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Una aventura extremeña

Sobre cómo el PP se apropió del 'Punto Extremeño' para su campaña electoral y lo que pasó después
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Que el socarrón de mi amigo Manolo Nevado me espetara desde la tierra “No te perdono que hayas plagiado al presidente Monago” es una de las formas más extrañas de enterarse de que el Partido Popular de Extremadura está utilizando como logotipo de campaña y símbolo de la reelección del entonces presidente Monago un diseño de tu propiedad y creación. Título que, por otro lado,  comparto al alimón junto a otros tantos con mi hermano Rodrigo. La mofa viene porque aunque registramos la obra en 2010, ya en los años 2003 y 2007 sacamos pequeñas ediciones en Cáceres y Madrid para ver cómo funcionaba el diseño, con la idea de comercializarlo para el millón cien mil extremeños en el exterior y el escaso millón que hay en la propia Extremadura. Nuestro logo representaba cordialmente esa relación entre los que están y los que se tuvieron que ir.

Tirando del hilo nos encontramos con el deplorable y pretendidamente viral video inaugural de precampaña: bajo el lema “Hacemos Extremadura”, el sedicente grupo de creativos 2Sures –con domicilio en la sede del PP de Extremadura de Mérida–, enfrentaba a Paco Quillo y Curro Acho en un despliegue de prejuicios injustos, lerdos y de pésimo gusto. Como tantos extremeños he nacido en Andalucía y vivido allí trece años antes de poder regresar y la visión de ese video infecto me obligó a volver a ponerme la toga de abogado y tratar de recuperar lo que era nuestro, aprovechando de paso para aclarar alguna que otra cosa a esos supuestos creativos que, además de robarnos el logo, también hurtaron el lema a esos alemanes confusos de 1933, dejándolo en el simpático  “Extremadura para los extremeños”.

Solicitamos entonces del Registro de la propiedad intelectual de Mérida la copia de nuestro asiento registral y comenzamos a descubrir lo conocido que se había vuelto nuestro diseño cuando, una y otra vez, recibíamos  evasivas nerviosas y algún que otro extravío de la comunicación y las copias. Luego supimos que Monago obligaba a sus directores generales, acólitos de confianza próxima y demás caterva con cargo, a lucir en la solapa la mal llamada chapa mod extremeña; y también nos encontramos con que se habían insertado anuncios antes de cada proyección en los escasos cines de la región, en la propia televisión regional, y que nuestro logo aparecía en todo tipo de carteleria de calle, en banderolas, marquesinas y vallas publicitarias, y en trípticos y folletos editados de diez mil en diez mil. Si en algún momento deseamos sorprender con un diseño que hablaba de soberanía extremeña, de reivindicación y sencillez efectiva, dejando de lado las manidas estampas de la bellota y la cigüeña con esa fuente indeterminada, multicolor y pasada de moda; si en algún momento imaginamos la posibilidad de que nuestro logo circulara en las grandes colonias de extremeños por toda España… en fin, que todo se fue al traste cuando el PP extremeño decidió usarlo sin permiso, anular su propio logotipo azul cuadrado para poner el nuestro, identificando nuestra obra con un electorado ideológicamente posicionado, que ni con mucho llegaba al treinta por ciento de nuestro mercado potencial, que es la totalidad de los extremeños sin más.

Obviamente requerimos por burofax a los responsables y tras una cadena de desaciertos y torpezas, consintieron en citarnos a mi hermano y a mí a una reunión en la sede regional de Mérida, donde para nuestro pasmo, habían reproducido de manera enfermiza nuestro diseño en todo tipo de soportes que nos mostraban ufanos de habitación en habitación, de pasillos a recepción. Debimos parecerles sin duda poca cosa, un médico de urgencias y diseñador titulado como mi hermano y un servidor, que antes de artista plástico fue abogado, columnista en un semanario cultural de la región y contertulio de la radio autonómica. Nuestro anfitriones, tras el tono paternal con que reconocieron, título de propiedad en nuestra mano, que lo nuestro era nuestro rechazaron, “porque no tenían dinero”, el ofrecimiento de legalizar su situación amistosamente. Se excusaron diciendo que ya entraban en campaña electoral y que no podían cesar la actividad pues llevaban mucho gastado en nuestro diseño y no podían romper así como así. Cuando le informamos que íbamos a solicitar el secuestro judicial de lo explotado indebidamente no parecieron tomarnos en serio. Mi hermano Rodrigo que es científico y que no sabe que en derecho dos más dos nunca son cuatro, les preguntó si su jefe estaba al tanto; inflando pecho dijeron que sí, y convinieron con nosotros en que hablarían con él durante el fin de semana comentándoles nuestra aparición en escena, y nos pidieron que esperáramos al lunes. Obviamente les recordamos que cesaran en la explotación, a lo que sonrieron sin más. Ese fin de semana sacaron de golpe treinta y tantos videos en su canal Youtube, una nueva edición, esta vez de camisas blancas con el diseño bordado y presentaron, con todo bombo, el autobús de campaña con nuestro diseño en plan monumental junto con los lemas de la última campaña del presidente Obama igualmente plagiados.

