queremos darle trabajo a nadie. Nos ocupamos nosotros, en familia. Eso Pedrito lo ha entendido requetebién.
Bien, Mariano, bien. Veo que ya nos cuentas la verdad. A mí, Mariano, si quieres que te sea sincero, tu estilo siempre me ha fascinado. Como cuando enunciaste aquella frase compleja e insondable: “Dije que bajaría impuestos y los estoy subiendo. No he cambiado de criterio”. Tú y yo sabemos, Mariano, que el sentido literal es para los seres simples. Pero volvamos al presente: la Justicia acredita que habéis estado facturando al margen de la ley —lo cual ya está mal para una empresa, pero vaya, Mariano, que sois un partido político— y tú ni te despeinas. En un país democrático eso significaría la caída de un gobierno, para empezar. Los periódicos titularían a cinco columnas, y habría que plantear una revisión profunda de las reglas de juego. Pero Spain is different, y tú, que es a lo que vamos, ni te inmutas.
Insisto, no es la Justicia, así en mayúsculas, quien ha acreditado nada. Ha sido un juez. Y si usted dice que a nosotros los políticos nos tienen a sueldo ustedes, los ciudadanos —lo cual, todo sea dicho, me parece entrañable por su parte—, yo me veo en la obligación de recordarle que a los jueces somos nosotros los que los ascendemos, los jubilamos, los cambiamos de juzgado, los mandamos al ostracismo y quienes nombramos a sus jefes, que son los que calibran la balanza de marras. ¿Quiere usted que apostemos por el futuro laboral de este señor al que le ha dado por acreditar esto o aquello? ¿O es que no ha intuido usted lo que va a sucederle, por poner sólo un ejemplo, al juez Elpidio Silva?
Ya lo he visto, ya. Su condena van a revisarla los mismos jueces que expulsaron a Garzón por investigar la trama Gürtel. Lo tenéis todo previsto, no se os escapa una.
Pero es que éste también la hizo muy gorda.
Sí, investigar a Blesa, nada menos: uno de los “emprendedores” más importantes del país, inventor junto con Rodrigo de la tarjeta de crédito que no se acaba nunca. Un fenómeno, vaya.
Por otra parte, volviendo a su pregunta, me parece del todo injusto que trate de hacerle creer a sus lectores que no he reaccionado. ¿O acaso no hemos emitido un comunicado la mar de chulo que refleja la opinión unánime del partido?
Eso es cierto. Su sola longitud ya habla de una comprometida complejidad conceptual. Aunque teniendo en cuenta quiénes sois los que manejáis el cotarro —tú, Soraya, María Dolores, Esteban, Floriano—, aún me parece un texto barroco: cuatro puntos de tres líneas. Si es que sois unos fenómenos. Aquí lo tenemos, redoble de tambores:
Ya que lo mencionas, Mariano, detengámonos en este documento impagable, llamado a convertirse, no hay duda, en uno de los próximos referentes en las facultades de ciencias políticas. En el punto 1 decís que tu partido desconocía las donaciones. Y va y en el punto 2 nos recordáis que esas donaciones están exentas de tributación. ¿En qué quedamos, Mariano? ¿No sabíais que entraba todo ese dinero negro? ¿O es que no hay que tributar por esa entrada de líquido? O, no me lo digas, ya lo sé: hicisteis un brainstorming, surgieron estas dos genialidades y, como nos os parecía justo dejar ninguna fuera aunque afirmasen lo contrario, pues eso, que las dejasteis. O no, espera, mejor: son las idea de dos asesores distintos respondiendo a una misma pregunta, y como no estaría bien hacerles el feo…
Bueno. Es por si acaso, por si un argumento no funciona, pues ponemos el otro. A ustedes es que no hay quien los entienda. Si no se quejan porque no damos explicaciones, se quejan porque damos dos explicaciones. Así no hay manera.
Pero es que se contradicen.
Minucias. El sentido literal es para los seres simples.
Ya, pero también ha aparecido tu tesorero de toda la vida diciendo que las cuentas eran cosa tuya y de María Dolores. Lo cual tiene su sentido, pues sois los jefes.
¡Ese tío es un delincuente!
¿Por eso os mandabais mensajitos cariñosos?
No eran cariñosos, era sólo por si acaso, para que no se le fuese la lengua. Pero no ha habido tu tía…
¿Perdona…?
¿En serio no tiene usted preguntas más interesantes? Nunca lo hubiese dicho.
Entiendo… Como aquí no pasa nada, lo admites y ya está, ¿no, Mariano?
Más o menos.
¡Qué profesional! Sigamos. A mí, la verdad, lo que más me gusta de esta web nueva que os habéis montado ahora es el apartado de Historia. La historia de dos partidos, AP y PP, en una veintena de puntos. AP, fundado por un ministro del jefe de Estado que había antes del rey Juan Carlos, y PP, en números negros desde el día después de su fundación. A mí el punto que más me ha gustado es el número trece. Pero antes, Mariano, quiero decirte que reconozco tu modestia: tu advenimiento no llega hasta ese momento, el punto trece de dieciocho. Llevando tanto tiempo de jefe, sorprende que no hayas sentido la tentación de engrosar tu currículum, y eso te honra, debo reconocerlo. Pero sigamos. Digo que el punto trece es el que más me ha gustado porque no sólo me chifla lo que dice, sino lo que no dice.
Me refiero a ese espacio en blanco, ese aparente error de tabulación, ese vacío entre las palabras “Secretario” y “General”, ese núcleo ausente, ese pequeño fragmento de nada, esa oquedad que en el relato histórico de tu partido sólo aparece cuando tú tomas las riendas. Mi pregunta, Mariano, es la siguiente. Ese espacio en blanco, como un folio en blanco, ¿si lo calientas con un mechero, como sucede con los mensajes que se enviaban los espías escritos con jugo de limón, en realidad podemos leer “Ja, ja, ja, ja, ja”?
