¿Qué sucede cuando delegamos en un robot para hacer algo que nosotros podemos hacer? ¿Es posible que robots y humanos trabajen juntos? ¿Quién somete a quién? ¿Existen realmente los cíborg? ¿Por qué son los donuts importantes? Preguntarnos por los robots es preguntarnos por nosotros mismos. Es imposible no hacerlo. Hacernos esas preguntas es atravesar el manglar en el que crecen los lenguajes formales, la metafísica sobre el Ser Humano, y la ética de qué-demonios-vamos-a-hacer en un futuro que ya nos devora. Bienvenidos a nuestro nihilismo particular.