Pasó el lunes y como era de esperar no se pusieron en contacto con nosotros. Mientras tanto las redes sociales sacaron los cuchillos de paseo y los bombardearon a “memes”. A los pocos días el autobús de campaña quedó encajado en la entrada del casco histórico creo que de Zafra. La alegoría dio para unos cuantos brindis. Como no había nada que  hacer con esos gestores sin gesta, resolvimos mover en prensa nuestra situación y a los pocos días, tanto medios nacionales como regionales de prensa y radio, se hicieron eco de la mala suerte y la lucha de los dos hermanos propietarios y creadores del diseño que usaba en la campaña el PP, porque, ¿se puede tener más mala suerte cuando habiendo salido de tu región en busca de mejores oportunidades, llega el presidente de tu comunidad y usa impunemente y a sabiendas lo que es tuyo sin reconocerlo ni pagarlo? Entre entrevista y entrevista la gente nos reconocía por la calle y nos jaleaba alentándonos. Resolví visitar a fiscales y magistrados conocidos y respetados tras tantos años de ejercicio como abogado para exponerles la situación y pedirles consejo y visión jurídica. Ante la prolija documentación, el asiento registral y la obviedad de la coincidencia plena de los diseños original y plagiado todos se mostraban sorprendidos por el rechazo de la solución por el PP, pidiéndome que me armara de paciencia. Mientras tanto, el error de cálculo de los mandamases y jefe de campaña ante la respuesta dada en todos los frentes a nuestra lucha en la región, les motivó para contestarnos desde los medios, donde uno decía, con todo el victimismo de que es capaz un engominado jactancioso y campero, que éramos unos listos que veníamos de fuera a robar a la región y que Extremadura era para los extremeños. Monago fue inquirido en una rueda de prensa sobre nosotros y dijo que le habíamos pedido un millón de euros por nuestro diseño, a los pocos días un alto cargo lo contradijo quizás por parecerle poco o quizás por saber lo que llevaban ellos gastados, que no lo sé, el caso es que dijo que no, que eran dos millones de euros lo que queríamos. Ahora sí, la gente al pararnos por la calle nos miraba con cierta distancia, algunos decían que éramos ricos, otros, que los invitáramos a la fiesta.

En el ínterin me entrevisté con mi “padre” jurídico, un abogado famoso y extremadamente avezado en los temas penales. Me dijo lo claro que lo veía, pero que era muy importante saber quién lo había hecho, quién era el responsable en última instancia del plagio. A la mañana siguiente, harto quizás de que no les contestáramos ni les diéramos páginas, José Antonio Monago, el secretario general del PP de Extremadura, el Presidente de Extremadura y candidato a la reelección, declaró que una de sus aficiones secretas era el diseño gráfico y que había sido él el autor de nuestra obra. Veinticuatro horas después, interponíamos en los Juzgados de Mérida una querella criminal contra él, contra el PP de Extremadura, contra el gerente del mismo y contra el jefe de campaña de las elecciones autonómicas.

¿Y qué pasó entonces? Los denunciados fueron requeridos por el juzgado, pero la campaña, pese a que se pidió así, no fue secuestrada. A día de hoy ni siquiera han designado abogado que los represente y ya van más de dos meses en que solo dan la callada por respuesta. Nosotros hemos ampliado la querella con nuevos escritos, pruebas y peticiones, pero aún estamos a la espera de que se pronuncien. El tema judicial da sin duda para otra crónica pero no sabemos qué está pasando todavía, así que mejor dejémoslo por ahora de lado. Después de esta aventura solo puedo decir que si el atribulado Kafka fuera español y viviera hoy, sería un pésimo escritor costumbrista. Yo, por si acaso, he comenzado a releerme El proceso.

 

 

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