¿Podría repetirme la pregunta? En serio que la contesto, pero es que es muy larga. Menudo lío me he hecho.
Déjalo, Mariano. Pero dime una cosa, porque es que a mí vuestra web es algo que siempre me ha llamado bastante la atención. Soy fan, vaya. Cualquiera que me oiga dirá también que soy un poco freak, pero yo la verdad es que la consulto mucho. He sido testigo de cómo ha ido evolucionando. Lo que no he sido es buen periodista, de lo contrario hubiese tenido la precaución de ir guardando capturas de pantalla. Sería un placer poder revisitarlas. Ahora le habéis dado un aire minimalista, como de franquicia del Día, pero todavía recuerdo con mucho cariño aquella web que lanzasteis, mucho más ambiciosa, con una imagen del despacho del presidente en la que —¡atención!— si pasabas el cursor sobre ciertos objetos se movían y te daban información laudatoria sobre el duro trabajo que tú llevabas a cabo con ellos, el teléfono, el ordenador, una maravilla de la animación política, ya lo creo que sí. Y qué decir de aquel apartado tan molón: Tienda. Esta sí he logrado recuperarla, a través de archive.org. Aquí la tenemos:
Podías comprarte unos buenos gemelos con sus gaviotas, una baraja de mus ¡con monedas del PP para apostar!, un chubasquero de color naranja, ratones de ordenador, palas de paddle con el logotipo de la organización, unas corbatas bien resultonas y hasta unas gafas con mp3 de ¡más de cien megas!
Estáis en todo, Mariano. A través de los juegos y deportes que proponéis, unís pasado y futuro del mismo modo que hace vuestra propia organización: el mus como uno de los elementos medulares de la cultura popular moderna, y el paddle como deporte del futuro, una especie de tenis donde por muy tonto que seas no es posible que la pelota salga fuera.
¡Ah, la baraja de mus! Cuántas decisiones no habremos tomado en su presencia. Y de ratones, a mí todavía me queda una caja, fíjese. Si quiere luego le busco uno. Son ratones mini, no se crea. Tienen una madejita en medio del cable por si sale usted mucho de viaje, para que no se le enrede. Y ¿dice usted que ahora ese apartado ya no está en nuestra en nuestra “página de internet”?
No, Mariano. Ya no. Pero bueno, háblanos un poco de la prensa. ¿A ti te parece bonito lo que estás haciendo con los periodistas? Me refiero a no responder a sus preguntas, no conceder entrevistas, plantear las ruedas de prensa como si fueses un predicador y no aceptar comentarios ni atender a las dudas. Imagino que estás al tanto de que la prensa es lo único que le queda al ciudadano durante la larga travesía por el desierto que representan los cuatro años que median entre unas elecciones y otras. Y tú, Mariano, trabajas para nosotros, eres nuestro empleado, no lo olvides. Eso, ¿por qué lo haces, Mariano?
Pues mira. Es una de las primeras cosas que se nos ocurrió cuando llegamos al poder. Resulta que si no lo hiciésemos así, tenemos comprobado que sus compañeros de usted se pasarían la vida haciendo preguntas, y algunas son muy difíciles, o peor, incluso incómodas. No crea usted, yo ya me he rodeado de gente muy lista, como Luis, que viene de Lehman Brothers, nada menos, o Esteban, que… que también es muy buena gente. Pero es que los periodistas preguntan cosas que nos ponen en apuros. Esto de gobernar es muy complicado, créame cuando se lo digo. Deben ustedes confiar en mí. Acceder a esa información no les haría ningún bien. Por eso decidimos eliminar el problema de un plumazo, y la verdad es que nos está yendo bastante bien. Primero los periodistas protestaron un poco, pero al final han aprendido que es lo mejor para todos, lo mejor para el país. Y nos ha salido muy bien, no crea. Los citamos, ellos vienen, les preparamos unas pastas, a veces también café con leche que les llevamos en unos termos. Luego largamos el discurso, y tenemos a un muchacho que les pasa un folio con nuestro comunicado bien apuntadito y sin faltas de ortografía. Hay quien habla de déficit democrático. Yo prefiero verlo como un paso adelante en el ejercicio de la síntesis periodística en su comunión con la democracia.
Ya, pero habéis llegado al punto de destituir a los directores de tres de los periódicos más importantes del país: Pedro J. Ramírez, José Antich y Javier Moreno. Por no hablar periodistas sueltos como Ana Pastor, Hilario Pino, Yolanda Álvarez, Carlos E. Cué o Jesús Cintora. Por no hablar de todos los que se han ido de periódicos donde antes sí les dejaban opinar. Tienes suerte de que con todo lo que está pasando por ahí fuera no se le presta demasiada atención a estos tejemanejes, pero la opinión internacional podría pensar que eso es un poco chapucero, incluso bananero.
No, ahí se equivoca usted. Yo no los he destituido. Ni siquiera ha sido Soraya. Los han destituido las empresas editoras de los propios periódicos, que es muy distinto. Además, hay que tener en cuenta que la movilidad laboral es una de nuestras asignaturas pendientes si queremos subir al tren del progreso.
Sí, pero curiosamente lo de los directores coincidió con la aprobación del Canon AEDE, destinado a crear un flujo de dinero que habría de acabar en las arcas de esas “empresas editoras” que mencionas.
Bueno, es que cuando los periodistas vienen de uno en uno, con darles unas pastas y hacerles entender que se pongan como se pongan no les vamos a responder, hay veces que basta. Ya ha tenido oportunidad de comprobar, por poner sólo un ejemplo, cómo el comunicado que tan escandaloso le ha parecido a usted, no ha habido periódico ni periodista que lo ponga en cuestión. Nosotros se los mandamos y ellos lo publican, o más bien, preparan una redacción distinta y publican su versión, que es la nuestra pero con sus palabras. A eso se le llama estar compenetrados. Pero cosa muy distinta son sus jefes, o los jefes de sus jefes. Esos son perros viejos. No es tan sencillo lidiar con ellos. Conocen el mundo de los negocios, ya lo creo que lo conocen. Tuvimos que darles algo más.
