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Angélica Liddell

Angélica González, más conocida como Angélica Liddell (Figueras, 1966) es escritora, directora de escena y actriz. Ha recibido numerosos premios entre los que destaca el Nacional de Literatura Dramática y el León de Plata de la Bienal de Teatro de Venecia 2013.
Fue bautizada en la misma pila que el pintor Salvador Dalí, algo que le gusta recordar, y vivió hasta los siete años en Figueras. De niña escribía historias trágicas, que era una manera de huir de la soledad de hija única que vivía en los cuarteles adonde la llevaba la carrera de su padre militar. Tomó el apellido Liddel de Alicia Liddel, inspiración del escritor Lewis Carroll para su Alicia.
Ingresó en el Conservatorio de Madrid que abandonaría tras decepcionarse de los profesores y de la institución para después se licenciarse en Psicología y Arte Dramático. En 1993 fundó, con Gumersindo Puche, Atra Bilis, compañía con la que ha montado numerosas obras. Como dramaturga debutó en 1988, con la pieza "Greta quiere suicidarse", que le trajo el primer premio de los muchos que después recibiría. Desde entonces sus obras han sido llevadas a escena en diversos países de Europa y América. También ha escrito narrativa y poesía, así como realizado performances. En 2010 acudió por primera vez al Festival de Aviñón, adonde llevó dos piezas, "El año de Ricardo" y "La casa de la fuerza" (obra en la que se autolesionaba con cortes en el cuerpo y con la que ganaría el Premio Nacional de Literatura Dramática (2012), y en donde fue recibida con el público en pie. Igualmente las cinco representaciones que de esta obra se hicieron en el Teatro del Odeón de París fueron recibidas con ovaciones. En 2013 presenta también en el Odeón de París, "El síndrome de Wendy", obra ovacionada del mismo modo dentro del Festival de Otoño de la capital francesa.
Dentro de los autores teatrales contemporáneos, surgidos a partir de los años 80, Angélica Liddell es uno de los nombres más valorados, como lo demuestran los variados galardones con lo que ha sido premiada. Su teatro, que huye de toda dramaturgia convencional, tiende a mostrar los aspectos más oscuros de la realidad contemporánea: el sexo y la muerte, la violencia y el poder, la locura, los mitos antiguos y modernos son algunos de los temas obsesivos de su escritura. Javier Vallejo dice que "Angélica Liddell se autorretrata sin pudor, como Frida Kahlo o Charley Toorop. En su página web cuelga periódicamente fotos tomadas en su casa o en habitaciones de hotel donde, vestida, desnuda o disfrazada, transmite soledad, desasosiego y algún relámpago de felicidad repentina" y, a propósito de la representación de "Maldito sea el hombre que confía en el hombre, un projet d'alphabétisation" (2011), agregaba: "Aunque es autora reconocida, Angélica cautiva, sobre todo, por la manera feroz en que defiende sus textos sobre las tablas: de la palabra hace una bayoneta calada. Cuando carga con ella no hay quién se resista. Frágil, menuda, en escena parece San Jorge y el dragón metidos en un solo cuerpo. Produce empatía y espanto".
Sus obras han sido traducidas a más de diez idiomas.