Ya, eso que llamasteis la Tasa Google. Pero resulta que Google no tardó más que un par de días en retirarse, y os habéis quedado compuestos y sin novio al que sacarle las perras.
Sí, ha estado bien, ja, ja; les hemos pagado con nada… No, espera, responderé de otro modo: De nuevo se equivoca usted. De nuevo son las empresas editoras de los periódicos las que se han quedado compuestas y sin novio. Nosotros hicimos nuestra parte y ellos la suya. De lo que suceda después, de las fluctuaciones del mercado, entenderá usted que no puedo responsabilizarme. Si a Google, con todo el dinero que maneja —que no les costaría nada, la verdad, pero en fin—, le ha dado por no pagar, ¿qué quiere usted que hagamos nosotros? A la gente de Menéame está claro que no van a poder sacarle un duro, ni al blog de mi primo sobre cambio climático. Eso es cierto. Pero vaya, en esto de la alta política no hay servicio post-venta.
Jugada redonda, Mariano, sí, señor. Entonces, ¿tú estarías por un modelo de manejo de la prensa parecido al de Corea del Norte, retransmitiendo la agenda del presidente mientras inaugura un tramo de carretera o firma una nimiedad, y cubriendo la asistencia del marido de Letizia a procesiones, como la semana pasada en TVE? Por cierto, que ha sido un gran acierto hacer todo eso en color, para que no haya confusiones malintencionadas. Cuéntanos, Mariano, ¿cuál sería tu referente?
Mira, ahora que lo dices, traigo aquí una revista que siempre me ha interesado mucho.
La corbata, Mariano, es simplemente fulgurante, tengo que felicitarte. Ahora es cierto que no se lleva tanto, pero en su momento seguro que partías la pana. Aunque lo que más me fascina es la posición de las manos. Me recuerda a otra de tus grandes apariciones en público: aquella de cuando sales con Jose Mari al balcón de Génova después de perder las elecciones.
También ahí, en la expresión gestual de tus manos, se aprecia con meridiana claridad la fortaleza de tu carácter. Cuéntanos, Mariano, ¿cómo se siente uno cuando lo escogen a dedo para ser presidente del gobierno? Uno diría que Jose Mari ha tenido tiempo de arrepentirse muchas veces de aquella elección… Corrígeme si me equivoco, estabais tú, Oreja y Rodrigo, el mago de las finanzas (¡Rodrigo de Presidente hubiese sido la monda lironda!). Todo parece indicar que fuiste el típico caso de tercero excluido al que se acaba escogiendo para no molestar a los dos candidatos fuertes. Un candidato de consenso, de perfil bajo y fácil de manejar.
Tampoco es tan extraño. Aquí en Madrid tenemos a un presidente de la comunidad al que pusimos a dedo sin pasar por las elecciones. De alcaldesa tenemos a la mujer de Jose Mari, a la que también pusimos a dedo, que a punto ha estado de traernos las Olimpiadas pero que, como suele decirse, ha puesto Madrid en el mapa. Yo lo veo como una nueva tendencia que ahorra todo el fárrago electoral y contribuye a optimizar la democracia. La gente tiene mucho trabajo y no puede estar cada dos por tres yendo a votar. Nosotros lo hacemos por ellos. Es un sistema que estamos implementendo al que opino que todavía se le puede sacar mucho partido.
Y en Europa, ¿cómo nos manejamos, Mariano? Imagino que sabes que a la gente normal nos da bastante vergüenza ver a elementos como tú, que apenas hablan con corrección el castellano (leerlo ya es otra cosa, ahora llegaremos a eso), nos representen en foros donde los temas importantes se tratan en leguas que tú desconoces. Yo, por ejemplo, una vez cayó en mis manos una película de Jackie Chan en polaco y no me enteré de la misa la mitad.
Pues más o memos lo mismo me sucede a mí, no se crea. Pero mírelo de este otro modo. Imagino que sabe usted que a la gente como yo nos da bastante risa que la gente normal, a pesar de lo que ahora me cuenta, nos siga votando para que no dejemos de ir a Bruselas con nuestro traductor a encargarnos de sus asuntos.
Yo no estoy tan seguro de volver a votarte, Mariano. Eso lo primero.
Eso dicen ustedes siempre, y luego: al hoyo. ¿Y lo segundo?
Lo segundo: Berlín, que parece ser la auténtica Bruselas. Cuéntanos, Mariano, ¿cómo te trata Dorothea?
¿Dorothea?
Me refiero a Angela. En realidad se llama Angela Dorothea. Pero Dorothea mola más. Como Dorothy, la de El mago de Oz, ¿no te parece?
Ahora que lo dice usted…
Cuéntanos, Mariano, ¿dónde te parece que nos llevará su camino de baldosas amarillas? ¿A la Ciudad Esmeralda? ¿A Mordor?
Es usted muy gracioso. No me río porque ya sabe usted la cara que se me pone si lo hago. Arriola me lo dice todo el rato, no te rías, Mariano, que sube el pan, en fin… A mí la señora Merkel siempre me ha tratado muy bien. Las primeras veces es cierto que me hacía quedarme al terminar las reuniones para recoger los vasos y las botellas de agua y barrer la sala con una escoba. Pero nuestro cuerpo diplomático ha hecho grandes avances en este sentido, y ahora Angela me permite utilizar una aspiradora. ¿Sabe usted que las hay con varias velocidades? Si es que estos alemanes construyendo electrodomésticos son la pera.
Estamos salvados, pues. Dime una cosa, Mariano, tú mantienes todavía tu puesto de registrador de la propiedad, en excedencia, ¿no es cierto? ¿De verdad piensas dedicarte a eso cuando esto de ser Presidente se haya acabado para ti? Mira a tus compañeros de fatigas —Bárcenas, Fabra, Rato, Aznar, Matas, Camps, Costa, Díaz Ferran, Urdangarín, Cristina—, ahí fuera hay un mundo entero al que hincarle el diente.
Lo del Presidente Aznar con Libia era legal. María Dolores me ha dicho que responda eso. Sabía que me lo preguntaría usted. ¡Ja! Me he adelantado. Por cierto, ¿tiene usted más zumo?
No, Mariano, con el que te has tomado ya basta, tampoco hay que exagerar, que el pentotal sódico tiene sus peligros.
¿Pentotal sódico?
Suero de la verdad, lo llaman, también.
Es dulce, me gusta.
Sí, Mariano, es dulce. Pero no nos entretengamos, que tiene un efecto limitado en el tiempo y dentro de nada estarás colándome mentiras otra vez. Vamos acabando, no te preocupes. Ahora jugaremos a un juego muy divertido, Mariano. Yo te paso unos vídeos y tú me dices si iban en serio o nos estabais tomando el pelo. ¿Entendido?
Venga.
Ahí va el primero, y que Dios me perdone:
En serio. Ese vídeo lo hicimos en serio. Y no se crea usted, es un minuto, pero nos pasamos toda la tarde dale que te pego. Lleva mucho trabajo eso del cine. ¿Sabía usted que ahora lo hacen con cámaras de fotos? Este video lo hicieron con una cámara de fotos. Todavía no salgo de mi asombro.
Pero ¿lo hicisteis en serio? ¿Qué os creéis, que somos tontos?
Me reservo la opinión.
Entre nosotros, Mariano, ¿esto se le ocurrió a Esteban o a Floriano?
Pues no lo recuerdo, pero tanto González Pons como Carlos Floriano son perfectamente capaces de generar ideas de este calibre.
No te lo discuto, a eso me refería. Y de éste, ¿qué me dices?
No lo hicimos nosotros, pero no puedo estar más de acuerdo. Ese de Apple al que citan, no, porque todavía no teníamos el partido montado ni tampoco el himno…, pero sólo por eso. Si fuese ahora, seguro que para montarse la empresa ésa de garajes tan famosa se pondría nuestra musiquilla. No me cabe la menor duda. Es la mar de pegadiza.
¿Y qué me dices de éste, figura, ¡que eres un figura!?
Sí, ya lo creo. Fue realmente notable. Lo que más me divierte de ese desliz es que a la gente le hizo gracia que yo, todo un Presidente, no entendiese mi letra. Pero no se fijó en algo todavía más morrocotudo. Supongo que puedo confiar en usted.
La duda ofende, Mariano. ¿Quieres que apague la grabadora?
Pues sí, mejor.
Ya está.
Gracias. Pues lo que nadie advirtió debido al desliz con mi letra y mi incapacidad de leerla es que todos en el programa fingíamos que las preguntas eran espontáneas, pero resulta que… yo ya tenía anotada la respuesta. ¿Se da usted cuenta?
Pues no había caído en eso, Mariano.
Ya… Nadie lo advirtió, je, je. Dios aprieta pero no ahoga.
Bueno, pues con esta nueva muestra de ingenio creo que es suficiente. Me gusta acabar las entrevistas en alto, y aquí de nuevo nos has deslumbrado.
Pero, ¿no vuelve a poner la grabadora en marcha?
Esto… sí. Bueno, es igual. Me acordaré, no te preocupes. ¿Quieres añadir algo?
Me gustaría que me desataseis.
Eso está hecho, Mariano.
Entrevista con Mariano
El tema es que nuestros empleados de la cosa pública últimamente han sido traviesos. El servicio es lo que tiene… a veces. Por eso vamos a ir a buscarlos y les haremos preguntas para contarlas aquí. Y el de hoy no es precisamente moco de pavo.
Cuéntanos, Mariano, ¿estás cómodo?
Sí, la verdad es que…
Imposible, no puede ser que estés cómodo. ¿Puedes por favor darle otro traguito al zumo que te hemos preparado? Si no, esto no va a funcionar. Así…, muy bien. Pues eso, Mariano, ya sabes que de momento te tenemos de Presidente, pero no lo olvides, hoy aquí y mañana allí. Tú, eso, ¿cómo lo ves? ¿Estás contento?
Hombre, yo… pues sí. He de decir que me siento satisfecho.
Me alegro, Mariano, me alegro. Tú ahí, erre que erre, caiga quien caiga, ¡claro que sí! Tengo que felicitarte por el primer partido del siglo que juegas este año. En Andalucía te has caído con todo el equipo. ¿Cómo ha ido la cosa? De 50 has perdido 17, ¿es eso?
La verdad es que estamos medianamente satisfechos con el resultado. Hay que tener en cuenta que en una situación como la actual, en que la coyuntura…
Mal, sigue sin funcionar. Otro traguito, si no te importa. Ya verás que enseguida todo fluye… Eso es. Gracias, Mariano. Te comentaba que durante la campaña para las andaluzas, en parte de su merchandising Susana Díaz prescindió del logo de su organización, y tu muchacho, a su vez, prescindió también del color azul que lleváis vosotros por bandera sustituyéndolo por el verde, propio de la bandera andaluza, en un intento por alejarse de las siglas —pues marcar distancia con el color corporativo no es menos grave— y quién sabe si en un intento coyuntural de acercarse a eso que hay más abajo y algunos llaman pueblo. Tú, eso, ¿cómo lo ves?
Pues, mire usted, no me había fijado. Pero no concibo que Arenas haya tratado de…
Tu muchacho, Mariano, esta vez no era Arenas; se llama… vaya, se llamaba Juan Manuel Moreno, un chico sonriente y bien vestido.
Por supuesto. Juan Manuel Moreno. Quién no recuerda ese nombre: Juan Manuel Moreno. Ha hecho un gran trabajo, sí, señor. He decidido mantenerlo en su puesto. Espero mucho de él.
El partido que tú presides, Mariano, hace unos días se supo que es una organización… Es decir, la justicia dice que ha venido manejando dinero negro a espaldas de la Hacienda pública, concretamente entre los años 1990 y 2008. Eso es tanto como decir desde el principio de los tiempos, Mariano, ¿sí o no?, porque el partido lo fundasteis el año antes de empezar con la caja b, ¿no es cierto?, en 1989. Es decir, si hemos de creer lo que dice la Justicia, vuestra organización llevaría toda una vida al margen de la ley. ¿Cómo ha podido, ser, Mariano? Es decir, aquí hay un dato que tienes que darnos. Cuéntanos, Mariano, ¿qué sucedió a lo largo de esos meses de 1989? ¿Cómo es que tardasteis tanto en poner en marcha vuestro sistema de financiación? ¿De verdad no se os ocurrió la idea hasta el año siguiente? ¿Por qué esa pérdida de tiempo en los primeros pasos, Mariano?
Me limitaré a decir que orquestar el sistema de financiación de un partido tan amplio y poderoso como es el nuestro lleva su tiempo. Roma no se construyó en un día. Para mantener un partido en marcha hace falta mucho dinero. Eso quien no tiene un partido no lo sabe. Pero nuestros tesoreros se pusieron enseguida manos a la obra, y creo que ha quedado bastante claro que hicieron un gran trabajo. Otra cosa es que nos hayan pillado, con eso lo cierto es que no contábamos. Pero tampoco es tan grave. Lo tenemos todo atado y bien atado, así que no te preocupes. Como dijo Cristóbal, somos como Cáritas. Y a ver qué juez se atreve a meterle la mano a Cáritas. Afortunadamente, por muy respondón que pueda salirnos un juez, las leyes las escribimos nosotros, el PSOE y nosotros, lo cual viene a ser lo mismo, y en ese punto llevamos décadas de acuerdo: lo que sucede en la financiación de un partido no sale del partido. Somos así, no queremos darle trabajo a nadie. Nos ocupamos nosotros, en familia. Eso Pedrito lo ha entendido requetebién.
Bien, Mariano, bien. Veo que ya nos cuentas la verdad. A mí, Mariano, si quieres que te sea sincero, tu estilo siempre me ha fascinado. Como cuando enunciaste aquella frase compleja e insondable: “Dije que bajaría impuestos y los estoy subiendo. No he cambiado de criterio”. Tú y yo sabemos, Mariano, que el sentido literal es para los seres simples. Pero volvamos al presente: la Justicia acredita que habéis estado facturando al margen de la ley —lo cual ya está mal para una empresa, pero vaya, Mariano, que sois un partido político— y tú ni te despeinas. En un país democrático eso significaría la caída de un gobierno, para empezar. Los periódicos titularían a cinco columnas, y habría que plantear una revisión profunda de las reglas de juego. Pero Spain is different, y tú, que es a lo que vamos, ni te inmutas.
Insisto, no es la Justicia, así en mayúsculas, quien ha acreditado nada. Ha sido un juez. Y si usted dice que a nosotros los políticos nos tienen a sueldo ustedes, los ciudadanos —lo cual, todo sea dicho, me parece entrañable por su parte—, yo me veo en la obligación de recordarle que a los jueces somos nosotros los que los ascendemos, los jubilamos, los cambiamos de juzgado, los mandamos al ostracismo y quienes nombramos a sus jefes, que son los que calibran la balanza de marras. ¿Quiere usted que apostemos por el futuro laboral de este señor al que le ha dado por acreditar esto o aquello? ¿O es que no ha intuido usted lo que va a sucederle, por poner sólo un ejemplo, al juez Elpidio Silva?
Ya lo he visto, ya. Su condena van a revisarla los mismos jueces que expulsaron a Garzón por investigar la trama Gürtel. Lo tenéis todo previsto, no se os escapa una.
Pero es que éste también la hizo muy gorda.
Sí, investigar a Blesa, nada menos: uno de los “emprendedores” más importantes del país, inventor junto con Rodrigo de la tarjeta de crédito que no se acaba nunca. Un fenómeno, vaya.
Por otra parte, volviendo a su pregunta, me parece del todo injusto que trate de hacerle creer a sus lectores que no he reaccionado. ¿O acaso no hemos emitido un comunicado la mar de chulo que refleja la opinión unánime del partido?
Eso es cierto. Su sola longitud ya habla de una comprometida complejidad conceptual. Aunque teniendo en cuenta quiénes sois los que manejáis el cotarro —tú, Soraya, María Dolores, Esteban, Floriano—, aún me parece un texto barroco: cuatro puntos de tres líneas. Si es que sois unos fenómenos. Aquí lo tenemos, redoble de tambores:
Ya que lo mencionas, Mariano, detengámonos en este documento impagable, llamado a convertirse, no hay duda, en uno de los próximos referentes en las facultades de ciencias políticas. En el punto 1 decís que tu partido desconocía las donaciones. Y va y en el punto 2 nos recordáis que esas donaciones están exentas de tributación. ¿En qué quedamos, Mariano? ¿No sabíais que entraba todo ese dinero negro? ¿O es que no hay que tributar por esa entrada de líquido? O, no me lo digas, ya lo sé: hicisteis un brainstorming, surgieron estas dos genialidades y, como nos os parecía justo dejar ninguna fuera aunque afirmasen lo contrario, pues eso, que las dejasteis. O no, espera, mejor: son las idea de dos asesores distintos respondiendo a una misma pregunta, y como no estaría bien hacerles el feo…
Bueno. Es por si acaso, por si un argumento no funciona, pues ponemos el otro. A ustedes es que no hay quien los entienda. Si no se quejan porque no damos explicaciones, se quejan porque damos dos explicaciones. Así no hay manera.
Pero es que se contradicen.
Minucias. El sentido literal es para los seres simples.
Ya, pero también ha aparecido tu tesorero de toda la vida diciendo que las cuentas eran cosa tuya y de María Dolores. Lo cual tiene su sentido, pues sois los jefes.
¡Ese tío es un delincuente!
¿Por eso os mandabais mensajitos cariñosos?
No eran cariñosos, era sólo por si acaso, para que no se le fuese la lengua. Pero no ha habido tu tía…
¿Perdona…?
¿En serio no tiene usted preguntas más interesantes? Nunca lo hubiese dicho.
Entiendo… Como aquí no pasa nada, lo admites y ya está, ¿no, Mariano?
Más o menos.
¡Qué profesional! Sigamos. A mí, la verdad, lo que más me gusta de esta web nueva que os habéis montado ahora es el apartado de Historia. La historia de dos partidos, AP y PP, en una veintena de puntos. AP, fundado por un ministro del jefe de Estado que había antes del rey Juan Carlos, y PP, en números negros desde el día después de su fundación. A mí el punto que más me ha gustado es el número trece. Pero antes, Mariano, quiero decirte que reconozco tu modestia: tu advenimiento no llega hasta ese momento, el punto trece de dieciocho. Llevando tanto tiempo de jefe, sorprende que no hayas sentido la tentación de engrosar tu currículum, y eso te honra, debo reconocerlo. Pero sigamos. Digo que el punto trece es el que más me ha gustado porque no sólo me chifla lo que dice, sino lo que no dice.
Me refiero a ese espacio en blanco, ese aparente error de tabulación, ese vacío entre las palabras “Secretario” y “General”, ese núcleo ausente, ese pequeño fragmento de nada, esa oquedad que en el relato histórico de tu partido sólo aparece cuando tú tomas las riendas. Mi pregunta, Mariano, es la siguiente. Ese espacio en blanco, como un folio en blanco, ¿si lo calientas con un mechero, como sucede con los mensajes que se enviaban los espías escritos con jugo de limón, en realidad podemos leer “Ja, ja, ja, ja, ja”?
¿Podría repetirme la pregunta? En serio que la contesto, pero es que es muy larga. Menudo lío me he hecho.
Déjalo, Mariano. Pero dime una cosa, porque es que a mí vuestra web es algo que siempre me ha llamado bastante la atención. Soy fan, vaya. Cualquiera que me oiga dirá también que soy un poco freak, pero yo la verdad es que la consulto mucho. He sido testigo de cómo ha ido evolucionando. Lo que no he sido es buen periodista, de lo contrario hubiese tenido la precaución de ir guardando capturas de pantalla. Sería un placer poder revisitarlas. Ahora le habéis dado un aire minimalista, como de franquicia del Día, pero todavía recuerdo con mucho cariño aquella web que lanzasteis, mucho más ambiciosa, con una imagen del despacho del presidente en la que —¡atención!— si pasabas el cursor sobre ciertos objetos se movían y te daban información laudatoria sobre el duro trabajo que tú llevabas a cabo con ellos, el teléfono, el ordenador, una maravilla de la animación política, ya lo creo que sí. Y qué decir de aquel apartado tan molón: Tienda. Esta sí he logrado recuperarla, a través de archive.org. Aquí la tenemos:
Podías comprarte unos buenos gemelos con sus gaviotas, una baraja de mus ¡con monedas del PP para apostar!, un chubasquero de color naranja, ratones de ordenador, palas de paddle con el logotipo de la organización, unas corbatas bien resultonas y hasta unas gafas con mp3 de ¡más de cien megas!
Estáis en todo, Mariano. A través de los juegos y deportes que proponéis, unís pasado y futuro del mismo modo que hace vuestra propia organización: el mus como uno de los elementos medulares de la cultura popular moderna, y el paddle como deporte del futuro, una especie de tenis donde por muy tonto que seas no es posible que la pelota salga fuera.
¡Ah, la baraja de mus! Cuántas decisiones no habremos tomado en su presencia. Y de ratones, a mí todavía me queda una caja, fíjese. Si quiere luego le busco uno. Son ratones mini, no se crea. Tienen una madejita en medio del cable por si sale usted mucho de viaje, para que no se le enrede. Y ¿dice usted que ahora ese apartado ya no está en nuestra en nuestra “página de internet”?
No, Mariano. Ya no. Pero bueno, háblanos un poco de la prensa. ¿A ti te parece bonito lo que estás haciendo con los periodistas? Me refiero a no responder a sus preguntas, no conceder entrevistas, plantear las ruedas de prensa como si fueses un predicador y no aceptar comentarios ni atender a las dudas. Imagino que estás al tanto de que la prensa es lo único que le queda al ciudadano durante la larga travesía por el desierto que representan los cuatro años que median entre unas elecciones y otras. Y tú, Mariano, trabajas para nosotros, eres nuestro empleado, no lo olvides. Eso, ¿por qué lo haces, Mariano?
Pues mira. Es una de las primeras cosas que se nos ocurrió cuando llegamos al poder. Resulta que si no lo hiciésemos así, tenemos comprobado que sus compañeros de usted se pasarían la vida haciendo preguntas, y algunas son muy difíciles, o peor, incluso incómodas. No crea usted, yo ya me he rodeado de gente muy lista, como Luis, que viene de Lehman Brothers, nada menos, o Esteban, que… que también es muy buena gente. Pero es que los periodistas preguntan cosas que nos ponen en apuros. Esto de gobernar es muy complicado, créame cuando se lo digo. Deben ustedes confiar en mí. Acceder a esa información no les haría ningún bien. Por eso decidimos eliminar el problema de un plumazo, y la verdad es que nos está yendo bastante bien. Primero los periodistas protestaron un poco, pero al final han aprendido que es lo mejor para todos, lo mejor para el país. Y nos ha salido muy bien, no crea. Los citamos, ellos vienen, les preparamos unas pastas, a veces también café con leche que les llevamos en unos termos. Luego largamos el discurso, y tenemos a un muchacho que les pasa un folio con nuestro comunicado bien apuntadito y sin faltas de ortografía. Hay quien habla de déficit democrático. Yo prefiero verlo como un paso adelante en el ejercicio de la síntesis periodística en su comunión con la democracia.
Ya, pero habéis llegado al punto de destituir a los directores de tres de los periódicos más importantes del país: Pedro J. Ramírez, José Antich y Javier Moreno. Por no hablar periodistas sueltos como Ana Pastor, Hilario Pino, Yolanda Álvarez, Carlos E. Cué o Jesús Cintora. Por no hablar de todos los que se han ido de periódicos donde antes sí les dejaban opinar. Tienes suerte de que con todo lo que está pasando por ahí fuera no se le presta demasiada atención a estos tejemanejes, pero la opinión internacional podría pensar que eso es un poco chapucero, incluso bananero.
No, ahí se equivoca usted. Yo no los he destituido. Ni siquiera ha sido Soraya. Los han destituido las empresas editoras de los propios periódicos, que es muy distinto. Además, hay que tener en cuenta que la movilidad laboral es una de nuestras asignaturas pendientes si queremos subir al tren del progreso.
Sí, pero curiosamente lo de los directores coincidió con la aprobación del Canon AEDE, destinado a crear un flujo de dinero que habría de acabar en las arcas de esas “empresas editoras” que mencionas.
Bueno, es que cuando los periodistas vienen de uno en uno, con darles unas pastas y hacerles entender que se pongan como se pongan no les vamos a responder, hay veces que basta. Ya ha tenido oportunidad de comprobar, por poner sólo un ejemplo, cómo el comunicado que tan escandaloso le ha parecido a usted, no ha habido periódico ni periodista que lo ponga en cuestión. Nosotros se los mandamos y ellos lo publican, o más bien, preparan una redacción distinta y publican su versión, que es la nuestra pero con sus palabras. A eso se le llama estar compenetrados. Pero cosa muy distinta son sus jefes, o los jefes de sus jefes. Esos son perros viejos. No es tan sencillo lidiar con ellos. Conocen el mundo de los negocios, ya lo creo que lo conocen. Tuvimos que darles algo más.
Ya, eso que llamasteis la Tasa Google. Pero resulta que Google no tardó más que un par de días en retirarse, y os habéis quedado compuestos y sin novio al que sacarle las perras.
Sí, ha estado bien, ja, ja; les hemos pagado con nada… No, espera, responderé de otro modo: De nuevo se equivoca usted. De nuevo son las empresas editoras de los periódicos las que se han quedado compuestas y sin novio. Nosotros hicimos nuestra parte y ellos la suya. De lo que suceda después, de las fluctuaciones del mercado, entenderá usted que no puedo responsabilizarme. Si a Google, con todo el dinero que maneja —que no les costaría nada, la verdad, pero en fin—, le ha dado por no pagar, ¿qué quiere usted que hagamos nosotros? A la gente de Menéame está claro que no van a poder sacarle un duro, ni al blog de mi primo sobre cambio climático. Eso es cierto. Pero vaya, en esto de la alta política no hay servicio post-venta.
Jugada redonda, Mariano, sí, señor. Entonces, ¿tú estarías por un modelo de manejo de la prensa parecido al de Corea del Norte, retransmitiendo la agenda del presidente mientras inaugura un tramo de carretera o firma una nimiedad, y cubriendo la asistencia del marido de Letizia a procesiones, como la semana pasada en TVE? Por cierto, que ha sido un gran acierto hacer todo eso en color, para que no haya confusiones malintencionadas. Cuéntanos, Mariano, ¿cuál sería tu referente?
Mira, ahora que lo dices, traigo aquí una revista que siempre me ha interesado mucho.
La corbata, Mariano, es simplemente fulgurante, tengo que felicitarte. Ahora es cierto que no se lleva tanto, pero en su momento seguro que partías la pana. Aunque lo que más me fascina es la posición de las manos. Me recuerda a otra de tus grandes apariciones en público: aquella de cuando sales con Jose Mari al balcón de Génova después de perder las elecciones.
También ahí, en la expresión gestual de tus manos, se aprecia con meridiana claridad la fortaleza de tu carácter. Cuéntanos, Mariano, ¿cómo se siente uno cuando lo escogen a dedo para ser presidente del gobierno? Uno diría que Jose Mari ha tenido tiempo de arrepentirse muchas veces de aquella elección… Corrígeme si me equivoco, estabais tú, Oreja y Rodrigo, el mago de las finanzas (¡Rodrigo de Presidente hubiese sido la monda lironda!). Todo parece indicar que fuiste el típico caso de tercero excluido al que se acaba escogiendo para no molestar a los dos candidatos fuertes. Un candidato de consenso, de perfil bajo y fácil de manejar.
Tampoco es tan extraño. Aquí en Madrid tenemos a un presidente de la comunidad al que pusimos a dedo sin pasar por las elecciones. De alcaldesa tenemos a la mujer de Jose Mari, a la que también pusimos a dedo, que a punto ha estado de traernos las Olimpiadas pero que, como suele decirse, ha puesto Madrid en el mapa. Yo lo veo como una nueva tendencia que ahorra todo el fárrago electoral y contribuye a optimizar la democracia. La gente tiene mucho trabajo y no puede estar cada dos por tres yendo a votar. Nosotros lo hacemos por ellos. Es un sistema que estamos implementendo al que opino que todavía se le puede sacar mucho partido.
Y en Europa, ¿cómo nos manejamos, Mariano? Imagino que sabes que a la gente normal nos da bastante vergüenza ver a elementos como tú, que apenas hablan con corrección el castellano (leerlo ya es otra cosa, ahora llegaremos a eso), nos representen en foros donde los temas importantes se tratan en leguas que tú desconoces. Yo, por ejemplo, una vez cayó en mis manos una película de Jackie Chan en polaco y no me enteré de la misa la mitad.
Pues más o memos lo mismo me sucede a mí, no se crea. Pero mírelo de este otro modo. Imagino que sabe usted que a la gente como yo nos da bastante risa que la gente normal, a pesar de lo que ahora me cuenta, nos siga votando para que no dejemos de ir a Bruselas con nuestro traductor a encargarnos de sus asuntos.
Yo no estoy tan seguro de volver a votarte, Mariano. Eso lo primero.
Eso dicen ustedes siempre, y luego: al hoyo. ¿Y lo segundo?
Lo segundo: Berlín, que parece ser la auténtica Bruselas. Cuéntanos, Mariano, ¿cómo te trata Dorothea?
¿Dorothea?
Me refiero a Angela. En realidad se llama Angela Dorothea. Pero Dorothea mola más. Como Dorothy, la de El mago de Oz, ¿no te parece?
Ahora que lo dice usted…
Cuéntanos, Mariano, ¿dónde te parece que nos llevará su camino de baldosas amarillas? ¿A la Ciudad Esmeralda? ¿A Mordor?
Es usted muy gracioso. No me río porque ya sabe usted la cara que se me pone si lo hago. Arriola me lo dice todo el rato, no te rías, Mariano, que sube el pan, en fin… A mí la señora Merkel siempre me ha tratado muy bien. Las primeras veces es cierto que me hacía quedarme al terminar las reuniones para recoger los vasos y las botellas de agua y barrer la sala con una escoba. Pero nuestro cuerpo diplomático ha hecho grandes avances en este sentido, y ahora Angela me permite utilizar una aspiradora. ¿Sabe usted que las hay con varias velocidades? Si es que estos alemanes construyendo electrodomésticos son la pera.
Estamos salvados, pues. Dime una cosa, Mariano, tú mantienes todavía tu puesto de registrador de la propiedad, en excedencia, ¿no es cierto? ¿De verdad piensas dedicarte a eso cuando esto de ser Presidente se haya acabado para ti? Mira a tus compañeros de fatigas —Bárcenas, Fabra, Rato, Aznar, Matas, Camps, Costa, Díaz Ferran, Urdangarín, Cristina—, ahí fuera hay un mundo entero al que hincarle el diente.
Lo del Presidente Aznar con Libia era legal. María Dolores me ha dicho que responda eso. Sabía que me lo preguntaría usted. ¡Ja! Me he adelantado. Por cierto, ¿tiene usted más zumo?
No, Mariano, con el que te has tomado ya basta, tampoco hay que exagerar, que el pentotal sódico tiene sus peligros.
¿Pentotal sódico?
Suero de la verdad, lo llaman, también.
Es dulce, me gusta.
Sí, Mariano, es dulce. Pero no nos entretengamos, que tiene un efecto limitado en el tiempo y dentro de nada estarás colándome mentiras otra vez. Vamos acabando, no te preocupes. Ahora jugaremos a un juego muy divertido, Mariano. Yo te paso unos vídeos y tú me dices si iban en serio o nos estabais tomando el pelo. ¿Entendido?
Venga.
Ahí va el primero, y que Dios me perdone:
En serio. Ese vídeo lo hicimos en serio. Y no se crea usted, es un minuto, pero nos pasamos toda la tarde dale que te pego. Lleva mucho trabajo eso del cine. ¿Sabía usted que ahora lo hacen con cámaras de fotos? Este video lo hicieron con una cámara de fotos. Todavía no salgo de mi asombro.
Pero ¿lo hicisteis en serio? ¿Qué os creéis, que somos tontos?
Me reservo la opinión.
Entre nosotros, Mariano, ¿esto se le ocurrió a Esteban o a Floriano?
Pues no lo recuerdo, pero tanto González Pons como Carlos Floriano son perfectamente capaces de generar ideas de este calibre.
No te lo discuto, a eso me refería. Y de éste, ¿qué me dices?
No lo hicimos nosotros, pero no puedo estar más de acuerdo. Ese de Apple al que citan, no, porque todavía no teníamos el partido montado ni tampoco el himno…, pero sólo por eso. Si fuese ahora, seguro que para montarse la empresa ésa de garajes tan famosa se pondría nuestra musiquilla. No me cabe la menor duda. Es la mar de pegadiza.
¿Y qué me dices de éste, figura, ¡que eres un figura!?
Sí, ya lo creo. Fue realmente notable. Lo que más me divierte de ese desliz es que a la gente le hizo gracia que yo, todo un Presidente, no entendiese mi letra. Pero no se fijó en algo todavía más morrocotudo. Supongo que puedo confiar en usted.
La duda ofende, Mariano. ¿Quieres que apague la grabadora?
Pues sí, mejor.
Ya está.
Gracias. Pues lo que nadie advirtió debido al desliz con mi letra y mi incapacidad de leerla es que todos en el programa fingíamos que las preguntas eran espontáneas, pero resulta que… yo ya tenía anotada la respuesta. ¿Se da usted cuenta?
Pues no había caído en eso, Mariano.
Ya… Nadie lo advirtió, je, je. Dios aprieta pero no ahoga.
Bueno, pues con esta nueva muestra de ingenio creo que es suficiente. Me gusta acabar las entrevistas en alto, y aquí de nuevo nos has deslumbrado.
Pero, ¿no vuelve a poner la grabadora en marcha?
Esto… sí. Bueno, es igual. Me acordaré, no te preocupes. ¿Quieres añadir algo?
Me gustaría que me desataseis.
Eso está hecho, Mariano.